Carlos Romero, extitular del Gobierno de Bolivia, asegura que en 2019 se gestó un plan para apresar al expresidente Evo Morales y “eliminarlo físicamente”.
Según informó el sábado el medio boliviano Los Tiempos, Romero reveló que en 2019, Morales no solamente ya no podía usar el avión presidencial, sino que también había sido “objeto de la insubordinación militar y policial”.
“Un policía pretendía aprehender al presidente Morales cuando todavía era presidente […] había una orden expresa para aprehender al presidente, porque había un plan conspirativo para eliminarlo físicamente y terminar con su vida”, expuso Romero.
Destacó que, de hecho, la Policía Boliviana se insubordinó a la gestión de Morales antes del golpe de Estado que se llevó a cabo en unidades policiales de los nueve departamentos, después del surgimiento de las acusaciones de fraude electoral en 2019, “la actitud de la Policía era pendular”, aseveró.
“La Policía boliviana ya se había insubordinado al ministro de Gobierno y al presidente, mucho antes del motín policial, cuando los controles policiales en el marco de la seguridad electoral fueron fácilmente rebasados, permitiendo que se incendien los tribunales electorales”, remarcó el exministro.
Agregó que otra de las señales de la desobediencia de la Policía en ese año fue la protección y el apoyo que le dieron al entonces candidato presidencial Luis Fernando Camacho, cuando llegó el 6 de noviembre a La Paz. El pasado diciembre, la Fiscalía de Bolivia abrió una investigación contra Camacho por delitos de “conspiración”.
¿Qué pasó en Bolivia en 2019?
Morales renunció al cargo el 10 de noviembre de 2019, pese a haber ganado los comicios presidenciales y con la intención de evitar más derramamiento de sangre en las protestas poselectorales, al cabo de un plan golpista que fue orquestado por la oposición auspiciada por la Organización de los Estados Americanos (OEA) y EE.UU.
Tras su renuncia, Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta interina de Bolivia, pese a no cumplir con los requisitos constitucionales, lo que provocó protestas masivas y una brutal represión policial. El exmandatario primero viajó a México y luego a Argentina donde consiguió el estatus de asilado político.
Sin embargo, un año después, el 9 de noviembre de 2020, regresó a su país luego de que Luis Arce, el candidato de su formación política, el Movimiento al Socialismo (MAS), ganara en primera vuelta las elecciones presidenciales de Bolivia, en octubre pasado, al lograr más del 55 % de los sufragios.