El líder progresista obtiene un 48,4% de los votos frente al 43,2% del mandatario ultraderechista en unas elecciones cruciales para la democracia en Brasil.
Simpatizantes de Lula da Silva celebran mientras se publican los resultados parciales de las elecciones brasileñas este 2 de octubre de 2022, en la Avenida Paulista de Sao Paulo (Brasil). —Fernando Bizerra/EFE
El ajustado triunfo del líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva frente al mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro en los comicios de este domingo conduce a Brasil a una segunda vuelta electoral el 30 de octubre, dado que ningún candidato ha logrado traspasar el umbral del 50% de los votos. Lula se ha impuesto a Bolsonaro por un estrecho margen (48,4%-43,2%) con el 100% de los sufragios escrutados. Una victoria agridulce ante un rival con más fortaleza de la que apuntaban las encuestas y que arroja muchas incertidumbres sobre la posibilidad de que Lula acceda a un tercer mandato presidencial.
Según la consultora Datafolha, Lula, candidato del Partido de los Trabajadores (PT), ganaría con el 54% de los votos en la segunda vuelta, pero las encuestas no han acertado en la primera vuelta al haber apostado por un triunfo más amplio del líder progresista. Es probable que haya una transferencia de votos del centroizquierda hacia la candidatura del expresidente (2003-2010). Pero Ciro Gomes, el candidato de ese espacio, apenas ha logrado un 3% de los votos. Bolsonaro, del ultraderechista Partido Liberal (PL), podría arañar apoyos entre los votantes de derecha. Su candidata, Simone Tebet (del Movimiento Democrático Brasileño) ha obtenido un 4,3% de los sufragios.
El bolsonarismo todavía está muy vivo en Brasil y seguirá así incluso con una hipotética derrota de su líder dentro de cuatro semanas. El apoyo de los evangélicos ha sido decisivo para el mandatario. En el país con más católicos del mundo, un tercio de los brasileños se declara evangélico. De ellos, la mitad se decantaba abiertamente por Bolsonaro en una encuesta, mientras que solo el 30% se mostraba a favor de Lula. El poder de este lobby religioso no ha dejado de crecer en Brasil en los últimos años. Los prebostes de estas iglesias poseen muchos intereses en el mundo empresarial, los medios de comunicación y la política. El modelo autoritario, nacionalista y ultrarreligioso que ha implantado Bolsonaro en Brasil ha contado también con el apoyo de los grandes empresarios del agronegocio y un sector de las Fuerzas Armadas nostálgico de la dictadura militar (1964-1985).
Su discurso xenófobo, machista y militarista ha prendido en un amplio segmento de la sociedad brasileña. Durante su mandato, la venta de armas se ha multiplicado y las milicias paramilitares han recuperado el protagonismo de antaño. El antiabortismo, la descalificación del feminismo, la negación de los derechos a los colectivos LGTBI y una exacerbación del nacionalismo han sido los ejes de un discurso del odio que invade las conversaciones de los brasileños en las redes sociales día tras día. Con casi 30 años de trayectoria como diputado en el Congreso, el excapitán del Ejército se presentó a sí mismo como un outsider de la política y el adalid del combate a la corrupción. Contó con el beneplácito de la derecha tradicional, a la que ha fagocitado ahora.
Bolsonaro deja en estos cuatro años de mandato un país más desigual, con un aumento de la pobreza, una economía hundida, una inflación de dos dígitos y una salvaje depredación de la selva amazónica. Su gestión de la pandemia fue catastrófica. Cerró filas con los negacionistas antivacunas y miró para otro lado mientras en el país morían cerca de 700.000 personas por la covid. Para contrarrestar las críticas, el mandatario suele mencionar el programa social aprobado en el último tramo de su mandato y que protege, según el Gobierno, a unos 20 millones de brasileños.
El Brasil de Lula
La agenda de Lula para los próximos cuatro años pasa por relanzar y ampliar el exitoso programa Bolsa Familia, uno de los planes sociales que el expresidente aprobó en su primer mandato y que a la postre sacarían de la pobreza a más de 30 millones de brasileños. Ha prometido también un aumento del salario mínimo (que hoy no llega a los 240 dólares mensuales) para restaurar el poder adquisitivo de las clases trabajadoras, aumentar los impuestos a los ricos y apostar por la industrialización del país.
