El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
El secretario general de la ONU reiteró ante el CDHNU su advertencia sobre las graves implicaciones humanitarias de un ataque israelí a Rafah, en el sur de Gaza.
Al intervenir el lunes ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU) en Ginebra (Suiza), António Guterres, subrayó que una eventual ofensiva terrestre del ejército sionista contra el sureño enclave gazatí “asestará un golpe mortal” a las operaciones de ayuda del organismo mundial en la Franja de Gaza.
Al abordar las amenazas del régimen de lanzar una ofensiva terrestre a gran escala contra Rafah, el titular de la Organización de Naciones Unidas (ONU) recordó que esta localidad resultaba “el núcleo de la operación de ayuda humanitaria” en el territorio palestino.
“Una ofensiva israelí total contra la ciudad no solo sería aterradora para más de un millón de civiles palestinos que se refugian allí; pondría el último clavo en el ataúd de nuestros programas de ayuda”, enfatizó el máximo representante de la ONU.
A principios de febrero, funcionarios del régimen de Israel anunciaron sus intenciones de llevar a cabo una ofensiva terrestre contra la ciudad de Rafah, para los primeros días de marzo, justo cuando debe iniciar el Ramadán, mes sagrado para los musulmanes.
En tal sentido, el premier israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que el gabinete de guerra de la entidad sionista aprobará “planes operativos” para la invasión terrestre del sureño enclave palestino.
Con esta operación, Netanyahu cree que Israel logrará la “victoria total” sobre el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS).
Asimismo, Guterres lamentó la ineficacia del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin al derramamiento de sangre en Gaza, al tiempo que reiteró su llamado a un alto el fuego humanitario; “nada justifica el castigo colectivo del pueblo palestino”, aseveró.
Israel desató una ofensiva militar a gran escala contra la Franja de Gaza como represalia por el fracaso sufrido en la operación Tormenta de Al-Aqsa, ejecutada el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), en respuesta a décadas de crímenes de la entidad sionista contra el pueblo palestino.
Los indiscriminados bombardeos y la campaña terrestre del ejército de ocupación han dejado hasta la fecha un saldo fatal cerca de 30 000 muertos y más de 70 000 heridos, así como alrededor de dos millones de civiles desplazados.