Katarina Roth: «La UE no debería establecer una compra conjunta de armas, es contraria a sus tratados y valores» (Solo manda la OTAN Y EEUU)

La eurodiputada eslovaca Katarina Roth.

La eurodiputada eslovaca Katarina Roth.  Parlamento Europeo

Katarina Roth Nevedalová (Eslovaquia, 1982) es una eurodiputada de la familia socialdemócrata. Es un verso suelto que discrepa de la respuesta europea a la guerra de Ucrania. En entrevista con Público explica su postura tras un año de bombas cayendo a las puertas de la UE.

Roth un caso sui generis en la UE y en la familia socialdemócrata europea. La sensación y el discurso que impera en Bruselas es que no hay opción alternativa en armar a Ucrania hasta los dientes para su camino hacia la victoria definitiva. Roth se opone al envío de armamento al frente y afea que la UE está abandonando su esencia como proyecto pacifista hacia una organización militar que habla el lenguaje de la fuerza y ya no tanto el de la diplomacia.

Cumplido un año de guerra, la UE ha golpeado a Rusia con las sanciones más potentes de su historia. Está otorgado a Ucrania un apoyo sin precedentes en todos los campos: político, financiero y militar. ¿Cómo valora la respuesta europea a la guerra?

Creo que la UE es un proyecto de paz. La idea de exportar la paz es su principio básico. Para eso es para lo que hemos trabajado durante tantos años. Por ello, es impactante que haya tanta gente en la UE pidiendo armas. Ya tenemos a la OTAN, que tiene un papel militar.

Además, creo que las sanciones que estamos imponiendo a Rusia no están funcionando. Están afectando a las clases más pobres y vulnerables y están provocando no solo una crisis económica, sino energética. No creo que sean la mejor opción. Entiendo a todos los que quieren apoyar a Ucrania, yo también lo reivindico, pero creo que deberíamos apoyarles, no a través de las armas y de la pata militar, sino con ayuda humanitaria y con más llamadas a terminar el conflicto y a la paz. Deberíamos presionar para que ambas partes se sienten en una mesa para ver qué condiciones pueden acordar.

La mayoría de voces en la UE se centran en pedir más y más armas. Todo pasa por ensalzar la parte militar. Todos somos empáticos con los ucranianos que están muriendo allí, pero lo que creo que deberíamos hacer es pedir la paz. Y para que quede claro: no creo que Ucrania debe ceder parte de su territorio.

Y, ¿cuál es su pensamiento sobre el rol del Alto Representante Josep Borrell? Su tono estos doce meses ha sido duro, llegando a hablar de que la OTAN aniquilaría al Ejército ruso o de que la guerra terminará en el campo de batalla. Hay quienes piensan que no es un lenguaje muy diplomático.

Creo que la guerra solo puede terminar en una mesa. No en el campo de batalla. La paz sólo llegará con la deposición de las armas y con el diálogo. Por eso, urgimos a la UE a que lidere conversaciones de paz. No somos una institución de guerra y por ello debemos alentar la diplomacia. La parte militar no es nuestro lugar, no es nuestro papel. Para eso ya tenemos a la OTAN y a los Estados miembros.

Con la guerra de Ucrania, ¿la UE ha desarrollado más su autonomía estratégica o ha aumentado su seguidismo de la línea e intereses de Estados Unidos?

Los Estados Unidos son parte de la OTAN y por ello todos tendríamos que tener una posición común. Pero vuelvo a enfatizar que la UE es un proyecto de paz. El envío de armas o el Ejército europeo no son su lugar. Ese es el lugar de la Alianza Atlántica. Debemos quedarnos donde pertenecemos: una asociación económica. Creo que Pedro Sánchez y el canciller Olaf Scholz son un buen ejemplo de líderes europeo que intentan buscar una solución al conflicto.

Entonces, ¿cree que la UE debería frenar el envío de armas llegados a este punto de la guerra? La Comisión trabaja en una iniciativa para promover una compra conjunta de material bélico -como hizo durante la pandemia con las vacunas-. ¿Cómo reconciliar esta iniciativa con los tratados europeos, que prohíben financiar con dinero comunitario el envío de armas a un país en guerra?

No creo que el envío de armas sea el camino a seguir. La compra conjunta de vacunas no terminó del todo bien. Y las armas son un asunto muy sensible. Entiendo que los Estados miembros lo quieran hacer y lo hagan de forma individual, pero la UE no debería establecer una compra conjunta de armas. Es contrario a sus tratados y a sus valores.