Mientras cumplía una condena de 12 años en la cárcel de Curitiba, Lula maquinaba ya cómo sería su regreso a la primera línea de la política. Una vez que el Supremo Tribunal Federal anuló las condenas por fallos procesales, Lula anunció su candidatura presidencial y recorrió el país de punta a cabo para reconstruir el tejido político del PT, muy debilitado tras el auge de la derecha. Lula ya había intentado presentarse a una nueva reelección en 2018 pero la Justicia y una serie de intereses políticos y económicos se lo impidieron. Fue imputado sin pruebas concluyentes por haber aceptado supuestamente unos sobornos inmobiliarios por parte de una constructora favorecida por la empresa estatal Petrobras en el marco de la denominada Operación Lava Jato, en la que estaban involucrados empresarios y políticos de distinto signo.
La campaña electoral ha estado marcada por una violencia inusitada, principalmente dirigida hacia los seguidores de Lula. Uno de ellos fue asesinado a tiros por un simpatizante de Bolsonaro. El mandatario, cuyo programa electoral podría resumirse en tres palabras -Dios, patria y familia-, puso en marcha una potente maquinaria de desprestigio de su principal rival en las urnas a través de la difusión de bulos en las redes sociales, como ya hiciera hace cuatro años para batir al entonces candidato del PT Fernando Haddad.
Además de la elección presidencial, este domingo se renovaba en Brasil toda la Cámara de Diputados (513 miembros) y un tercio del Senado, y se elegían a los gobernadores de los 27 estados federativos y sus respectivas asambleas legislativas. La derecha y la ultraderecha iban con ventaja en los estados más poblados, como São Paulo y Río de Janeiro. La composición del nuevo Congreso será determinante para la gobernabilidad del país con un Parlamento tradicionalmente muy fragmentado.
«Da igual lo que diga, porque a los ricos parece darles lo mismo lo que digamos usted o yo; lo que pensemos todos de esa avaricia que no practican la totalidad, pero que todos y todas callan porque les beneficia. Continúe, por tanto, la reforma para la redistribución fiscal, para garantizar la justicia social, pero no la practiquen solo en tiempo de elecciones. Porque necesitamos un sistema robusto y equitativo para siempre. Y los ricos, a llorar si quieren. Comida no les va a faltar» ‘Los tres pies al gato’, por Ana Pardo de Vera.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se postula para la reelección en las presidenciales de 2024. Lo anunció durante el 201 aniversario de la independencia de su país. Hasta aquí, todo bien. Si no fuera por un detalle. ¡Bienvenido al CANAL de Youtube de Público! Periodismo, investigación y compromiso para construir un mundo más igualitario.
Por segunda ocasión en menos de un mes miles de dominicanos reclaman en las calles la eliminación de las Administradoras de Riesgos de Salud.
También los manifestantes reclaman la eliminación de las Administradoras de Fondos de Pensiones y las compañías privadas que dirigen el negocio de la salud y las jubilaciones en el país insular.
Tras la manifestación organizada por el Colegio Médico Dominicano el pasado 6 de septiembre en Santo Domingo, la capital de República Dominicana, el gremio volvió a demostrar su capacidad de convocatoria esta vez en Santiago, la ciudad más importante de la región norte del país.
Los médicos acusan al Gobierno de no impulsar una modificación profunda a la Ley de Seguridad Social por temor a la clase empresarial del país.
En la manifestación participaron delegaciones médicas de toda la región norte, así como representantes de otras organizaciones sociales de la zona.
A la marcha en Santiago se unieron también personas con diferentes condiciones de Salud.
La tercera manifestación del gremio médico en contra de las ARS y las AFP será realizada en la región sur del país en una fecha y ciudad que serán anunciadas próximamente.
La portavoz del PSOE en el Senado, Eva Granados, tras la entrevista con ‘Público’, realizada en la Cámara Alta. —Alfredo Langa
Desde septiembre del pasado año 2021 es la voz del PSOE en el Senado. El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez confió entonces a esta dirigente del PSC la portavocía en esta cámara. Tras la remodelación del pasado mes de julio ella fue la única de las portavoces que siguió en su puesto. Eva Granados (Barcelona, 1975) atiende a Público en una entrevista realizada en el antiguo hemiciclo de la Cámara Alta en un día de alta tensión política en Catalunya: Aragonès destituye a su vicepresident, Jordi Puigneró, y la permanencia de Junts en el Govern y la propia legislatura de Catalunya penden de un hilo.
