La zona Norte denuncia nuevos cortes mientras el centro alumbra la Navidad: «¿Dónde está la igualdad?»

Los vecinos de los barrios del distrito afirman sufrir apagones de horas y en calles en las que nunca hubo problemas

Cortes de luz zona NorteEn la zona Norte vuelven a sufrir con intensidad los cortes de luz | Foto: Archivo GD

En Granada existen dos polos energéticos. En uno, se enciende el alumbrado navideño para engalanar las calles de cara a las fiestas; en el otro, pasan horas sin luz. «¿Dónde está la igualdad?», plantea la Asociación de Vecinos del barrio Nueva Cartuja, que denunció la situación a través de sus perfiles en redes sociales. Su presidenta, Rosa García, reconoce a GranadaDigital estar «muy quemada y cansada» en estos días. Los cortes de suministro han vuelto a intensificarse de un tiempo a esta parte, coincidiendo con el desplome de las temperaturas, con lo que la zona Norte está viviendo jornadas «muy complicadas».

«Este año es horroroso otra vez. Llevamos tres semanas de cortes continuos. Le quitan a los vecinos la luz a las ocho de la tarde y se la devuelven de madrugada, todos los días», lamenta García. Apagones que comienzan entre las siete y las ocho de la tarde, y que terminan, en ocasiones, entrada la madrugada. la presidenta de la Asociación de Vecinos de Nueva Cartuja precisa que están registrándose apagones en el entorno de la calle Francisco de Paula Valladar Serrano, la calle Henríquez de Jorquera, el barrio de La Paz y Casería de Montijo. En la primera de estas calles, subraya, «nunca se ha ido la luz». Lo corrobora Laura Guillén, vecina de dicha vía. «En esta zona no se iba antes la luz. Es ahora cuando está empezando», afirma.

Los vecinos han ido recogiendo las incidencias sufridas durante las últimas semanas en un listado, al que ha accedido GranadaDigital. Solo en Cartuja, son nueve los cortes registrados en los últimos 14 días. El 19 de noviembre, 16 vecinos se quedaron sin luz durante casi dos horas, entre las seis y media y las ocho y cuarto de la tarde. Otros tantos permanecieron el mismo lapso de tiempo sin suministro durante los días 20 y 21 de noviembre. El día 23, sufrieron un apagón de madrugada otros 16 granadinos, que, en la misma fecha, se quedaron sin luz también entre las 22:47 y la 1:10 horas de la fecha posterior. El día 24, de 20:30 a 23:37 horas, más de 30 residentes de esta zona se quedaron a oscuras, entre otros incidentes. En Casería de Montijo, las interrupciones ascienden a 20 en diez días.

«Como ha hecho calor, no estaba todo encendido. En el momento en el que empieza el frío, la luz se va. Lo que está pasando ahora es que se va de una zona a otra. ¿A qué se debe esto?», se pregunta Guillén, quien sostiene que le trasladó esta situación a Jacobo Calvo durante la última junta de distrito, este jueves. «Es contradictorio que enciendan las luces de la ciudad y aquí estemos sin suministro. Nos alegramos de que Granada disfrute del alumbrado, pero nosotros también queremos poder encender una lumbre, tener una calefacción o trabajar. Pedimos lo mínimo, tener derecho a aquello por lo que pagamos», argumenta. Rosa García abunda en esta línea. «Todo el mundo tiene que disfrutar de la Navidad, y se tiene que poner el alumbrado, pero que lo disfruten todos. ¿Para qué queremos luces en el centro si mis vecinos no tienen en su casa? ¿Qué clase de fiestas van a pasar?», expone.