Enfatiza que la prioridad de la UE debe ser buscar y promover la paz. ¿Qué papel está jugando -o no está jugando- la UE en esta línea?

La Unión Europea es el mayor donante de ayuda humanitaria del mundo. Tenemos mucha experiencia y podemos apoyar mucho a la reconstrucción de Ucrania. Deberíamos utilizar nuestra experiencia diplomática para impulsar un alto al fuego ofreciendo una base sobre la que ambas partes puedan debatir. Algunos países como Turquía lo están haciendo.

¿No tiene derecho Ucrania a defenderse de un invasor? ¿No tiene Occidente el deber moral de ayudarle a ello?

Sí, tienen todo el derecho del mundo a defenderse de alguien que les ha invadido. Pero la pregunta es: ¿hasta dónde es suficiente? ¿Cuántas armas más son suficientes? Es cierto que existe una mayoría de líderes europeos que apoyan la línea de continuar el apoyo militar. Pero, por ejemplo, en mi país, si miras a la percepción general de la opinión pública, el 77% de la población se opone al envío de armas. Los eslovacos no tenemos muchas armas y corremos el riesgo de quedarnos desprotegidos.

El ex primer ministro Robert Rico, de su partido socialdemócrata, se ha mostrado contra el envío de armas. Incluso su nombre aparece en listas ucranianas acusado de propagar desinformación en favor de Rusia. Hay voces europeas preocupadas de que llegue al poder de nuevo en las elecciones de septiembre. ¿Cambiaría ello la política exterior de Eslovaquia? ¿Se alinearía más el país con los postulados de Hungría?

Lo que dice Rico es que la parte militar hay que consensuarla en la OTAN. Pero con mucho cuidado para que no se vea arrastrada al conflicto. Esto nadie lo quiere. Sería un choque entre potencias nucleares. Nosotros no difundimos propaganda; la propaganda y desinformación está, de hecho, por todos lados en el conflicto.

Nosotros no tenemos muchas armas que ofrecer. Lo que sí podemos ofrecer es ayuda humanitaria y a los refugiados. No quiero prejuzgar el futuro y cuál sería la postura y la respuesta de un . Pero lo que sí está claro es que nuestra urgencia es la paz y nuestra postura es que enviar armas no es el camino hacia ella. Además, tenemos que pensar en el día de después. Porque habrá un día de después de la guerra. Y ahí debemos ver cuál será nuestra relación y cooperación con Rusia.

¿Cómo anticipa ese día después de la guerra y la relación con Moscú? ¿La UE podrá construir algún tipo de relación con una Rusia gobernada por Vladimir Putin o todos los puentes estarán rotos?

Después de la guerra tendremos que convivir con Rusia. Es un socio estratégico y nuestro mayor vecino. Tenemos que establecer una cooperación. La habrá, seguro. Pero es prematuro anticipar qué forma tomará. Nadie sabe si será con o sin Putin. Es algo de lo que tenemos que hablar. De eso y de la reconstrucción de Ucrania. Hace un siglo nadie imaginaba algo parecido a la UE. Y aquí estamos. Nada es imposible.

Esta semana, Rusia ha anunciado su suspensión del acuerdo de control nuclear New Start dejando un mundo más peligroso e imprevisible. ¿Le preocupa que nos acerquemos a un choque entre potencias nucleares o cree que este es un escenario poco probable?

Creo y espero que no haya una guerra nuclear. Pero estamos entrando en una dinámica peligrosa en la que nadie sabe qué ocurrirá. No somos conscientes del peligro que existe cuando se acorrala a alguien demasiado. Una persona empujada en un rincón, sin opciones, es capaz de hacer lo que sea. Y puede ser muy peligrosa. Tendríamos que tener esto en cuenta cuando emitimos nuestros comunicados y declaraciones sobre la guerra. La UE debe ser muy, muy cuidadosa.

Albares acusa al PP de «involución» por abstenerse en la moción de censura de Vox y Tamames

«Aquí en Bruselas lo que no se entiende es cómo es posible que exista un partido de derechas que no se oponga con claridad y nitidez a una moción de censura presentada por la extrema derecha», afirma el ministro de Asuntos Exteriores.

