La tierra es el oxígeno de las personas indígenas. La vida de esta cultura milenaria gira en torno a la Pacha Mama, una identidad colectiva estrechamente vinculada con el entorno. Actualmente, en Brasil viven alrededor de 305 pueblos indígenas que suman un total de unas 900.000 personas, de los 214 millones de habitantes del gigante iberoamericano. Además, su Amazonia da cobijo al mayor número de pueblos indígenas no contactados del mundo. Muchos de estos pobladores milenarios han visto deteriorado su hábitat y están condenados a la extinción debido a la tala indiscriminada de selva, la contaminación del agua, minería ilegal, invasiones, y un largo etcétera de actividades que reducen su espacio vital.
El año 2021 estuvo marcado por una profunda y dramática intensificación de la violencia contra ellos, según el último informe del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), Violencia contra los Pueblos Indígenas de Brasil. Muchos viven en vilo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, ven crucial el duelo de este domingo entre Jair Bolsonaro y Lula Da Silva porque marcará su existencia y la sostenibilidad del pulmón de la tierra. El mismo informe, publicado el pasado mes de agosto, denuncia el incremento de invasiones y ataques contra sus derechos constitucionales de pueblos originarios.
Esta tendencia está al alza desde 2018 y se ha afianzado con la llegada de la Administración Bolsonaro en 2019. Dinaman Tuxá es activista, abogado y coordinador ejecutivo de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), la organización de los pueblos originarios más grande en el país. Asegura que se juegan la supervivencia frente a un «intento de extinción». «Nuestro principal objetivo hoy es sacar a Bolsonaro del poder», explica en una entrevista con RTVE.es.
“Ningún gobierno en la historia de Brasil ha beneficiado al completo las agendas de los pueblos indígenas. Todo ha sido un proceso de lucha, conquista y resistencia”, reivindica Luisa (nombre ficticio). Pertenece a Guajajara, uno de los grupos más grandes en Brasil, y tanto ella como su familia sufren amenazas en estos momentos. La diferencia entre Bolsonaro y Lula, matiza, es que el primero «asesina» a los pueblos originarios. «No defendemos a Lula a ciegas, pero nos permitirá luchar por nuestros derechos sin que nos maten», indica.
Bolsonaro no ha demarcado las tierras ancestrales
«Bolsonaro inició el desmantelamiento de las instituciones indígenas y ambientalistas, desmanteló las políticas con competencia de proteger y promover los derechos de los pueblos«, asegura Tuxá.
«Hemos notado un aumento de la violencia contra los pueblos indígenas y la sensación que tenemos es de impunidad. En estos momentos el gobierno federal ya no demarca tierras indígenas, ahora vivimos en un escenario muy similar a la dictadura militar», se lamenta el abogado y activista. Recuerda que el gobierno de Bolsonaro ha intentado aprobar un Marco Temporal que significaría la ilegalización de las tierras indígenas, demarcadas después de la Constitución Federal de 1988. «El líder ultraderechista en la campaña electoral de 2019 prometió demarcar los territorios, pero estamos llegando al final de su mandato sin ninguna demarcación”, dice Luisa.
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«Bolsonaro está muy a favor de la minería no controlada, y con su manera de hablar también da luz verde al desprecio de los indígenas. Ha ignorado el hecho de que ellos son los dueños de sus territorios y que son los mejores conservadores de la naturaleza y del medio ambiente», explica Fiona Watson a RTVE.es. Ella es directora de investigación y campañas de Survival International y está especializada en los pueblos no contactados.
Dice que el líder del Partido Liberal es un «negacionista medioambiental», justifica su política con que pretende sacar de la pobreza a los habitantes de la Amazonia. Además, Watson denuncia que «las multas se han desplomado y el expolio es mucho más acelerado«.
Durante el mandato de Bolsonaro se han multiplicado los conflictos en tierras protegidas y el número de asesinatos de indígenas también se ha intensificado. La muerte del indigenista Bruno Araújo Pereira y del periodista británico Dom Phillips en el río Javarí solo es la punta del iceberg, coinciden los entrevistados: 176 indígenas fueron asesinados desde 2018, según datos de CIMI. En los últimos cuatro años, han aumentado un 180% el número de invasiones a tierras indígenas.
Lula promete crear un ministerio para indígenas
Según Tuxá, las comunidades indígenas votarán a Lula. El expresidente promete crear un ministerio para los temas indígenas si vuelve al poder. «Si creamos el ministerio de la Igualdad Racial, de los Derechos Humanos, de la Pesca, ¿por qué no podemos crear un ministerio para discutir los temas indígenas?«. Lo dijo en un evento, que reivindicaba los derechos indígenas, el pasado mes de abril, antes incluso que comenzara oficialmente la campaña electoral.
