El nuevo presidente Gustavo Petro y su vicepresidenta Francia Márquez abren la esperanza y plantean una política del amor entendida como una política del entendimiento y del diálogo en un país absolutamente fracturado.
Gustavo Petro, presidente. Francia Márquez, vicepresidenta. Así lo quisieron 11.277.407 colombianos y colombianas que hicieron realidad que Colombia vaya a tener su primer Gobierno de izquierdas y popular en casi dos siglos. El Pacto Histórico que lidera Petro obtuvo casi tres millones de votos más de los conseguidos en la primera vuelta y superó en 700.000 a su oponente, el populista Rodolfo Hernández que obtuvo 10.562.894 sufragios.
Unas 14.000 personas celebraron la victoria en el Movistar Arena, sede electoral de Petro, y otras cientos de miles en las calles de Bogotá y de todo el país hasta altas horas de la noche. Pese a que se predecía un resultado muy ajustado, la victoria se empezó a gestar muy temprano, apenas quince minutos después de haber cerrado las urnas, a medida que se iban ofreciendo datos oficiales del conteo de votos.
Gustavo Petro: «El cambio consiste en dejar el odio y los sectarismos atrás. Queremos que Colombia sea una»
Una emocionada Francia Márquez fue la primera en aparecer en el estrado, en compañía de toda su familia, para agradecer a todos y todas aquellas que creyeron, dijo, que era posible cambiar la historia de Colombia, especialmente a la juventud, a las mujeres, al pueblo indígena, al pueblo campesino y a su propio pueblo afrodescendiente.
«Después de 214 años logramos un Gobierno popular, el Gobierno de la gente de a pie, el Gobierno de las nadie y los nadie. Vamos a reconciliar esta nación, vamos a por la paz de manera decidida, vamos a por la dignidad, vamos a por la justicia social y a erradicar el patriarcado, vamos a por los derechos de nuestra madre tierra», señaló esta lideresa social ambientalista que será la primera vicepresidenta negra de Colombia y que convirtió en dogma de fe su eslogan Vivir sabroso que no es más que vivir en paz, sin miedo y con dignidad.
Tras Márquez, apareció el presidente electo Gustavo Petro para decir que era un día histórico porque lo que se venía era un cambio de verdad, un cambio real: «No es un cambio para vengarnos ni para construir más odios ni sectarismos. El cambio consiste en dejar el odio y los sectarismos atrás. Queremos que, en medio de su diversidad, Colombia sea una sola y no dos. Necesitamos la política del amor entendida como una política del entendimiento y del diálogo. El cambio significa que llegó el gobierno de la esperanza«.
Y es que Petro ha propuesto ya un gran acuerdo nacional que tiene que ver con la necesidad de reconstruirse y repensarse como nación. En ese sentido, tendió incluso la mano a sus mayores oponentes ideológicos como el expresidente Álvaro Uribe y también a su opositor político Rodolfo Hernández en pro de la convivencia nacional.
Para Colombia, la victoria de Petro significa una nueva era que rompe con las mayorías conservadoras y las élites que tradicionalmente han dominado el país, lo que supone el fin del llamado uribismo, la corriente política que durante casi 20 años giró en torno a la figura del expresidente Álvaro Uribe y una muy cuestionada forma de gobernar. Petro supo capitalizar el gran descontento social de un país que se vio reflejado en el estallido social de hace un año con el llamado Paro Nacional al que el Gobierno de Iván Duque respondió con una durísima represión.
Las nadie y los nadie
Petro ha propuesto un gran acuerdo nacional que tiene que ver con la necesidad de repensarse como país
La Colombia más feliz este lunes era la que representan los nadie y las nadie de las que siempre habla Francia Márquez. Es decir, aquellas personas que viven en los territorios que más han sufrido y siguen sufriendo la violencia de la guerra y el olvido del Estado durante años. Son los campesinos, los afrodescendientes, las mujeres, los niños y niñas y las poblaciones indígenas que habitan las regiones del Cauca, del Putumayo, de todo el Pacífico y tantas otras.
«Para los pueblos indígenas y muchos sectores sociales el triunfo de Petro es determinante porque su programa político recoge muchas de nuestras propuestas. La presencia de Petro, pero en particular la de Francia Márquez, de alguna manera, impregna esa propuesta política con unas visiones y un trabajo de mucho tiempo y de muchas organizaciones sociales alrededor de temas ambientales, de participación política, de autonomía territorial, de construcción colectiva, de diversidad étnica, de pluralismo político, de respeto a los pueblos indígenas. Es una oportunidad enorme», dice a Público Mauricio Capaz, Consejero mayor del Consejo regional Indígena de la región del Cauca.
Juliana Guerrero, una mujer joven, afro (como Francia) y costeña del Caribe (como Petro), responsable de Juventudes del Pacto Histórico en la región caribeña, explica feliz: «Con Petro va a cambiar la perspectiva de los colombianos respecto a sus nuevas políticas porque lo que plantea es una transformación de raíz para Colombia. La gente se dará cuenta que el miedo que tenían no estaba justificado. Y Francia me representa porque ella, como yo, también es negra, víctima del conflicto armado y ambientalista que defiende la madre tierra. Es un orgullo tener una mujer así como vicepresidenta«.
También está contenta Francely Manrique, una mujer de un barrio popular de Bogotá presente en el Movistar Arena. Tiene toda la fe y las esperanzas puestas en Petro: «Tendrá muchas dificultades por la cantidad de fuerzas que tiene en contra y porque sus políticas pretenden cambiar el modelo económico vigente. No lo va a hacer de manera arbitraria porque es un hombre que respeta la institucionalidad. Y estoy seguro de que mejorará las condiciones de vida y la seguridad de la población, de las nadie y los nadie que decimos».
Mauricio Capaz: «Para los pueblos indígenas y muchos sectores sociales el triunfo de Petro es determinante»
Lejos de Colombia, hay otras «Colombias», la de la diáspora que forman los exiliados y exiliadas que debieron dejar el país por la violencia de la guerra y la violencia política y económica. Hay cientos y cientos de miles viviendo en muchos rincones del mundo, muchos de ellos en España, como Betty Buerto, una defensora de derechos humanos y activista social que pertenece a la Colectiva de Mujeres Refugiadas Exiliadas y Migradas. Su emoción tras conocer la victoria de Petro era enorme. «Para nosotras es sobre todo muy importante que haya una persona como Francia Márquez que se identifica muchísimo con el trabajo que hemos hecho nosotras y eso nos motiva a construir una Colombia diferente, más incluyente, una Colombia que no te desprecie. Nos identificamos mucho con la propuesta de la política de la vida que plantea el Pacto Histórico», manifiesta a Público.
Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, tampoco quiso perderse un momento histórico tan importante para la izquierda latinoamericana y la izquierda del mundo que él tanto defiende. «Hoy Colombia ha expresado sus ganas de cambio. El uribismo es ya una reliquia. Petro no solventará los problemas de Colombia en un año ni en dos porque son cambios que reclaman tiempo y coherencia, pero sí vamos a ver un debilitamiento de las políticas neoliberales, un debilitamiento de la violencia, de la corrupción y una apuesta decidida por la gente más humilde«, declara.
El nuevo Gobierno de Colombia, que comenzará su andadura el 7 de agosto, dice estar decidido a hacer del país una potencia mundial de la vida que se coloque al frente de la lucha contra el cambio climático y trabajar por la paz, la justicia social y la justicia ambiental.