PUBLICADO EL 10 DE FEBRERO DE 2023
Faltan veintiséis días para el 8 de marzo de 2023; el 8-M, Día Internacional de la Mujer, donde las mujeres y cada vez más hombres celebramos los avances del feminismo y reivindicamos todo aquello que nos falta para alcanzar la plena igualdad de derechos y oportunidades con los hombres.
¿Recuerdan todas las manifestaciones, los millones de mujeres que se llevan concentrando estos año, y lo que reclaman para ellas y para todas aquellas que no pueden estar por trabajo, por cuidados, por enfermedad o por lo que sea? Vamos a hacer un repaso, por si acaso.
Las mujeres nos manifestamos, sobre todo, para acabar con la aberración histórica que nos ha impedido disponer de nuestros cuerpos en libertad por culpa de un sistema de estructuras masculinas que ha normalizado -y España no es una excepción- durante siglos y más siglos embarazos no deseados, trata de mujeres, matrimonios forzados, maltrato machista, agresiones sexuales de todo tipo, vetos para el acceso al voto, al poder público y privado, robos de bebés, vientres deshumanizados de alquiler, acoso sistemático en los trabajos, en las calles, en los lugares de ocio o violencia institucional, entre otras muchas aberraciones.
Si sigue todo como está ahora, este año saldremos a la calle, si les soy sincera, en estado de profunda sorpresa y decepción porque esa ley por la que, años atrás, también salimos a la calle para pedir una protección integral (repito, integral) de las víctimas de violencia contra su libertad sexual, es decir, agredidas sexualmente sin su consentimiento, esa ley es el centro de una batalla campal, sin matices.
Salimos sorprendidas, diría que furiosas, al ver que lo que iba a ser el motivo fundamental de celebración este 8 de Marzo se ha convertido en un motivo de frustración.
En Público queremos mandar un mensaje muy claro a todos los partidos feministas que unas y otras hemos votado por considerarlos así; a todos, a los del Gobierno y a los del resto del arco parlamentario: esta ley no es suya, esta ley es nuestra; es de los millones de mujeres y hombres que han salido a la calle durante años a pedir el fin de la violencia judicial contra las mujeres que, como saben, acaban teniendo que ser ellas las que demuestren su inocencia. Esta ley es del “Hermana, yo sí te creo”, del “Hermana, no estás sola”, del “Hermana, solo sí es sí”.
Y como esta ley es nuestra, nosotras votamos a todos ustedes, partidos feministas, para que nos representen, y además, les pagamos para ello. Por eso, creo que estamos en posición de reclamarles que resuelvan todo esto de una vez y a ser posible, primero, antes del 8-M; segundo, con el menor sufrimiento posible para las mujeres agredidas y para las que desgraciadamente lo serán en un futuro; tercero, con el máximo apoyo a todas las víctimas que se sienten revictimizadas al ver que el sistema -porque es el sistema lo que hay que cambiar-, al ver que este sistema, digo, premia a su agresor, y cuarto, sin dar ni un argumento más a la derecha y a la ultra