Cuatro meses después del linchamiento del joven Samuel Luiz en A Coruña, fuentes cercanas al caso consideran que la investigación policial ha desvelado carga probatoria suficiente para argumentar ante un jurado la culpabilidad de quienes están detenidos por su muerte. Pero evitan aclarar si esas pruebas demuestran una motivación de odio en los hechos.

Samuel falleció tras una brutal paliza con patadas, puñetazos e incluso un botellazo en la cabeza, en la madrugada del pasado 3 de julio. Sus presuntos asesinos lo ejecutaron entre insultos homófobos a la salida del pub El Andén, en una zona céntrica frente al paseo marítimo de la ciudad. La agresión fue captada por varias cámaras de tráfico y por las de los teléfonos móviles de varios particulares. Samuel y una amiga suya habían mantenido en el interior del pub una discusión con varias de las personas que luego lo mataron.

Con la investigación policial cerrada, pero con la instrucción judicial todavía abierta, el juez mantiene en prisión a tres de los cuatro varones adultos detenidos por su muerte, y en un centro de menores a otros dos jóvenes. Todos están acusados de haber participado en el linchamiento. Una de las posibles evidencias de que se trató de un crimen homófobo fue que varios de los acusados se reunieron posteriormente en un parque coruñés donde, según una testigo que no los conocía, uno de ellos justificó así la agresión: «¡Puto maricón! ¡Si era un maricón de mierda!».

Otros dos testigos del caso serán los jóvenes senegaleses Ibrahima y Makatelos únicos que intentaron auxiliar a Samuel mientras lo apaleabanPúblico ha intentado contactar con ellos en reiteradas ocasiones a través de una ONG local que colabora con la colonia senegalesa de A Coruña, pero tanto la Policía como los jueces les han pedido que no hagan declaraciones públicas antes del juicio.

Dos de los detenidos por el asesinato están en libertad provisional

El martes pasado, el juez decretó la libertad provisional de uno de los encarcelados, detenido a finales de septiembre y a quien la investigación policial atribuye una posición «de apoyo», y no «de ataque», en la paliza. En julio, la primera jueza que empezó a instruir el caso ya había dejado también en libertad a una chica de 19 años, amiga de los anteriores, a quien no considera partícipe directa en los hechos.

A principios de septiembre, la Audiencia Provincial de A Coruña había desestimado una petición similar de la defensa de otro de los jóvenes adultos detenidos. Los magistrados consideraron que existían «indicios racionales» de su participación «en una agresión brutal» que podría llegar a ser calificada como asesinato, lo que podría conllevar para él «una petición de pena de hasta 25 años de prisión».

También alertaron de que su permanencia en la cárcel era una medida «necesaria y proporcional», teniendo en cuenta la «solidez» de la base inculpatoria respecto a su participación en los hechos y el riesgo de fuga y alteración de pruebas que podría suponer ponerlo en libertad, según informan fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Por ello, los jueces de la Audiencia consideraron necesario «extremar las precauciones para garantizar su enjuiciamiento».

«Nadie debería morir al grito de maricón de mierda»

«Lo que queremos es que la justicia sea justa con todo el mundo», afirma Ana García Fernández, presidenta de la Asociación por la Libertad Afectiva y Sexual (Alas) de A Coruña, que se ha presentado como acusación particular en el caso. García prefiere no pronunciarse sobre si la investigación policial ha podido demostrar que se trató de un crimen homófobo: «El juicio va a ser con jurado popular y no queremos influenciar a nadie ni aparecer como protagonistas de nada. Lo único que queremos es que a nadie le suceda lo que le sucedió a Samuel», añade. «Nadie en este mundo debería morir apaleado al grito de maricón de mierda», defiende la presidenta del colectivo.

En los primeros seis meses de 2021 se registraron 43 incidentes homófobos en A Coruña

Alas presta servicios de apoyo y asesoramiento a las personas que sufren agresiones homófobas, y hace tres años constituyó el Observartorio Coruñés contra la LGTBIfobia, que recoge las denuncias de quienes las han sufrido. Sólo en los primeros seis meses de este año, casi hasta la muerte de Samuel, han registrado 43 incidentes, de los que veintidós, más de la mitad, fueron agresiones verbales o físicas. Y siguen sumando.

La última fue la sufrida el pasado sábado por el actor coruñés Alberte Vello, quien reside en la la localidad coruñesa de Cerceda pero sufrió otra brutal paliza en Vigo, donde prepara un espectáculo. Un hombre lo tiró al suelo a patadas y puñetazos mientras le insultaba: «¡Maricón de mierda! ¡Maricona!». La denuncia de Vello está manos del área especializada en delitos de odio de la Fiscalía de Pontevedra, aunque la policía aún no ha podido detener a nadie por el caso.

Ana García reconoce que el crimen de Samuel ha permitido visibilizar que la violencia homófoba es una realidad que padecen a diario miles de personas. Según el informe anual del Observatorio relativo al 2020, un 8% de las personas LGTBI encuestadas en España han sufrido agresiones físicas o verbales, y un 20% padecen o han padecido discriminación en su ámbito laboral. Dentro del colectivo trans, un 63% sufren discriminación de algún tipo en su vida cotidiana.

«Hace falta más compromiso de las instituciones, porque el discurso del odio está campando a sus anchas por ellas, y lo de Samuel ha sido la máxima expresión de esa violencia. Podía habernos pasado a cualquiera de nosotras», advierte la portavoz de Alas. «Que la muerte de Samuel no haya sido en vano», concluye.