«Necesitamos una acción más fuerte. Necesitamos que se restablezcan las políticas encaminadas a la demarcación. Un ministerio puede ayudar en este proceso, pero sabemos que sin un presupuesto ministerial tampoco será efectivo«, opina el coordinador ejecutivo de APIB.
Lula da Silva promete frenar la minería ilegal y la deforestación, en definitiva luchar contra el cambio climático, ya que no es un tema nuevo para él. Si gana, sus anuncios estarán bajo lupa, explica Tuxá, puesto que Lula ya fue presidente y «tomó decisiones muy controvertidas». Durante su mandato, entre 2003 y 2011, contó con Marina Silva, una de las ambientalistas brasileñas más reconocidas. Silva estuvo durante un primer mandato al frente de la cartera de Medio Ambiente, pero se vio obligada a abandonar el cargo porque una vez ya asentado en el poder aprobó la construcción de una hidroeléctrica en Belo Monte.
Una medida que provocó intensas protestas de indios, ecologistas, pescadores y defensores de los derechos humanos. La dimisión de Silva abrió la desconfianza en torno a la protección del medio ambiente, asegura Tuxá. Watson asegura que no solo hacen falta recursos, sino que es necesario que haya una voluntad política. «Lula tardará mucho en recuperar todo el daño que se ha hecho en los últimos años», dice Tuxá.
Luisa considera que aunque gane el izquierdista, su pueblo tendrá que seguir combatiendo la violencia. En estas elecciones lo que está en juego, insiste, es que puedan «ofrecer críticas y resistir sin que nos quiten la vida».
181 candidatos indígenas
En estos comicios las candidaturas indígenas han batido su récord. Al menos 181 personas han decidido presentarse para representar a los pueblos originarios. De hecho, en las elecciones legislativas del 2 de octubre, cinco indígenas, entre los que se encuentran cuatro mujeres, obtuvieron escaños en la Cámara de Diputados de Brasil. Algo que hasta ahora solo habían conseguido Márcio Juruna en los años ochenta y Joênia Wapichana, elegida por el estado de Roraima en 2018.
«Es importante este reconocimiento en términos de representación«, asegura el abogado. Luisa aplaude a las representantes mujeres. «Históricamente, esta especificidad de las mujeres ha sido silenciada dentro de cualquier pueblo indígena y somos nosotras quienes sufrimos las primeras consecuencias de la violencia», recuerda. Normalmente, se utiliza el cuerpo de una mujer indígena como espacio y un medio, agrega. «La violencia sexual es una forma de violar a toda esa comunidad».
Además, explica que cada vez más personas se declaran como indígenas. En estos años distintas organizaciones de derechos humanos han mostrado su preocupación por las comunidades que no están contactadas. «Nos consta que han sufrido mucho bajo la administración de Bolsonaro«, dice la directora de investigación y campañas de Survival International.
En la memoria colectiva dentro y fuera de Brasil han quedado grabadas las imágenes del «hombre del agujero», el último superviviente de un pueblo originario víctima de genocidio durante las décacas de los 70 hasta los 90, y que llevaba 30 años viviendo solo. «Su muerte en agosto es un símbolo de lo que la humanidad es capaz de hacer. Lo que sabe es que es un superviviente de una masacre y la violencia que pretendía exterminar a su pueblo», lamenta.
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Es una pérdida de la diversidad humana, toda la riqueza, sabiduría y lo que es un pueblo. «Hay que garantizar la supervivencia de los pueblos indígenas, ya que son los guardianes de la Amazonia«, defiende Watson. «Muchos chamanes que yo conozco me dicen que están trabajando para salvar y cuidar del bosque, no solamente para nuestros hijos, sino también para nuestros hijos del mundo entero», concluye.
Recuerda, que existen pruebas científicas que aseguran que en aquellos lugares donde hay bosque tropical, los mejores conservadores y cuidadores del medio ambiente son los propios pueblos originarios. El efecto de las políticas del ultraderechista durarán muchos años y ha conseguido relegar a un segundo plano la defensa del medio ambiente, insiste. «Su impacto y heridas pervivirán en los próximos 20 años«, afirma el coordinador ejecutivo de APIB.
Por ahora los sondeos favorecen a Lula y la gran cuestión es qué hará con los territorios indígenas no demarcados. Muchos se preguntan si pondrá fin a las invasiones o potenciará la lucha contra el cambio climático. Luisa enfatiza en que «sin territorio no hay vida».