Casi todas las fuentes que generan el aire contaminado más mortal en EE.UU. afectan de manera desproporcionada a los ciudadanos de color. Es la conclusión a la que ha llegado un nuevo análisis que confirma lo que otros estudios han señalado previamente: que el diseño de las infraestructuras en el país ha tenido históricamente un componente racista y una de sus consecuencias es el impacto medioambiental.
Nuevas amenazas
El Consejo de la Parroquia de St. James aprobó en 2018 el Proyecto Sunshine, una de las instalaciones de producción de plásticos más grandes del mundo construida por FG LA LLC, una empresa subsidiaria de la compañía taiwanesa Formosa Plastics Group.
En paralelo, el Consejo también aprobó los planes de construcción de complejos de metanol por parte de las empresas YCI Methanol One y South Louisiana Methanol.
Con estos proyectos en marcha, la posibilidad de padecer cáncer «se duplicará con creces» para los residentes de la zona, según los expertos.
Tal y como precisa el informe y según datos de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos, «el riesgo de cáncer en los distritos predominantemente afroamericanos en esa área podría situarse entre los 104 y 105 casos por millón, mientras que el peligro en otros distritos con población predominantemente blanca oscilaría entre el 60 y el 75 por millón».
De este modo, han alertado de que los nuevos complejos petroquímicos agravarán la contaminación del medioambiente y provocarán un impacto adverso desproporcionado en los derechos a la vida, a un nivel de vida adecuado y a la salud de las comunidades afroamericanas.