Estudiante de abogacía y divulgadora feminista, es una de las creadoras de contenido referentes en materia de igualdad de España. Como la mayoría de mujeres con visibilidad en redes sociales, sufre violencia y acoso digital: han creado páginas porno con sus fotos, le han suplantado la identidad y han amenazado con violarla, entre otras barbaridades.
Carla Galeote, en una imagen de archivo. — CEDIDA
Estudiante de abogacía y divulgadora feminista, Carla Galeote (Lleida, 2000) es una de las referentes en materia de igualdad en redes sociales de España. Con 367.000 seguidores/as en TikTok, 116.000 en Instagram y 84.000 en Twitter, habla a diario sobre feminismos, salud mental y crisis climática, entre otros muchos temas. También es colaboradora La Base, con la sección El Machistòmetre.
Como la mayoría de mujeres con visibilidad en redes sociales, sufre violencia y acoso digital.
Primero de todo, ¿cómo está?
La verdad es que estoy bien, pero han sido unos días bastante emotivos. Al final, estas cosas te hacen reflexionar sobre la sociedad en la que estamos. No he hecho ningún parón, pero sí que estoy intentando tomármelo todo con un poquito más de filosofía. No siempre hace falta estar al pie del cañón.
A finales de diciembre, usted escribió en un tweet: «Han creado páginas porno con las fotos de mi Instagram, me han amenazado con violarme, me han suplantado la identidad, me han acosado. me han organizado campañas de odio». Esto lo llamamos violencia digital, pero, al final, es pura violencia y puro machismo.
Creo que el machismo es algo que se está adaptando a las nuevas realidades y la nueva realidad es la era digital. Por lo tanto, son cosas que hemos encontrado siempre en nuestra clase o en la oficina. El factor anónimo de las redes sociales y la impunidad que hay, hace que lo percibamos como algo muy grave, pero creo que siempre ha estado. Esas personas siempre han estado. Han estado educadas en una casa, donde, tal vez, son patrones que han visto toda su vida. No es una cosa personal hacia mí, sino que es hacia las mujeres y hacia el conjunto del feminismo.
Usted se encuentra, de repente, con fotos suyas en páginas porno.
Es muy grave y la verdad es que es una cosa que trato muchísimo con mis amigas, con mi familia. Incluso lo trato en terapia. He normalizado unas conductas que no son nada normales. Lo dejé pasar y es bastante grave. Una seguidora me contó que cuando tuvo problemas con su expareja, éste empezó a colgar fotos de ella en una página porno. Un día, la seguidora, revisando la página, vio que había una foto mía. Se trataba de una foto normal, un selfie, en la que había comentarios anónimos diciendo barbaridades de violaciones, etc.
¿Lo ha denunciado?
No, lo dejé pasar. Está el tema de la justicia… Yo sabía que era una cosa muy complicada. Pero al mes hubo una suplantación de identidad de unas capturas de WhatsApp. Eso sí que me pareció que sí que se tenía que parar. Lo estoy hablando con una abogada y estamos intentando formalizar una denuncia.
Habla de una suplantación de identidad. ¿Qué pasó?
Una cuenta anónima puso unas capturas de WhatsApp, con mi nombre, con una foto mía de Instagram, como si fuera mi Whatsapp. En esas capturas yo le decía a mi supuesto novio que me había acostado con Pablo Iglesias. Él me había ofrecido unos cargos importantes en las elecciones, me había ofrecido estar en el Congreso, estaba haciendo un salto político gracias a que yo había hecho favores sexuales. Esas capturas eran tres y se generó un debate en redes sociales sobre si esas capturas eran o no verdad. Cuando yo lo recibí, me reí. Era 25 de diciembre, no dije nada. Me di cuenta a los tres o cuatro días que se volvió una bola bastante grande. Yo no había dicho nada y se me estaba presionando mucho. Al final tuve que hacer aclaraciones de una cosa que me parece tan lógico, que me parecía una pérdida de tiempo.
Todos esos insultos que recibe, mayoritariamente, son relacionados con el hecho de que es mujer. Hay ‘youtubers’ que también reciben mucho odio, pero no está vinculado con el hecho de ser hombre…
Totalmente. Aquí hay un factor que es la libertad sexual. A las mujeres que hacemos política, se nos ataca siempre en el terreno sexual. Además, como una forma de castigo. «Eres una malfollada», «te voy a violar», «ojalá te pille un mena». Tienen una concepción de lo que es la libertad sexual muy punitiva hacia las mujeres. Tú puedes coger a un hombre y le puedes insultar -que además yo lo voy a condenar siempre-, pero nunca le vas a decir: «ojalá te violen». Hay un respeto sexual hacia los hombres, pero no hacia las mujeres.
«Me dicen: «Eres una malfollada», «te voy a violar», «ojalá te pille un ‘mena'»
¿Esta violencia machista digital nos la estamos tomando suficientemente en serio? ¿Estamos legislando de manera adecuada?
