El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica publicó el informe ‘EE.UU. y la construcción del golpe en Bolivia’, donde se habla de los intereses relacionados con Washington que operaron para derrocar al dimitido presidente Evo Morales.
Entre los temas que se abordan en este análisis se encuentran los medios de comunicación bolivianos, estadounidenses y europeos que denunciaron «fraude» en las elecciones generales del 20 de octubre, incluso antes de finalizar el conteo, y donde finalmente tacharon de «dictatorial» a Morales.
En el estudio se afirma que medios como la BBC, el New York Times, el Washington Post, The Guardian, France 24 y agencias como Reuters «instalaron que lo normal u obligatorio era ir a una segunda vuelta, aun cuando no se había concluido el conteo de los votos«. Sin embargo, durante casi todo el año las corporaciones de comunicación habían fabricado «matrices de opinión falsas para deslegitimar a Evo».
Este trabajo, elaborado por Silvina Romano, Tamara Lajtman, Aníbal García Fernández y Arantxa Tirado, hace una cronología sobre comunicados de EE.UU., declaraciones y proyectos de ley que influían en las presidenciales de Bolivia, donde Morales ganó en primera vuelta.
Un «fraude» avisado
Según los autores, «detrás de la manufacturación de la idea de ‘fraude electoral'», debe considerarse la importancia geopolítica y geoestratégica del territorio boliviano y la disputa por el acceso y apropiación de los recursos naturales.
En informes de ‘think tanks’ estadounidenses y de Wikileaks, se hablaba del «potencial» de desarrollo del litio en el país andino y su «clima inseguro» como el principal «inhibidor de la inversión extranjera».
«El litio puede convertirse en un problema geopolítico«, decía un texto del Atlantic Council titulado ‘El papel de Bolivia en la transición energética amenazado por la incertidumbre del litio’, donde además se hacía referencia a la presencia de China en la región y su «cierto control» del suministro del metal.
De igual manera, en el documento firmado por varios investigadores se afirma que más de un año antes de las elecciones, Stratfor, una consultora que realiza investigaciones de inteligencia para la Casa Blanca, planteaba en una serie de informes escenarios de disturbios, inestabilidad y posibles sanciones de EE.UU. frente a una victoria de Evo Morales, según explica a RT una de las autoras del informe, Silvina Romano.
«El único escenario posible era el de una segunda vuelta, es decir, ya se venía manufacturando la opinión de que no se iba a aceptar un triunfo del MAS en la primera vuelta», explica Romano, que agrega que esa posibilidad se presentaba como «deseable y probable» por parte del sector público-privado estadounidense, las élites bolivianas y otros grupos empresariales de la derecha latinoamericana.
Papel de la OEA
«La OEA ha tenido un papel protagónico en el golpe de Estado contra Evo Morales de la mano de su secretario general, Luis Almagro», recoge el análisis.
La Misión de Observación Electoral de la OEA, que estuvo como acompañante electoral en los comicios del pasado 20 de octubre en Bolivia, tres días después de las votaciones presentó ante el organismo regional un informe preliminar donde consideraba que «continuaba siendo la mejor opción convocar a una segunda vuelta» ante las presuntas irregularidades halladas en el proceso.
Este señalamiento hizo que diez días después de haberse llevado a cabo los comicios, el Gobierno y la Secretaría general de OEA firmaran un acuerdo que comprometió al país andino a permitir que se realizara una auditoría integral de los resultados y que sus resultados fuesen vinculantes.
El proceso de auditoría, en el que participaron 33 expertos de la OEA acompañados de representantes de México y España, se llevó a cabo y las conclusiones se adelantaron, a pesar de que lo se había acordado con el Gobierno.
Así, el 10 de noviembre, la OEA publicó un comunicado donde instó a anular los resultados de las elecciones y a convocar nuevos comicios. A partir de aquí, y a pesar de que el organismo no puso en duda la victoria de Morales en las urnas, los hechos se precipitaron y el mandatario se vio obligado a dimitir coaccionado por la fuerza armada.