El final del verano ha devuelto a la realidad a la sanidad madrileña, que se resiente por todos los hospitales de la ciudad.
Este jueves, el Hospital Universitario La Paz ha vuelto ha sufrir el colapso de sus trabajadores y sus instalaciones. La sala 1 de urgencias, con una capacidad para 12 camas, albergaba a 25 pacientes. Más del doble de su capacidad para paliar la congestión. «Sigue habiendo camas cerradas hasta que termine el mes de septiembre», dice un enfermero de La Paz a Público.
El hospital madrileño tiene unos números preocupantes en cuanto a las listas de espera. Según los datos de julio, aún no actualizados, 6.076 pacientes pendientes de operación quirúrgica. La demora media en Madrid es de 71,6 días, más de dos meses. Desde que llegó Ayuso al poder, las listas de espera se dispararon un 43%, según un informe de Comisiones Obreras (CCOO).
La Atención Primaria, el primer filtro de la sanidad pública para el tratamiento de los pacientes, se resiente año a año en Madrid y eso acaba por notarse en los grandes hospitales. De hecho, la Comunidad de Madrid es de las pocas comunidades en las que el gasto sanitario en Atención Primaria ha caído en los Presupuestos cuando se comparan los de 2022 con los de 2019. Menos inversión que antes de una pandemia que asoló el mundo.
Desde hace meses, los profesionales de la sanidad pública atribuyen esta saturación de los hospitales al cierre de los Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAPS) por parte del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso desde hace algo más de dos años. Aunque ha prometido su reapertura con otro nombre y con un otro funcionamieto, algo que ha generado muchas críticas al descubrir que algunos de ellos serán reabiertos pero no habrá médicos de guardia.
«Se nota mucho lo de los SUAPS, porque un dolor de muelas que podría ser atendido allí, o unas anginas, ahora vienen a urgencias hospitalarias. Y todo eso es mucho. Eso satura mucho el hospital, porque hay que atenderlos», denuncia una técnica en cuidados del Hospital Puerta de Hierro en Majadahonda.
Preciamente, este hospital, que tiene una de las urgencias más grandes en todo Madrid, ha vivido semanas de importante saturación. «Cuando he salido esta noche al acabar el turno había muchos pacientes pendientes de cama. En el nivel 2 (donde hay pacientes que no están graves), que tiene una capacidad para 18 camas, estaban 28 pacientes. Eso sin contar parte de los sillones, que por las mañanas se llena. Pueden llegar a haber hasta 50 personas», relata esta trabajadora de las urgencias.
Esta semana se reanudaba la actividad política en la Asamblea de Madrid con el debate de estado de la Región y Mónica García, líder de Más Madrid, anuciaba su intención de lanzar una propuesta de ley para reducir las listas de espera de la sanidad pública.
De este modo, se limitaría la espera de las denominadas «intervenciones quirúrgicas» entre 30 y 60 días «según gravedad potencial del diagnóstico». En cuanto a las consultas externas, la espera máxima será de 30 días para una primera consulta y 60 días para consultas sucesivas, en el caso de que sean necesarias. Además, se limita a 21 días el tiempo de espera de «pruebas diagnósticas y terapéuticas». Por último, esta ley garantizaría la atención en siete días en el caso de «diagnósticos con alta sospecha de malignidad».