Sin solución

Laura Guillén incide en la ausencia de una respuesta efectiva a este problema, que acompaña al distrito Norte desde hace tiempo. «Estamos llamando a Endesa y es muy problemático hablar con la maquinita. Luchamos desde hace muchos años por tener un teléfono 958 al que llamar para que se nos arregle la situación, no se nos hace caso. Los cableados están obsoletos. Endesa no invierte lo que tiene que invertir ni hace lo que tiene que hacer. Nuestros gobiernos están siendo muy permisivos, no están haciendo nada para obligar de una manera contundente a que actúen», lamenta la vecina de la zona Norte, quien se pregunta qué sucedería si «eso pasara en la Gran Vía». «A la media hora o a la hora, ya estarúan las luces dadas, y no sería con esta frecuencia que estamos viviendo», afirma, antes de sentenciar que en la zona están «cansados de visitas, de fotografías y de todo». «Queremos que se actúe».

Diez días con cortes de luz «diarios, repetitivos e insistentes» en La Paz, Cartuja y Casería de Montijo

El Defensor de la Ciudadanía denuncia una nueva oleada de apagones en el Distrito Norte y avisa: «No basta con la voluntad política»

cortes de luz Carlos Gijón

El Defensor de la Ciudadanía de Granada, Manuel Martín, ha denunciado en la mañana de este lunes que tres barrios del Distrito Norte de la capital llevan más de diez días con «cortes de luz diarios, repetitivos y persistentes», una realidad que «afecta a un gran número de familias en pleno mes de diciembre, conculca derechos y no se resuelve a pesar de las múltiples iniciativas que se han impulsado hasta ahora para lograrlo».

 

 

Para Martín, en el trasfondo de esta realidad «existe indiferencia por parte de quienes debieran estar exigiendo a Endesa que acabara con las interrupciones; no basta mostrar voluntad política de eliminar el problema, no basta mostrar apoyo a los vecinos y no basta con hacer declaraciones, mesas de trabajo ni manifiestos: hay que plantarse ante la empresa distribuidora y no salir de sus oficinas hasta que se restituya el servicio y se encuentre una solución definitiva».

 

 

Según datos ofrecidos por vecinos de los barrios y miembros de asociaciones que trabajan en el distrito, los cortes, que arrancaron hace diez días, han afectado a los barrios de La Paz, Cartuja y Casería de Montijo y a bloques enteros de viviendas de calles como Francisco de Paula Valladar Serrano, Mariano Galera, Príncipe Eugenio, Ronda de Alfareros, Pasaje de Teba y Juan de Medina. Al respecto añade que «se ha detectado por vídeos que mandan los afectados y que circulan por redes que en la calle Francisco de Paula Valladar Serrano (Cartuja), hay cajas de bornas con entradas y salidas que parecen no cumplir con la normativa sectorial».

 

 

«Resulta difícil cuantificar el total de familias y el número de vecinos afectados como igualmente es complejo conocer las duraciones medias de estos cortes, pero hay algunos de decenas de horas», ha explicado el defensor, pero no obstante ha asegurado que pedirá información detallada al respecto, pues «carece de sentido que hasta el momento presente no se haya abierto expediente informativo a la compañía, no se hayan impuesto sanciones por incumplimientos en la calidad individual, no se hayan exigido las inversiones a que está obligada ni se haya indemnizado a los afectados por una realidad que provoca cuantiosos daños materiales y morales».

 

 

Manuel Martín considera que «la mejor manera de celebrar mañana el Día de la Constitución en Granada es lograr que se cumplan los derechos recogidos en este texto legal, derechos que están siendo vulnerados como el derecho a una vivienda digna, a la igualdad y no discriminación, a la salud, a la educación, derechos de los consumidores y tantos otros que quedan en entredicho cada vez que la gente está sometida a interrupciones en el suministro de este bien básico fundamental para una vida normal».

 

 

«Inacción de las instituciones e indiferencia de la empresa»

El Defensor de la Ciudadanía ha enmarcado el problema «en la inacción de las instituciones y la indiferencia de la empresa» y en este sentido, ha recordado de nuevo datos que considera importantes para afrontar con firmeza esta realidad.

De un lado la información sobre número de horas y frecuencia de cortes solicitados en su día por la Oficina del Defensor a la Junta de Andalucía y referidos al periodo 2016-2021, unos datos (consistentes en un total de 160.751 registros de incidencias) de cuya lectura técnica se dedujo en palabras de Manuel Martín «una total inobservancia por parte de E-Distribución SLU en materia de calidad individual, que es la referida a cada contador, a cada consumidor».

