Diversos sectores políticos pidieron que el mayor grupo neonazi de Australia sea declarada una organización terrorista tras revelarse vídeos y audios secretos sobre su violento funcionamiento interno, según los diarios The Age y Sydney Morning Herald y Nine.
Una investigación de los diarios del grupo Nine revelaron vídeos y audios secretos del mayor grupo neonazi y supremacista de Australia, la Red Nacional Socialista (National Socialist Network o NSN) en los que se daba cuenta de su forma interna de operar y el deseo de provocar una guerra racial en el país.
En las evidencias publicadas, este grupo extremista revelaba cómo los integrantes de este grupo
hablaban de sus intenciones deinfiltrarse en la política australiana con el fin de presionar a los legisladores conservadores y llevarlos a la extrema derecha.
Los diarios y medios del grupo Nine indicaron que hasta la fecha no hay indicios de que las discusiones hayan tenido éxito.
Puntos destacados:
The Age, The Sydney Morning Herald y 60 Minutes publicaron el domingo la primera parte de una investigación de ocho meses, que incluía una operación encubierta para infiltrarse en el NSN.
La investigación periodística revelaba las identidades de los miembros más importantes del grupo, su apoyo al terrorista de Christchurch y los sospechosos de terrorismo que están siendo juzgados en Nueva Gales del Sur y Australia.
La ASIO reveló que ella mitad de los casos que investiga están relacionados con extremistas supremacistas.
La ministra del Interior, Karen Andrews, declaró el lunes que las actividades de la Red Nacional Socialista eran preocupantes y advirtió que la amenaza que suponen «los individuos y grupos nacionalistas y racistas extremistas es real y va en aumento», según los medios
La comisión de seguridad e inteligencia del Parlamento Federal Australiano está examinando si el gobierno debe facilitar la prohibición o proscripción de los grupos extremistas. Su presidente, elsenador liberal James Paterson, dijo que el gobierno debe considerar la prohibición de la NSN.
«Australia va muy por detrás de sus aliados en el reconocimiento de la amenaza terrorista que supone el extremismo de derechas», dijo por su lado, la portavoz de asuntos de interior del Partido Laborista, Kristina Keneally, a estos medios.
En una entrevista exclusiva, el jefe de la inteligencia antiterrorista de Australia, Mike Burgess, dijo que la proscripción era una herramienta útil, pero que los grupos neonazis «saben absolutamente cómo funcionan las leyes y están preparados».
En su entrevista con Nine Burgess también reveló que la mitad de los casos más importantes de la ASIO en materia de lucha contra el terrorismo a nivel nacional están relacionados con células neonazis y otros grupos de motivación ideológica, y que su reclutamiento está siendo alimentado y facilitado por la desinformación del COVID-19.
“La táctica de los supremacistas blancos de utilizar la pandemia de coronavirus y otros temas de gran carga como el movimiento Black Lives Matter y el apoyo al ex presidente estadounidense Donald Trump para reclutar y sembrar más opiniones extremistas en la política dominante es cada vez más evidente en las redes sociales, pero es extremadamente raro captar a líderes neonazis discutiendo sus tácticas políticas”, indicaron los diarios
Por ejemplo, indicaron que un extremista identificado como «Dave», quien organiza protestas semanales contra la proscripción y hace circular una aplicación que permite eludir los escáneres de registro de COVID-19. Asimismo, otro vídeo muestra a uno de sus miembros, Brendan Maher, disfrazado bajo una máscara en una reciente protesta contra el bloqueo en Melbourne, gritando insultos antisemitas.
La operación encubierta de Nine también captó a los altos cargos de la red neonazi discutiendo cómo impulsar en el Parlamento a más políticos del molde del ex senador derechista Fraser Anning, así como la captación de nuevos miembros en el contexto de la COVID-19.
No son los únicos
En Australia, aunque los grupos de extrema derecha producen a menudo manifiestos, éstos no tienen ideologías y abrazan diversas formas de pensar y actitudes, que incluyen el neonazismo, el nacionalismo blanco, el anitsemitismo, la supremacía blanca, la homofobia, el neofaciscmo y la islamofobia, según un reciente artículo de la revista de análisis The Strategist hace unos años.
En años recientes además han emergido varios grupos que combinan la actividad en las redes sociales con la actividad callejera intimidatoria, entre ellos Reclaim Australia, Rise Up Australia, the Australian Defence League, the United Patriots Front, True Blue Crew y Antipodean Resistance, así como grupos callejeros de blancos o “hooligangs” de extrema derecha que buscan peleas en las calles, según la revista The Strategist.
En el radar desde hace tiempo
Las autoridades australianas ya han tenido bajo el radar a los grupos de extrema derecha, así como de la extrema izquierda, para evitar un potencial ataque como el ocurrido el 15 de marzo pasado en la ciudad de Christchurch, en donde una sola persona, presuntamente el australiano Brenton Tarrant, fue responsable de un ataque armado contra dos mezquitas que mató a 50 personas, entre ellos niños y adolescentes, y dejó heridas a otras 45.
En su informe anual del año 2017-18, la agencia de inteligencia doméstica de Australia, la ASIO, señaló que “si bien la amenaza de los ataques terroristas perpetrados por actores solitarios continúa, estas amenazas no solamente se refieren únicamente a los extremistas islámicos. Los individuos motivados por otras ideologías, como la extrema izquierda o derecha, estarían considerando un acto terrorista”.
Ya lo había advertido en septiembre de 2017 la legisladora laborista Anne Aly, una musulmana que es experta en contraterrorismo y radicalización quien comentó que el surgimiento de grupos supremacistas no debe sorprender y alertó que organizaciones secretas como Antipodean resistance, que realiza campamentos de radicalización, se están organizando mejor de cara a una guerra racial.
«Para que un acto terrorista suceda, solamente se necesita a una persona», dijo entonces Aly al advertir que incluso las actividades de bajo perfil suponen un peligro para Australia porque radicalizan a la gente joven.