Estoy entusiasmada de estar en la sala de máquinas del parlamentarismo español, la verdad. Vengo del Parlament, que es un parlamento muy excepcional, con muchas circunstancias difíciles de gestionar… Estar aquí, ayudando a la agenda de reformas, haciendo posibles las propuestas de reformas que hace el Gobierno, que se conviertan y se trasladen al BOE… para mí es un lujo. El PSOE está en un buen momento, el Gobierno está en un buen momento y el presidente y secretario general, Pedro Sánchez, ha hecho un equipo que está funcionando y estamos trasladando al conjunto de la ciudadanía cuál es nuestro proyecto político. Al final, los portavoces, aparte de dialogar y estar en permanente contacto (porque estamos en minoría en las cámaras) con los socios y con el resto de grupos parlamentarios, lo que nos toca es también poder explicar la obra de Gobierno. Y en esas estamos.
Desde las elecciones en Andalucía se ha percibido una nueva estrategia. Por un lado, intentar desgastar a Feijóo y retratarlo. ¿Es acertado denominarlo insolvente? ¿Llega a la ciudadanía?
«La sociedad española esperaba más de Feijóo»
Creo que la sociedad española esperaba más de Alberto Núñez Feijóo. La decepción ha sido, no solamente por parte de los cuadros, ya que también hay esos comentarios dentro del Partido Popular, sino que hasta articulistas de derechas dicen que su principal activo es el silencio. En el momento en el que ha empezado a hacer declaraciones, a posicionarse, se ha visto que o el rey va desnudo o directamente el proyecto que tiene se aleja mucho de esa imagen de moderación que nos intentó vender de entrada.
Ahora conocemos cuál es la gestión del señor Feijóo en Galicia, pero además le conocemos las amistades, las reuniones y las decisiones que ha ido tomando. Tenemos un líder que se descalifica por sí mismo. Trasladarle a la ciudadanía la insolvencia del señor Feijóo o la mala fe forma parte de la comunicación que tenemos que hacer los portavoces del Gobierno, en este caso del proyecto socialista.
Están impulsando medidas como el impuesto a la banca, a las energéticas, está en marcha el impuesto a las grandes fortunas…El presidente ha comenzado a hablar de los poderes económicos…¿Es correcto decir que el PSOE gira a la izquierda en este final de legislatura?
La izquierda en España es el PSOE. Todas las conquistas sociales se han conseguido gracias a un ministro y a un gobierno socialista. Luego quien ha hecho realidad el progreso social y la justicia social en nuestro país somos los socialistas. ¿Ahora estamos explicándolo de una manera diferente? Ahora se ha puesto encima de la mesa cuáles son las dos maneras de gestionar una crisis. Vivimos la crisis del 2008 y tenemos ahora una crisis provocada, primero por la covid, y ahora por la guerra de Ucrania. Y estamos planteándole a la ciudadanía cuáles son las dos maneras: si se reparten las cargas o si se las cargan los de siempre. Hablamos con las palabras que nos entiende todo el mundo, eso nos acerca a la ciudadanía. No estamos haciendo nada que no tuviéramos previsto y no estamos haciendo nada que no sea necesario cuando hay una situación excepcional como la que estamos atravesando.
Ahora mismo estamos inmersos en una batalla ideológica sobre la fiscalidad. ¿Confía en que esta pedagogía sobre los impuestos que están intentando hacer cale en la ciudadanía?
Es un debate que invita muy rápidamente a la desinformación y al populismo porque todo el mundo quiere tener más dinero, pero tenemos que hacer una pedagogía y también denunciar el populismo por parte de la derecha del dinero en el bolsillo. Cuando la derecha habla de tener el dinero en el bolsillo, habla del dinero en el bolsillo de unos cuantos, porque ellos lo que están proponiendo son bajadas de impuestos a los que tienen, a los que más tienen. Yo creo que es el debate más ideológico que se puede tener, y de los más complejos. Cuando el CIS pregunta a la ciudadanía, la gente quiere servicios públicos, y no hay justicia social si no hay justicia fiscal.