«En el periodo 2016-2021 hubo una media de tres cortes de luz por hora en el distrito», lo que ha tildado como «demoledor e inadmisible».

La segunda razón en materia de incumplimientos habla del factor «continuidad en el suministro» y al respecto, Manuel Martín ha vuelto a advertir de que «si según la legislación, a partir de un número determinado de cortes, la empresa distribuidora tiene una ‘tarifa plana para cortar’, en verdad, lo que puede estar ocurriendo es que no se da el suministro eléctrico con la mínima continuidad requerida y, en consecuencia, se podría estar impidiendo el acceso a la red de distribución».

El defensor ha hecho especial hincapié en recordar que «no cabe derivar el discurso hacia un fraude eléctrico que, por otra parte, debieran estar preparados para detectar y prevenir». «En plena era de la inteligencia artificial y el big data existen métodos y modelos inteligentes para identificar y prevenir fielmente estas irregularidades; es posible monitorizar la telemedida y localizar termográficamente puntos calientes; es posible asignar cada CUPS (Código Universal de Punto de Suministro, coloquialmente, contador individual) a su correspondiente línea del cuadro de baja tensión, entre otras acciones que debieran estar en marcha hace años si se hubieran hecho las inversiones necesarias en infraestructuras», ha puntualizado.

«Exigir las inversiones»

Para Manuel Martín es importante subrayar que la realidad descrita vulnera derechos de «personas con contrato de suministro, con facturas domiciliadas, con pagos al día» y que, en todos los casos se habla de suministros «esenciales», es decir que gozan de una protección especial en materia de calidad y continuidad a la luz de la Directiva 2019/944 del Parlamento y el Consejo Europeo sobre Normas comunes para el mercado interior de la electricidad.

Así, al volver a señalar «responsables» ha argumentado algunas razones por las que considera preciso «poner el foco» sobre las inversiones a que está obligada la empresa de distribución de energía en Granada, destacando el hecho de que las compañías distribuidoras operen en un mercado regulado en el que «tienen el monopolio de la actividad», y señalando hacia territorios con idéntico problema cuya red de distribución, tiene el mismo titular, como es el caso de Andalucía, Cataluña o Canarias, algo que en su opinión, «no es casualidad».

También ha pedido a las instituciones española, andaluza y granadina que dirijan su mirada a los datos que la propia empresa E-Distribución SLU publica anualmente en sus cuentas de resultados, «datos que si se estudian pormenorizadamente, podrían señalar tiempos de latencia de la calidad del suministro». «En este apartado hay que recordar que cuando Endesa anuncia en los medios de comunicación que destina a transformadores e infraestructuras importantes cuantías, es una verdad a medias dado que no son inversiones sino amortizaciones, y siempre superiores a nuevas inversiones», ha dicho.

Para el defensor de la ciudadanía de Granada «hay que hablar de las inversiones a que está obligada Endesa Distribución, una empresa que el pasado 2021 obtuvo unos ingresos (retribución regulada) de 2.059 millones de euros según publica en sus Cuentas Anuales, ingresos que proceden del pago de las facturas de la luz».

Por ello en sus palabras, «la necesidad actual de inversiones por parte de la compañía para modernizar transformadores y equipos que están obsoletos y acabar con los cortes de suministro continuos es superior a 1.500 millones y la empresa no va a tomar esta decisión a iniciativa propia» y «no va a actuar si las instituciones no inspeccionan ni revisan su actividad ni la obligan a invertir».