El presidente de VOX, Santiago Abascal (i), y el candidato de la moción de censura, el profesor Ramón Tamames (d), a su llegada a una comparecencia ante los medios en el Congreso de los Diputados, a 16 de marzo de 2023, en Madrid (España).

El presidente de VOX, Santiago Abascal (i), y el candidato de la moción de censura, el profesor Ramón Tamames (d), a su llegada a una comparecencia ante los medios en el Congreso de los Diputados, a 16 de marzo de 2023, en Madrid (España).  Jesús Hellín / EUROPA PRESS

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha acusado este lunes al presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, de «involución» por abstenerse en la moción de censura presentada por Vox, afirmando que ya se prepara para gobernar con la formación de Santiago Abascal tras las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo.

«Aquí en Bruselas lo que no se entiende es cómo es posible que exista un partido de derechas que no se oponga con claridad y nitidez a una moción de censura presentada por la extrema derecha y cómo se ha producido una involución del PP que ha pasado del no de Casado a la abstención de Feijoo», ha asegurado el titular de Exteriores en declaraciones desde Bruselas donde participa en la reunión de ministros europeos del ramo.

La abstención del PP a la candidatura de Ramón Tamames «solo tiene una lectura» para Alabares y es que el líder del PP ya prepara a su formación para gobernar con Vox. «No quiere molestar a los que son sus socios futuros», ha subrayado 24 horas antes de que arranque la moción de censura.

El titular de Exteriores ha insistido en que la moción es un instrumento constitucional «de primera importancia» y como tal el Gobierno la encara «con mucha seriedad». «Mañana los españoles van a poder ver con claridad dos programas de gobierno para España», ha afirmado, indicando que el proyecto de Pedro Sánchez «mira hacia el futuro» y está «encarnado en valores europeos» y el de «la derecha y la extrema derecha» por su lado «mira hacia el pasado».

La secretaria general del Partido Popular, Cuca Gamarra, ha manifestado este lunes en Bilbao que su partido no participará en el «show político que erosionará la democracia» y ha realizado un llamamiento a desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa en las urnas el próximo 28 de mayo. «No puede utilizarse una moción de censura para una promoción personal o de operación de propaganda a costa de la calidad democrática de nuestro país», ha advertido.

Para Gamarra, la moción de censura «que establece la Constitución», no está siendo utilizada con «la finalidad constitucionalmente establecida, se utiliza como una campaña de marketing y por puro electoralismo».

«Y nosotros en esto no participamos y no participamos porque para nosotros es clave el respeto a las instituciones y el respeto a los instrumentos que nuestra propia democracia nos da. No puede utilizarse una moción de censura para una promoción personal o para una operación de propaganda a costa de la calidad democrática en nuestro país», ha subrayado.

Temas más importantes

La portavoz nacional de CS y coordinadora autonómica en Baleares, Patricia Guasp, ha criticado este lunes que la moción de censura propuesta por Vox hace «perder el tiempo» a otras políticas y temas «más importantes» y además «le hace el juego» al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y también al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo».

Por su parte, Abascal ha asegurado que tiene «la conciencia tranquila» de cara a la moción de censura, al tiempo que ha pedido al Partido Popular que escuche la intervención del candidato propuesto a la presidencia del Gobierno, Ramón Tamames, y replantee su voto.

«Yo estoy tranquilo y, sobre todo, no solo tranquilo de ánimo sino con la conciencia tranquila porque creo que estamos haciendo lo correcto. Creo que los españoles estamos padeciendo el peor Gobierno en muchísimas décadas, cada uno que elija cuantas. Desde luego elijo muchísimas», ha manifestado Abascal en una entrevista en Cadena Cope, recogida por Europa Press.

Esta es la segunda moción de censura que presenta Vox al Gobierno de coalición de Pedro Sánchez en esta legislatura. Y como la primera no prosperará.

Veinte años de la invasión de Irak, la guerra ilegal de EEUU que sembró el caos en Oriente Medio

Se cumplen 20 años de la entrada de las tropas de Estados Unidos y sus aliados en Irak, donde acabaron con la dictadura de Saddam Hussein y abrieron una brecha de inseguridad y caos en Oriente Medio que perdura en nuestros días.

19/03/2023. Manifestantes en contra de la guerra de Irak, a 18 de enero, en Washington.

