El plan del Ayuntamiento de Barcelona para poner freno a la apertura de nuevas casas de apuestas en la ciudad ha funcionado. Desde la aprobación de una normativa municipal que regula esta actividad en 2019, no ha abierto ninguna nueva casa de apuestas en la capital catalana. No pueden decir lo mismo otras ciudades del Estado como Madrid, que ya tiene ocho veces más salas de juego que Barcelona.
Madrid tiene ocho veces más salas de juego que Barcelona
Según un balance realizado por el Ayuntamiento de Barcelona, en la ciudad condal hay 51 casas de apuestas (35 salones de juego, 15 bingos y 1 casino), las mismas que en 2019, el año en que el consistorio prohibió abrir nuevos locales de apuestas para preservar la salud y evitar adicciones. En cambio, en Madrid, en tres años, han abierto 50 nuevas casas de apuestas. Actualmente tiene 428. Esto significa que hay 13 por cada 100.000 habitantes. En la capital catalana, esta cifra se reduce a 3.
La concejala de Salut del Ayuntamiento de Barcelona, Gemma Tarafa, hace un balance positivo de las cifras y vincula la regulación al hecho que no haya crecido el número de este tipo de establecimientos en la capital catalana.
Normativa pionera del Estado
Todo empezó en octubre de 2019, cuando el gobierno de Ada Colau dio el primer paso y aprobó una norma que impedía la apertura de nuevos establecimientos de juegos de azar, salones de juego, bingos y casinos en Barcelona mientras elaboraba una normativa para regular esta actividad en la ciudad.
La decisión se tomó para proteger la salud de los ciudadanos, dado el crecimiento «alarmante» de las adicciones
En abril de 2021, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó un Plan Especial Urbanístico que no prohíbe explícitamente la apertura de nuevas casas de apuestas, pero fija unas condiciones que, a la práctica, hacen que sea muy difícil abrir un nuevo local. En concreto, la norma marca que el establecimiento debe estar a una distancia mínima de 800 metros respecto a cualquier centro educativo -como guarderías, escuelas o universidades-, así como de 450 metros respecto a otros equipamientos como bibliotecas, centros de servicios sociales, centros cívicos, centros de jóvenes y de barrio o centros de salud. Además, la limitación también congela la instalación de estos locales, de forma que sólo cuando se cierra uno se puede abrir otro de nuevo.
La decisión se tomó para proteger la salud de los ciudadanos, dado el crecimiento «alarmante» de las adicciones. Según el informe Adicciones comportamentales, publicado por el Observatorio Español de las Drogas y las Addicciones, en el año 2020 el 63,6% de la población de 15 a 64 años declaró haber jugado dinero de forma presencial el último año, mientras que en 2018 esta cifra se situaba en un 59,5% y en un 37,4% en 2015.
Según la Encuesta de Salud de Barcelona, el 6,5% de los hombres y el 1,7% de las mujeres que viven en Barcelona han hecho un uso problemático del juego durante el último año. Estos porcentajes se incrementan en la población joven y de clases sociales más desfavorecidas. «Son cifras preocupantes que nos han permitido anticiparnos», dice Tarafa.
En este contexto, Tarafa pone en valor que se haya evitado la apertura de más casas de apuestas, por un lado, y que la ciudad cuente con un Plan de Acción sobre Drogas y Adicciones 2021-2024, del otro. Este plan, aprobado en noviembre de 2021, incluye la incorporación de un programa escolar específico dirigido a los alumnos de 4º de ESO para la prevención de los daños que puede provocar la adicción al juego de apuestas.