Pescadores protestan contra Repsol por el vertido de crudo al mar en enero, arrojando peces muertos tintados de negro frente a la sede de esa firma española en Lima.
La multitud, reunida el martes en la capital peruana, representa a unos 3000 afectados de la zona contaminada que aún no pueden retomar su actividad económica en la pesca, comercio o turismo porque sigue habiendo crudo en el mar.
Los manifestantes elevaron enormes pancartas en las que exigían indemnizaciones a la petrolera que causó un gran desastre ambiental cuando un buque cisterna, de bandera italiana, vertió el 15 de enero unos 12 000 barriles de petróleo al mar en la refinería de La Pampilla, en la costa, 30 km al norte de Lima, la capital peruana.
Hasta 15 000 personas se vieron afectadas por el gran derrame. Sin embargo, “el padrón de afectado está compuesto hoy por 10 000 personas aproximadamente”, dijo a la AFP Sandra Rossi, abogada del Frente de Defensa de Chancay, una de las localidades afectadas por el vertido de crudo.
Mientras expertos de Naciones Unidas estiman que el derrame tendría consecuencias durante 10 años, los pescadores demandan “justicia” para sus costas contaminadas y responsabilizan a Repsol por la destrucción de su trabajo.
“No podemos pescar […] tenemos que ir dos o tres días a la chacra a buscar alimentos, por eso pedimos que nos indemnice” expresó el pescador Jaime Cruz García, de 60 años y proveniente de Chancay, donde murieron una cantidad indeterminada de peces y aves marinas por la contaminación.
La semana pasada las autoridades ambientales impusieron a Repsol dos multas por 10,79 millones de dólares. Y en los juzgados civiles peruanos se tramita una demanda por 4500 millones de dólares del Estado peruano contra Repsol y otras cinco empresas solidarias.