Manifestantes en contra de la guerra de Irak, a 18 de enero de 2003, en Washington.  Nicholas Roberts / AFP

La guerra que hace veinte años desató Estados Unidos en Irak no terminó en 2011 con la retirada «oficial» estadounidense de ese país árabe. La invasión, acometida sin el permiso de la ONU, dejó un país dividido, destruyó su infraestructura económica y, en lugar de promover la democracia, sentó las bases de un Estado fallido, promovió la tribalización y dejó un caldo de cultivo perfecto para el islamismo radical.

Al tiempo, la larga guerra despejó la entrada del tradicional enemigo de Irak, el régimen fundamentalista iraní, en la política del país árabe y perpetuó su territorio como un campo de batalla entre suníes y chiíes que repercutirá aún muchas décadas en la seguridad regional, desde el Golfo Pérsico hasta el mar Caspio, desde Siria hasta Afganistán.

El reciente pacto promovido por China entre Irán y Arabia Saudí podría frenar el enfrentamiento entre Teherán y Riad en las arenas iraquíes, pero también abre las puertas a una división de facto de Irak.

Irak, un modelo para Putin

Irak fue otro de los fracasos de la agresiva política exterior estadounidense, manifestada antes en Vietnam, Camboya, Somalia, Serbia, Afganistán y Libia, por citar solo un puñado de ejemplos en los que la guerra fue la consecuencia de la diplomacia del caos. En otros lugares, como Latinoamérica, se optó por los golpes de Estado, las acciones paramilitares más o menos encubiertas, la protección de dictaduras militares afines y la desestabilización económica. El objetivo era el mismo: doblegar cualquier conato de desafío, democrático o no, hacia Washington.

La invasión de Ucrania por Rusia hace poco más de un año repite muchos de los patrones de la invasión de Irak por Estados Unidos y la coalición internacional que se organizó a base de mentiras y desinformación sobre la existencia de armas de destrucción masiva en manos del régimen de Saddam Hussein.

La invasión de Irak respondía sobre todo a los intereses geopolíticos y económicos de Estados Unidos, Gran Bretaña y algunos de esos aliados en Oriente Medio. Se abría la espita para que regímenes autocráticos, como el del presidente Vladímir Putin, repitieran esa agresión sobre sus vecinos para sustentar con la violencia sus intereses geoestratégicos.

La ocupación, que duró más de ocho años, cambió totalmente el escenario de Oriente Medio

Incluso el uso por EEUU de mercenarios en la invasión y ocupación de Irak, los Blackwater, por ejemplo, ha sido replicado por Rusia en Ucrania con el Grupo Wagner.

Con unas acusaciones falsas sobre la presunta posesión por el régimen de Saddam Hussein de armas de destrucción masiva (se apuntaba a todo un arsenal de armas químicas), empezaron a entrar en Irak el 20 de marzo de 2003 los 300.000 soldados de la coalición internacional liderada por Estados Unidos con Gran Bretaña como su mano derecha y con países como España cerrando filas entusiasmados por esta desusada cruzada.

La victoria fue rápida y las grandes operaciones bélicas tardaron poco menos de un mes en sentenciar el destino del régimen iraquí. La ocupación, sin embargo, duró más de ocho años y cambió totalmente el escenario de Oriente Medio, dando una preeminencia a las monarquías árabes del Golfo Pérsico, aliadas en su mayor parte de Estados Unidos, que les dejó manos libres en conflictos como el de Yemen.

La guerra de Irak, capítulo central de «la guerra contra el terror»

Si ya el presidente estadounidense George Bush acometió la liberación del Kuwait invadido por Irak con la épica operación Tormenta del Desierto entre agosto de 1990 y febrero de 1991, su hijo George W. Bush, quiso terminar lo que su padre había dejado incompleto (la decapitación del régimen iraquí).

Bush junior ya había puesto en marcha la «guerra contra el terror» que, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en territorio estadounidense, llevó la ira militar de Washington a Afganistán, Irak, Siria, Libia y Yemen, con más de un millón de muertos, en su mayoría civiles en el recuento de víctimas.

En Irak fallecieron entre 100.000 y 600.000 personas

Solo en Irak las cifras de muertos en la guerra son disparatadas, incluso si se toman los datos más optimistas. Entre 100.000 y 600.000 muertos, a causa de la guerra y de la catástrofe humana causada por ésta.