«Tienen que pagar los que más tienen, los que más ganan y los que más heredan»
Por tanto, tienen que pagar los que más tienen, los que más ganan y los que más heredan. De entrada, no nacemos todos en el mismo distrito postal, que al final es lo que está marcando en qué clase social vas a estar y en qué clase social van a estar tus hijos. Así que tiene que haber una acción pública para que eso no sea así, para que haya una movilidad social. Es difícil, es áspero, pero yo creo que es imprescindible este debate.
Me pregunto qué hubiera pasado si la pandemia nos hubiera cogido con un gobierno de derechas en España. ¿Qué hubiera pasado con los tres millones y medio de trabajadores que estuvieron en su casa con los ERTE o los autónomos, con el cese de actividad o con los ICO? Comparemos lo que pasó en 2008. Todo eso, ese escudo social, son recursos. Y los recursos no salen de la nada, hay que sacarlos de aquellos que más tienen, más ganan y más heredan.
Granados, en un momento de la entrevista con ‘Público’. —Alfredo Langa
En cuanto a la bajada del IRPF a rentas por debajo de 60.000 euros anunciada este martes por el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ¿no cree que se puede interpretar como que entra en el juego de la derecha en lo relativo a esta materia?
No tienen nada que ver las rebajas de impuestos de patrimonio a lo que está proponiendo Ximo Puig. Yo creo que todos los socialistas estamos en una lógica de mejorar el estado del bienestar. A mí, que me ha tocado mucho comparar los estados de bienestar y cómo funcionan los servicios públicos entre comunidades autónomas, puedo decir que València es una comunidad que, con los recursos que tiene, están siendo muy eficientes los servicios públicos. También se trata de eso: cuánto ingresas y cómo lo gastas, ya que lo dedicas a la atención, a la dependencia, la sanidad, la educación… Son nuestras prioridades y ese es el PSOE esté en el Gobierno que esté y tenga al frente a la persona que tenga.
De cara a las elecciones generales del año próximo y teniendo en cuenta la aritmética parlamentaria actual, ¿les preocupa el estado de salud electoral que pueda tener el espacio de Yolanda Díaz?
Necesitamos que la mayoría social española esté representada en el Parlamento. Y la representamos el Partido Socialista Obrero Español y la representa también el espacio que hay a nuestra izquierda. Todo lo que sea articular y mejorar las organizaciones es positivo para los intereses que representamos la izquierda, nos llamemos como nos llamemos. Yo vengo del sindicato y siempre explico el mismo ejemplo. UGT y CCOO compiten en las empresas por ver quién tiene más delegados, pero luego, a la hora de negociar el convenio colectivo, tienen en el otro lado a la patronal. Yo me lo planteo un poco así. Estamos trabajando por el bien común. Estamos trabajando por la mayoría social y son gobiernos de progreso que tienen que mantenerse.
Por lo tanto, nos queda más de un año para trabajar, para convencer al conjunto de la ciudadanía que más impuestos para los que más ganan, mejores condiciones laborales y mejores servicios públicos y más derechos sociales. Eso es lo que hace, no que un partido o un gobierno sea de izquierdas, que para nosotros es importante, sino que haya una sociedad cohesionada y competitiva. No estamos hablando de extrema izquierda, estamos hablando de países que son más competitivos, que tienen más cohesión social y que a la vez tienen más alta productividad. Y, si miramos las estadísticas, ¿qué países son esos? Los países del norte de Europa donde tienen una alta fiscalidad y una alta productividad. Yo creo que ese es el modelo que defienden los socialistas y necesitamos que haya una izquierda a nuestra izquierda, un espacio que también esté articulado y que tenga su representación.
Teniendo en cuenta la ley electoral, y especialmente las elecciones al Senado, ¿sería posible que se pactaran algunas candidaturas conjuntas en determinadas circunscripciones con el proyecto de Yolanda Díaz?
Nosotros estamos todavía con nuestro programa de reformas y quedan muchos meses por delante. Es algo que no sé si está encima de la mesa, no lo había oído, así que creo que nos queda mucho todavía. Muchas reformas por aprobar y unos Presupuestos Generales del Estado en el 2023 que tienen que ser muy competitivos también para esa mayoría social.
Eva Granados, en un momento de la entrevista con ‘Público’. —Alfredo Langa
En lo relativo a Catalunya, ¿cree que Pere Aragonés debería someterse a una moción de confianza?