Luz, vulnerabilidad y marihuana: el caldo de cultivo detrás de los repetitivos cortes de suministro eléctrico en algunos barrios de Andalucía

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Un centenar de personas protestando el paado 18 de enero en Torreblanca, en Sevilla, contra los cortes en el suministro eléctrico

Un centenar de personas protestando el paado 18 de enero en Torreblanca, en Sevilla, contra los cortes en el suministro eléctrico Europa Press

El problema está identificado pero no termina de solucionarse. Las administraciones públicas, así como las fuerzas policiales y judiciales, saben dónde hay que actuar, pero las necesidades y las infracciones están la orden del día y siguen afectando, muy a menudo, a miles de andaluces que se quedan sin electricidad, sin un suministro básico para poder llevar una vida digna, precisamente en las zonas más vulnerables. Más de un centenar de organizaciones de España han pedido al presidente del Gobierno, al Ministerio para la Transición Ecológica y al Ministerio de Derechos Sociales que se termine de una vez con la constante interrupción del suministro eléctrico que vienen sufriendo al menos una docena de barrios del país, entre ellos ocho de las ciudades de Almería, Granada y Sevilla. “Mal endémico”, “círculo vicioso”, “un problema que se mantiene” son algunas de las expresiones encontradas para la elaboración de esta información a través de la Policía Nacional, la Fiscalía, la compañía Endesa y los vecinos afectados por unos cortes que pueden tener efectos muy graves, como ya han advertido expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas.

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La consecuencia es clara (cortes en el suministro de electricidad) y la causa, al menos desde el punto de vista de Endesa o de la Policía, está en la proliferación de plantaciones de marihuana en barrios humildes, cuyo enorme consumo de electricidad deja continuamente sin suministro a varias zonas de Andalucía por las saturaciones de las redes de distribución. Un negocio que va en aumento, que se extiende a las áreas metropolitanas de las capitales y que no tiene visos de resolución, según las fuentes consultadas. Mientras, familias con la energía eléctrica contratada pagan los platos rotos de un fenómeno generalizado “cuya responsabilidad se ha extendido de manera acrítica al conjunto de las personas que habitan en estos enclaves”, según ha denunciado el Defensor del Pueblo de España en funciones, Francisco Fernández Marugán, a raíz de los prolongados cortes en la Cañada Real, en Madrid, abogando por no victimizar a la mayoría de las personas afectadas.

“¿Por qué no tenemos los mismos derechos que los demás?”

Son las personas directamente damnificadas por los cortes las que están elevando la voz en los últimos tiempos ante las continuas interrupciones de electricidad y están cargando principalmente contra las compañías eléctricas, obligadas a dar suministro a un bloque entero de viviendas aunque los contratos sean minoría en algunos casos. Se trata de un problema social en el que los cortes de luz son solo “la punta del iceberg”, apuntan algunas fuentes consultadas. “Si hay gente que no puede afrontar el pago de unas facturas abusivas, eso no puede servir para tapar que las infraestructuras están abandonadas”, denuncian desde Barrios Hartos de Sevilla, que piden que los servicios básicos como la electricidad se gestionen “desde lo público”. “En Torreblanca y en Polígono Sur están viviendo una precariedad energética que viola los derechos humanos, encontrándose sus hogares sin unas condiciones de vida dignas”, denuncian desde la asociación Yiló.

“Este verano ha sido nefasto como está siendo ahora el invierno”, comenta a elDiario.es Andalucía una vecina de Las Letanías, en Sevilla, que prefiere mantenerse en el anonimato. “En verano perdimos mucha comida porque se nos estropeaba el frigorífico, a mí y a otros vecinos. Y ahora nos tenemos que meter en la cama a las seis de la tarde porque no se aguanta el frío. Hemos tenido que quitar la vitrocerámica y volver a poner el gas. Y esos gastos no nos los ha cubierto nadie”, protesta. “No todo el mundo está aquí sin pagar”, advierte, sin entender “por qué no tenemos los mismos derechos que los demás”. “Hasta que no haya una desgracia…”, lamenta recordando un reciente incendio de un transformador acompañado de explosiones y el conocimiento de que vecinos cercanos han estado 24 horas sin luz. “Se habla mucho de la marihuana o de la gente que no paga, pero somos mucha gente que pagamos y no hay derecho”, añade.