No, la verdad es que no. No sabemos la magnitud de lo que es. Creo que como tenemos cierto desconocimiento, no nos lo tomamos en serio. No porque no haya una voluntad. Por ejemplo, con la ley de libertad sexual ya se ha intentado, pero es una cosa que desgraciadamente va lenta y que sufrimos muchas mujeres. No es algo mío, no es algo personal de Carla Galeote. A una chica con 100 seguidores que haga un tweet feminista le pasará exactamente lo mismo. ¿Qué red de apoyo tiene ella?
Estamos hablando de toda la parte negativa de las redes sociales. No obstante, son muchos los mensajes positivos que recibe.
Yo creo que vale la pena estar aquí. Es un debate que hemos tenido en mi casa estas navidades. Mi madre viendo todo el panorama sufre mucho. Me decía que ella lo dejaría. Y yo le decía: el porcentaje de amenazas, de acoso y de insultos es muy ruidoso y asusta, pero es pequeño. Sin despreciar lo que realmente significa el acoso, lo que hemos logrado, hacia dónde estamos yendo, para mí es más importante. Si hay algún momento que tenga que parar lo haré. No es que me crea yo súper esencial. Somos muchas las mujeres que estamos en el feminismo y no necesitamos solamente a una que esté allí. Yo quiero ser abogada, por lo tanto, vamos poco a poco.
Por ejemplo, ¿qué comentarios le han dicho sus seguidores/as que le hayan hecho especial ilusión?
Sobre todo, muchas personas que han empezado a detectar que sus parejas tenían conductas de violencia psíquica o que habían experimentado incluso abusos sexuales. También cuando me vienen personas jóvenes diciéndome que han empezado a ir al psicólogo por la normalización que yo he hecho.
Por otro lado, hay muchas cuentas negacionistas de la violencia machista en redes sociales que llegan a gente joven. Según Fundación FAD Juventud, el 20% de jóvenes varones de entre 15 y 19 años niega la violencia de género y lo ven un «invento ideológico».
Actualmente, con la violencia y la impunidad que hay, tienes que ser muy valiente para estar allí dando la cara. Da igual el número de seguidores que tengas. Tal vez tenemos que mirar cómo apoyamos a esas feministas y qué red creamos para que sea un espacio seguro. Sinceramente, yo he estado replanteándome mucho si vale la pena seguir en Twitter. Yo no quiero ceder el espacio porque de momento lo puedo mantener, pero son espacios tan intoxicados, tan violentos y tan reaccionarios… ¿Estamos haciendo un buen debate y estamos aportando una cosa buena a la sociedad mediante Twitter? Es un debate que yo tengo con compañeras feministas. Hay muchas que se están marchando y yo lo entiendo.
Hay ‘youtubers’ que hacen vídeos de una hora insultándola.
Si tú entras a mi perfil, vas a ver siempre una crítica hacia las ideas, hacia los ideales, hacia la política, hacia una un sistema como es el patriarcal. Con las feministas no pasa eso. No se nos señala nuestro contenido, sino que se nos sexualiza, se nos infantiliza, se nos ridiculiza, se nos chilla. Se nos alteran las imágenes, se nos hacen memes… Atacan a la persona, no a las ideas y esa es la diferencia entre ellos y nosotras. Aquí hay un límite muy claro de lo que debería ser la libertad de expresión.
Usted considera que TikTok es una red social más amable. No obstante, también hay censura.
Hay una censura hacia el feministas. No lo puedo comprobar científicamente, pero lo he visto. Por ejemplo, cuando estamos intentando relatar que ha habido un caso de violación de una manada, hay que explicar los hechos como han sucedido. El lenguaje es exageradamente importante y si tú estás viendo que no lo puedes explicar, tienes que empezar a hablar de contenido +18, modificas tanto la realidad, que ya parece que no estás explicando una violación. Por lo tanto, no podemos señalar las conductas que hay actualmente. Eso es grave y eso es una censura hacia la realidad, que es que nos están asesinando, que nos violan, etcétera, etcétera,
También habla de muchos temas que interesan especialmente a la generación z, como la salud mental. Se muestra muy crítica con los que hablan de «generación de cristal».
Lo odio. Exigir una salud mental digna, exigir un servicio de psicología digno, no creo que sea generación de cristal. Precisamente, creo que es una generación que es muy valiente por mostrar sus debilidades, sus flaquezas y todas las problemáticas que estamos teniendo. Que los porcentajes de depresión y de ansiedad estén subiendo una barbaridad desde la pandemia entre la gente joven. Hablar de que hay 11 suicidios diarios, 200 intentos diarios, que es la causa de muerte principal entre las personas jóvenes. No es ser generación de cristal decir que tal vez, tal vez y solo tal vez, deberíamos empezar a tomárnoslo un poquito más en serio.