«Catalunya tiene dos partidos que están en el Gobierno pero que no gobiernan»
Es que las cuestiones de confianza las promueven los mismos presidentes. El problema que tiene Catalunya es que tiene dos partidos que, en teoría, están en el Gobierno, pero que no gobiernan. Están entre ellos discutiendo, no comparten absolutamente nada y Catalunya está perdiendo una oportunidad de oro en estos momentos, ya que estamos tomando las decisiones que van a marcar la próxima década. Los fondos de Next Generation, la movilización de recursos que hay en estos momentos, los PERTE, etc. Es un momento de oro para que las comunidades autónomas tengan proyectos claros y alineados, y definan sus sectores estratégicos.
Desgraciadamente, Catalunya no está ahí. Esa es la pena que tenemos. También, es lamentable que con la que está cayendo, la práctica del diálogo entre los dos gobiernos no la lleve a cabo el presidente Aragonès, pero es que tiene unos socios (Junts) que, directamente, lo quieren todo y no quieren nada.
En caso de que al final el Govern se rompiese. ¿Qué papel debería de tener el PSC dado que es la fuerza política más votada en la última elecciones? ¿Sería viable que apoyaran a ERC?
«Salvador Illa es la alternativa, no es la muleta de Aragonés»
¿Quién ganó las elecciones en Catalunya? Las ganó Salvador Villa. Aragonès tuvo que hacer varios debates de investidura para conseguir ser president. Luego Salvador Illa es la alternativa, no es la muleta de Aragonés. Y si nos ponemos a contar votos, hubo más catalanes que apoyaron a Illa que a Aragonés. ¿Qué pasa? Que el poder es un gran pegamento y yo creo que Junts y Esquerra, por mucho que gesticulen, les interesa mantenerse en el Gobierno.
Cuando Catalunya vuelva a ser llamada a las urnas, la mayoría que ya tuvo Illa en su día, según dicen las encuestas, volverá; habrá una mayoría socialista. Primero, dudo que rompan. Segundo, necesitamos un Gobierno que gobierne y en Catalunya no lo tenemos. Y tercero, Salvador Villa es la alternativa, no es la muleta.
Hace unos meses, el estallido del ‘caso Pegasus’ copaba la actualidad en las relaciones entre el Govern y Moncloa. Supuso la ruptura de las relaciones con ERC y la Generalitat. Ahora parece que se han retomado. ¿Se da ya por superada esta etapa?
Yo creo que sí. Yo creo que aquello pasó. Creo que en Catalunya han montado una comisión de investigación que no sé dónde va a ir, pero yo creo que aquí lo que hubo son muchas personas que sufrieron esa situación, más que de un gobierno a otro o una formación política a otra. Aquí lo único que se ha demostrado es que hubo un gobierno que montó policías patrióticas. Eso sí que lo hemos sufrido en nuestro país. El Gobierno socialista lo que quiere es concordia, lo que quiere es un reencuentro entre catalanes y entre españoles. Y también mantener una mayoría que apoye esas reformas que estamos llevando a cabo.
Hablando de concordia, ¿en qué punto está la mesa de diálogo? ¿Ha quedado diluida? ¿Cree que sigue siendo necesaria?
«La independencia en Catalunya está bajando sus apoyos»
Este martes fue el debate de política general en Catalunya. Lo estuve siguiendo y creo que se habló poco de independencia. Hay una propuesta ahora de Aragonés que es como un ritornelo. ¿En qué momento, en qué año del procés pidieron lo de la ley de claridad? Es que no va a ningún sitio.
Cuando se le pregunta a los catalanes en el Centre d’Estudis d’Opinió, la independencia está bajando sus apoyos. Y los referéndums que tenemos de referencia por la independencia lo que han traído son más división social allí donde se han producido y han dinamitado absolutamente todo. Así que yo creo que la mesa de diálogo es necesaria entre el Gobierno de España y el Govern de Catalunya, pero más necesaria es también una mesa de diálogo entre catalanes. En 2017 se rompieron muchas cosas, pero sobre todo lo que se rompió es la sociedad catalana y ahí es donde más hay que coser, ahí es donde más hay que buscar lo que nos une y no lo que nos divide.
Eva Granados, en un momento de la entrevista con ‘Público’. —Alfredo Langa
Volviendo a Madrid, ¿desde la llegada de Feijóo al Senado cree que esta cámara ha cobrado más protagonismo del que tenía?
