Vamos a llamar a las cosas por su nombre. Hay cosas que se tienen que decir sin anestesia. La fiscalidad, igual que el derecho del trabajo, no es más que la cristalización legal de la lucha de clases. Los derechos de los trabajadores son conquistas. No son el resultado ni de las sonrisas, ni del buen rollito, ni de la cultura del diálogo.

Dialogar es siempre imprescindible y hay que ser educado y amable cuando se dialoga pero sin olvidarte jamás de que quien se sienta enfrente, tiene intereses muy diferentes a los que tú representas. Cualquier sindicalista sabe que sin huelgas y conflictos no hay pacto ni avance posible, por modesto que sea.

Hay que ser consciente de la correlación de fuerzas. Hay que dar los mejores argumentos y convencer pero sin olvidarte jamás que no hay democracia sin conflicto. La cultura del buen rollo, de la concertación, de la conciliación de intereses esconde una verdad histórica demostrada; los avances sociales son el resultado del combate.

Vamos a llamar a las cosas por su nombre. Hay cosas que se tienen que decir sin anestesia. La fiscalidad, igual que el derecho del trabajo, no es más que la cristalización legal de la lucha de clases. Los derechos de los trabajadores son conquistas. No son el resultado ni de las sonrisas, ni del buen rollito, ni de la cultura del diálogo.

Dialogar es siempre imprescindible y hay que ser educado y amable cuando se dialoga pero sin olvidarte jamás de que quien se sienta enfrente, tiene intereses muy diferentes a los que tú representas. Cualquier sindicalista sabe que sin huelgas y conflictos no hay pacto ni avance posible, por modesto que sea.

Hay que ser consciente de la correlación de fuerzas. Hay que dar los mejores argumentos y convencer pero sin olvidarte jamás que no hay democracia sin conflicto. La cultura del buen rollo, de la concertación, de la conciliación de intereses esconde una verdad histórica demostrada; los avances sociales son el resultado del combate.

Con la fiscalidad pasa exactamente igual. Esto no va de que un grupo de expertos diga lo que le parezca. Hay expertos para todos los gustos. Esto va de que los ricos no tienen la más mínima voluntad de pagar más de lo que pagan y de que hace es necesario hacerles pagar, aunque lógicamente no quieran.

Los ricos además ni disimulan ni pierden el tiempo con la cultura del buen rollo. Amenazan sin miedo y demuestran tener algo muy importante en política: conciencia de clase. De la suya ¿Qué me quieres hacer pagar? Me voy a Andorra ¿Qué me vas a investigar el fraude? Pues no invierto ¿Qué me dices que soy un insolidario? Pues para eso tengo periódicos y televisiones que son mías para que digan que no hay nada más horrible para la economía que subirme los impuestos a mí. Además no os quejéis asalariados de mierda; que por cada millón que defraudo dedico 10.000 a regalaros aparatos para el cáncer que llegaran a los hospitales con el logo de mi fundación.

¿Qué es indecente que las teles hagan propaganda de los evasores fiscales que hacen regalos a los pobres? A ver si os enteráis de qué va la política. Esto es lucha de clases y os vamos ganando.