El Movimiento Juvenil Palestino exige una enérgica reacción a la reciente violencia israelí en la Mezquita Al-Aqsa y expresa solidaridad con los fieles agredidos.
El grupo activista anti-Israel, con sede en Estados Unidos, convocó a los defensores de los derechos humanos y del pueblo palestino a reunirse en las afueras del consulado israelí en Los Ángeles, California, para expresar su apoyo a los palestinos que enfrentan la escalada de violencia por parte del régimen de Israel.
De esta forma, el Movimiento Juvenil Palestino (PYM, en inglés) se suma a los líderes mundiales, grupos y defensores de los derechos humanos a nivel global que han dejado ver su indignación ante las imágenes registradas al interior de la Mezquita Al-Aqsa, donde el miércoles los fieles que rezaban dentro del recinto fueron atacados por las fuerzas del régimen.
El registro muestra a las fuerzas israelíes irrumpiendo violentamente en el recinto de la Mezquita Al-Aqsa tanto por la mañana como por la tarde. Los militares sionistas lanzaron granadas de aturdimiento, gases lacrimógenos y golpearon con porras a los fieles. En consecuencia, más de 200 palestinos resultaron heridos y otros 400 fueron arrestados.
En paralelo, la Mesa del Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino de la Asamblea General de las Naciones Unidas criticó al régimen sionista por las redadas contra los fieles palestinos en el recinto de Al-Aqsa e exigió a las autoridades israelíes poner término a las acciones ilegales y cumplir con sus obligaciones en virtud de las resoluciones de las Naciones Unidas.
La violencia israelí contra los fieles musulmanes en Al-Aqsa, situada en Al-Quds (Jerusalén), fue ampliamente denunciada por los Estados vecinos, las Naciones Unidas. Los grupos de la Resistencia palestina prometieron que responderían.
Desde la ocupación de los territorios palestinos de Cisjordania en 1697, incluida la zona del este de Al-Quds, el régimen de Israel ha ido restringiendo más y más el derecho de los palestinos a rezar en la Mezquita Al-Aqsa, el tercer lugar sagrado para todos los musulmanes, y por otro, proveen protección a los colonos que realizan rituales judíos en el sagrado recinto, pese a que según lo pactado no tienen derecho a hacerlo.