Endesa defiende sus actuaciones y sus inversiones de mejora en aquellas zonas que sufren los daños en sus centros de transformación. En Torreblanca, por ejemplo, el último barrio que se ha levantado contra los cortes, la compañía ha anunciado que llevará a cabo en los próximos dos años actuaciones en las redes de media tensión de este barrio sevillano “afectado por la sobrecarga de la red debido a los enganches ilegales”. Sus medidas, aseguran, “permitirán dotar de una mayor capacidad de suministro a una zona donde el 83% de la energía que se consume se hace de forma fraudulenta”. En Polìgono Sur, que arrastra problemas del mismo tipo, el 20% de los puntos de suministro cuenta con contrato en vigor, mientras que el resto, el 80%, son enganches ilegales a la red, dice Endesa. “No se está solucionando al ritmo que me gustaría ante la ola de frío, pero me consta que la empresa lo está haciendo”, ha dicho el alcalde Juan Espadas, en último pleno municipal.

Según Endesa, en El Puche, en concreto el centro de transformación de la calle Sevillanas, ha ardido tres veces en el último año. En ese barrio almeriense, el 77% de la energía que se demanda se hace de forma fraudulenta y hay bloques enteros de viviendas sin contratos en vigor, detalla la compañía.

“Las eléctricas están articulando una campaña de propaganda para culpabilizar de la situación a los enganches ilegales con el propósito de esconder sus responsabilidades”, replican desde Barrios Hartos de Sevilla. Las mediciones y sensorizaciones de los técnicos de Endesa desprenden “indicios claros” de que en las zonas donde se producen los cortes existen plantaciones de marihuana, con un gran consumo nocturno, aseguran fuentes de la compañía. Esos datos se comparten con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que programan actuaciones que necesitan de una orden judicial para intervenir. “Es un proceso lento”, añaden, pero el fenómeno “se está extendiendo por Andalucía de forma muy rápida” como “una mancha de aceite”. Endesa, aunque en Granada el problema es algo anterior, indica que la cuestión se ha intensificado en los dos últimos años.

Los narcotraficantes tienen más facilidades para establecerse en estos entornos más desfavorecidos, apuntan fuentes conocedoras de la problemática, con viviendas públicas fáciles de ocupar. Mafias internacionales establecidas en narcoviviendas provocan que las dimensiones del asunto se incrementen con el paso del tiempo sin que se vea la luz al final del túnel. Los narcos amenazan incluso a vecinos con necesidades para que acojan “por pura desesperación” alguna de esas plantaciones que engorde el ilícito negocio. Una serie de circunstancias (dificultades socioeconómicas, falta de perspectivas laborales, dejadez de las administraciones) supone el perfecto caldo de cultivo para que sea más fácil el establecimiento de los nacotraficantes en estos lugares y no en otros donde habría más posibilidades y sería mucho más factible denunciar unos hechos similares.

Desde Endesa se insiste en que se vela por que las instalaciones den servicio a los usuarios que tengan contrato, pero añaden que no le corresponde a la empresa la persecución de los presuntos delitos, lamentando que su esfuerzo en mejoras concretas no tengan reflejo ya que se trata de “un círculo vicioso”: “se daña un centro de transformación por la saturación de la red, se pone otro nuevo con más potencia y se quitan los enganches ilegales, pero vuelven a conectarse al día siguiente con más potencia y vuelve a dañarse, y así se repite”.

Parecidos argumentos ofrecen a este periódico desde la Fiscalía Superior de Andalucía, ubicada en Granada y desde donde se apunta a la extensión del problema al área metropolitana y a varias localidades cercanas a la capital. Sabedores de que la cuestión se va extendiendo, al poco tiempo de desarticular una organización en un lugar, vuelve a surgir otro grupo “y el problema se mantiene”, apuntan.

Desde la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional en Sevilla también informan de que el negocio de la marihuana “está viniendo con mucha fuerza” y “semanalmente” realizan actuaciones relacionadas con plantaciones de marihuana en pisos en zonas “habitualmente ligadas a la droga” como Las Vegas o Los Verdes, en el Polígono Sur. Esas intervenciones “han crecido exponencialmente”, aseguran.

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