Inapelable correctivo, sin necesidad de nombrarlo, a Felipe González,

Que metió en cal viva nuestras ilusiones, llegó con el puño en alto y engañó a un pueblo harto del franquismo. El sur, sangre de su sangre, se rindió a la doctrina de un camarada que se hoy se ríe de nuestra miseria desde el caribe fumándose un puro. Su doctrina creó escuela en la Junta de Andalucía, que lleva 40 años comprando votos con el subsidio del desempleo, y ahora la loba Susana disfrazada de cordero grita que vienen los radicales. El final, tan rotundo como el resto de la letra, no puede contener más rabia: “Ay, mi rosita obrera, ya no te llevo en el corazón, a la derecha te mueras, para pagar tu traición”.

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