El Mar Menor yace moribundo a la espera de una solución que nadie parece querer darle. La Fundación Ingenio, que el otro día indicaba que sus clientes les pedían que en los envíos no ponga Murcia sino España, sigue erre que erre. El efecto del Mar Menor es regional y no entiendo como Proexport, cuyo presidente creo que es lorquino, no empieza a pensar que una pequeña parte de la Comarca de Cartagena no puede acabar con la marca que nos engloba a todos.
A costa de repetir lo dicho, los productos agrícolas no son los únicos que se producen en la Región. Conforme el desastre del Mar Menor se vaya conociendo más, la marca Murcia irá arruinándose afectando a otros productos: los cebaderos, la ganadería, llegando a otras zonas como el vino de Jumilla o los melocotones de Cieza. Todo ello por no hablar de los problemas que van a tener los pescadores para colocar sus productos, que están cayendo en precios.
La pérdida de la marca Murcia también ha comenzado a llegar al trasvase, con el problema añadido de que éste no solo riega las tierras cercanas al Mar Menor, sino toda la Región. Sus envíos también se verán sometidos a la presión que supone un desastre ecológico de atención mundial y que tendrá efectos en la política nacional. No olviden que este desastre es digno de un ‘Salvados’ u otro tipo de programa parecido y sus efectos tras la emisión serán iguales o mayores a aquel ‘Informe Semanal’ que acabó sentenciando otro trasvase y que tendrá importantes efectos sobre el turismo regional.
En la zona de los alrededores del Mar Menor, los negocios turísticos están afrontando grandes pérdidas. Estos negocios representan sobre el PIB más del doble que la agricultura de la zona, pero carecen de una organización institucional parecida a la agraria, en parte porque los representantes del sector turístico no sólo ni están ni se les espera. Aquí, descontando cuatro excepciones la sociedad civil, parece colonizada por el poder político. En consecuencia, el turismo está muriendo y con ellos los ingresos derivados. Solo hay que mirar los precios de las casas en alguna de las zonas de alrededor del Mar Menor; lo que traerá problemas a la larga.
Parece claro que para el lobby agrícola la laguna es un vertedero. De ahí que la solución que ande en boca de todos sea la de abrir las golas, como si el intercambio de agua fuera superior a la cantidad de nitratos que vierten y no supusiera de facto la muerte del Mar Menor. La idea anda calando en la sociedad porque se lo crean o no para algunos este desastre es una oportunidad para construir un relato que llevan pensando meses para salirse con la suya. La propia Fundación Ingenio, como han demostrado las recientes noticias, no va dejar ni de colocar su mensaje pagado, ni de presionar para lograr sus objetivos, aunque estos sean arruinarnos a todos.
Piensan que en esta Región todos vivimos de la agricultura, como hacían nuestros bisabuelos. Pretenden que volvamos a tiempos pretéritos y buscan sacrificar a la agricultura, el turismo, la industria y el trasvase por una porción de terreno que rodea el Campo de Cartagena que está matando al Mar Menor. Lo peor no es que un lobby defienda una posición infumable, lo sangrante es ver como algunos políticos paracaidistas y otros murcianos, en especial quienes están en el Gobierno, sean incapaces de pensar en la Región y prefieran empobrecernos para mantener una agricultura que está desmantelando la marca Murcia. Así que nos toca organizarnos y darle voz al Mar Menor y las necesidades de esta Región. Les espero el día que convoquen una manifestación porque el Mar Menor se lo merece.
La pérdida de la marca Murcia también ha comenzado a llegar al trasvase, con el problema añadido de que éste no solo riega las tierras cercanas al Mar Menor, sino toda la Región. Sus envíos también se verán sometidos a la presión que supone un desastre ecológico de atención mundial y que tendrá efectos en la política nacional. No olviden que este desastre es digno de un ‘Salvados’ u otro tipo de programa parecido y sus efectos tras la emisión serán iguales o mayores a aquel ‘Informe Semanal’ que acabó sentenciando otro trasvase y que tendrá importantes efectos sobre el turismo regional.
En la zona de los alrededores del Mar Menor, los negocios turísticos están afrontando grandes pérdidas. Estos negocios representan sobre el PIB más del doble que la agricultura de la zona, pero carecen de una organización institucional parecida a la agraria, en parte porque los representantes del sector turístico no sólo ni están ni se les espera. Aquí, descontando cuatro excepciones la sociedad civil, parece colonizada por el poder político. En consecuencia, el turismo está muriendo y con ellos los ingresos derivados. Solo hay que mirar los precios de las casas en alguna de las zonas de alrededor del Mar Menor; lo que traerá problemas a la larga.
Parece claro que para el lobby agrícola la laguna es un vertedero. De ahí que la solución que ande en boca de todos sea la de abrir las golas, como si el intercambio de agua fuera superior a la cantidad de nitratos que vierten y no supusiera de facto la muerte del Mar Menor. La idea anda calando en la sociedad porque se lo crean o no para algunos este desastre es una oportunidad para construir un relato que llevan pensando meses para salirse con la suya. La propia Fundación Ingenio, como han demostrado las recientes noticias, no va dejar ni de colocar su mensaje pagado, ni de presionar para lograr sus objetivos, aunque estos sean arruinarnos a todos.
Piensan que en esta Región todos vivimos de la agricultura, como hacían nuestros bisabuelos. Pretenden que volvamos a tiempos pretéritos y buscan sacrificar a la agricultura, el turismo, la industria y el trasvase por una porción de terreno que rodea el Campo de Cartagena que está matando al Mar Menor. Lo peor no es que un lobby defienda una posición infumable, lo sangrante es ver como algunos políticos paracaidistas y otros murcianos, en especial quienes están en el Gobierno, sean incapaces de pensar en la Región y prefieran empobrecernos para mantener una agricultura que está desmantelando la marca Murcia. Así que nos toca organizarnos y darle voz al Mar Menor y las necesidades de esta Región. Les espero el día que convoquen una manifestación porque el Mar Menor se lo merece.
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