Al campo de refugiados también han sido trasladado un generador eléctrico, por orden del presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko.
En el campo de refugiados situado en la frontera de Bielorrusia con Polonia han empezado a levantar carpas para que las mujeres y los niños tengan dónde calentarse y comer, reporta Belta, cuyo corresponsal ha sido testigo de los recientes preparativos, entre los que se incluye la distribución de alimentos y de ayuda humanitaria.
En este lugar, cerca de la aldea de Bruzgui, que ahora también cuenta con un generador eléctrico, trabajan actualmente representantes de distintas instituciones gubernamentales y ONGs, así como voluntarios.
La ayuda se ha hecho llegar a los migrantes por orden del presidente bielorruso Alexánder Lukashenko, que describió la situación como una «catástrofe» e instó a ayudar a los más vulnerables, llamando especialmente la atención sobre la gran cantidad de mujeres que se encuentran en sus últimos meses de embarazo.
Durante una reunión del Consejo de Ministros celebrada este jueves, Lukashenko también ordenó llevar leña al campamento, donde las temperaturas rondan estos días los 5 grados. Asimismo, aseguró que las autoridades atenderán a las mujeres embarazadas y les brindarán asistencia médica en los hospitales cuando llegue el momento del parto.
Este jueves, en el campamento situado en territorio bielorruso había 1.790 personas. «No quieren irse de allí. Les propusimos que se fueran de allí», dijo Lukashenko, quien se mostró especialmente preocupado por la llegada del frío ante la proximidad del invierno. «No saben qué es pasar un invierno en los bosques de Bielorrusia», afirmó.
La crisis fronteriza se desató debido al flujo de indocumentados originarios de Oriente Medio que buscan entrar en el territorio polaco a través de Bielorrusia. Polonia y otros países acusan al presidente bielorruso de fomentar la crisis.
«Esto no se corresponde con las ideas de humanismo»
A su vez, el presidente ruso Vladímir Putin se centró este sábado en el aspecto humanitario de la crisis, en especial en el padecimiento de los niños en la frontera: «Francamente, me da pena ver allí a los niños. Miren, la temperatura de noche está por debajo de cero».
El presidente dijo, asimismo, que el comportamiento de los guardafronteras polacos no encaja en las ideas de humanismo declaradas por los políticos occidentales.
«Cuando los guardafronteras polacos golpean a estos migrantes, disparan por encima de sus cabezas con armas de fuego, ponen sirenas y cañones de luz hacia su campamento, donde se encuentras niños y mujeres en sus últimos meses de embarazo, esto no se corresponde con las ideas de humanismo en las que, supuestamente, basa la política de nuestros vecinos occidentales», expresó Putin.