La operación Libertad para Irak llevó a la caída de Saddam Hussein, quien había gobernado su país con mano de hierro desde 1979, y a su ejecución en 2006. Hussein curiosamente había sido un notable aliado de Estados Unidos al contener al régimen de los ayatolás iraníes en la larga guerra de 1980 a 1988. Sin embargo, su invasión de Kuwait en 1990 le puso en la lista de los malvados. Fue entonces cuando se utilizaron las grandes matanzas antaño ordenadas por Saddam contra disidentes y minorías étnicas como otro de los argumentos para derribarlo.

Se acusó a Saddam de tener esas armas de destrucción masiva en sus arsenales (algo que nunca pudo ser demostrado y por cuya falsedad el primer ministro británico entonces, Tony Blair, pidió después disculpas) y se difundieron las sospechas de que podría haber ayudado a la red terrorista islamista Al Qaeda para lanzar los ataques del 11S, otra acusación para la que tampoco hubo jamás pruebas.

Lo cierto es que fueron la caída de Saddam y la posterior salida en 2011 de las tropas estadounidenses las que llevaron a Irak a las fuerzas radicales del Estado Islámico. Las unidades militares estadounidenses hubieron de retomar en 2014 su lucha contra los yihadistas aliados con el Ejército iraquí y otra coalición internacional, hasta su derrota a fines de 2017.

La herencia de Irak en Ucrania

Aunque hoy día se opta por no hurgar en las cosas del pasado para explicar el presente, los fallos de Estados Unidos en Irak, su fracaso en Afganistán e incluso su derrota indirecta en Siria pueden rastrearse en el revanchismo que ha llevado a Washington a convertir la guerra de Ucrania en una contienda por delegación contra Rusia.

Ciertamente el conflicto ucraniano se puede explicar por el despotismo y megalomanía de Vladímir Putin, las amenazas que Rusia ha sentido con el avance de la OTAN hacia sus fronteras y por el desafío lanzado por un país, Ucrania, que no quiso aceptar lo que el sentido común geopolítico recomendaba antes de producirse la invasión rusa, esto es, asumir un papel de Estado neutral y no avanzar hacia el estatus de brazo armado de Estados Unidos ante la frontera rusa.

Pero no solo. Hace 20 años, Washington intentaba controlar Oriente Medio. Ahora pretende hacer lo mismo con Extremo Oriente a costa de los intereses y seguridad de China, y para ello aprovecha la incertidumbre en Europa, área prioritaria para el comercio chino. Con su invasión, Putin le ha puesto en bandeja a la Casa Blanca las circunstancias para apostar por la política de las cañoneras inaugurada por EEUU en el siglo XIX y que ahora enfila hacia Moscú y Pekín.

Sin embargo, todo indica que Washington no aprendió mucho en Irak. Dejó un país devastado e hizo lo mismo en Afganistán, donde la retirada estadounidense en 2021 y la reocupación de Kabul por el ejército talibán parecen remarcar esa estrategia tan estadounidense de entrar en un sitio, provocar el caos, hacer como si se tratara de reconstruir el lugar y después poner los pies en polvorosa y dejar el sitio empantanado. Ahora se pretende hacer lo mismo en Ucrania.

La Corte Penal Internacional de la Haya acaba de emitir una orden de detención contra Vladímir Putin

Bush junior apostó por quitar a Saddam Hussein y lo logró a costa del caos. El presidente Joe Biden apunta ahora a la cabeza de Putin, pero el error de cálculo puede ser en esta ocasión garrafal.

El Tribunal Penal Internacional de la Haya acaba de emitir una orden de detención contra Vladímir Putin por su presunta responsabilidad en la comisión de crímenes de guerra en Ucrania. Pero no fue Putin el primero en desencadenar una guerra injustificada.

Con ocasión del aniversario de la guerra de Irak, se debería recordar que esta contienda la iniciaron, sin el permiso de la ONU, algunos de los países que ahora acusan, con razón, a Rusia de lanzar una invasión ilegal.

Se trató, como en Ucrania, de un uso de la fuerza ilegal para romper el orden establecido y violentar la soberanía de un país. Por tanto, punible por el derecho internacional. Se podría haber incluso sentado en el banquillo a George Bush, al británico Tony Blair o incluso al entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar (los tres de la reunión de las Azores), por dar vía libre a crímenes contra la paz. Por supuesto, esto no ocurrió y nunca sucederá.