El Senado debería tener más foco, porque es una arquitectura institucional la que tenemos con esta Cámara territorial. Pero es verdad que le faltan reformas para que le den más contenido, eso ya lo sabemos. Pero está tan lejos la reforma constitucional con todo lo que tenemos por delante y la polarización que mejor vamos a pensar en el Senado como esa Cámara donde se pueden hacer debates y se puede ver la pluralidad territorial.
La llegada de Feijóo, lo que ha supuesto es que haya más periodistas durante la sesión de control, pero al señor Feijóo lo vemos poco, por no decir que nada. Viene a votar y poco más. Y, cuando ha pedido un debate y ha venido el presidente a petición propia, ha salido escaldado. Fue a por lana y lo que se vio es que no hay ningún proyecto ni ninguna alternativa.
Creo que el Senado tiene recorrido. Aquí se llega a acuerdos que igual no se conocen tanto. Por ejemplo, sobre el envejecimiento. Hay una ponencia que se aprobó por unanimidad sobre políticas de envejecimiento, otra sobre cambio climático. Es verdad que son ponencias, pero por aquí pasan todos los consejeros de todas las comunidades autónomas y hablamos desde cooperación internacional hasta cambio climático. Tiene poco foco, es verdad. Estamos en un momento en que la política y los medios de comunicación se resumen en un hashtag o en 140 caracteres. Sí, pero al señor Feijóo habría que verlo más a menudo por aquí, trabajando y ganándose el sueldo, que, por cierto, creo que no publica.
¿Qué reformas se deberían de hacer para que esta cámara tuviera más utilidad?
A ver, esta es la cámara que representa territorios y, por lo tanto, creo que deberíamos tener más debates territoriales. Es verdad que, tal y como está organizado el sistema de partidos, al final queda plasmado en el Congreso de los Diputados, pues allí también hay debates territoriales. Es un espacio que podemos aprovechar, que aprovechamos y se puede aprovechar más todavía para generar acuerdos. Y aquí está el señor Feijóo. Podríamos llegar a acuerdos, cosa que, de momento, desde su llegada, no se nota para nada.
Ante la avalancha legislativa que viene por delante, ¿cuáles son los principales retos del grupo socialista?
El principal reto nuestro es que salgan todas las reformas, todas las leyes que vienen. Comparado con de lo que venía yo, lo que tenía conocido en el Parlament donde no se aprobaba casi ninguna ley, aquí cada pleno tenemos dos leyes. La semana pasada aprobamos el voto rogado, la Ley Orgánica de Régimen Electoral General y la ILP del Mar Menor. Esta semana tenemos la Ley del Fondo Amianto y tenemos también la Ley de Memoria Democrática. Es decir, que tenemos leyes de peso importantes y lo que hacemos aquí es que nos pasamos el día practicando lo del diálogo, la negociación y el pacto, porque es lo que se necesita para poder llevar a cabo la tramitación legislativa.
También relacionado con la fiscalidad y los territorios, hay una reforma que está pendiente, la de la financiación autonómica. ¿Veremos esa reforma durante esta legislatura?
«No veo al PP con ganas de sentarse a pactar absolutamente nada»
Nunca antes las comunidades autónomas habían tenido tantas transferencias económicas como en estos años desde la Administración General del Estado. Eso es un hecho. Y tan real es eso como que tenemos un modelo de financiación que hay que reformar. ¿Se dan las condiciones para que eso se lleve a cabo? El Ministerio de Hacienda ha enviado documentos a las comunidades autónomas, que están enviando sus consideraciones. Pero es que tenemos la renovación del Consejo General del Poder Judicial, por ejemplo, bloqueada. Yo creo que la reforma del modelo de financiación son pactos en los que tendríamos que llegar a un acuerdo los partidos grandes y los partidos pequeños y no veo al Partido Popular con ganas de sentarse a pactar absolutamente nada. Por no querer, no quieren ni cumplir la Constitución, que es en lo que estamos ahora. Así que ganas, todas, condiciones, menos. No tenemos un PP con ganas de sentarse a hablar tampoco de eso. De hecho, la consecuencia de lo que dicen es el desmantelamiento de los servicios públicos, que en su mayor parte los están soportando, competencial y financieramente, las comunidades autónomas.
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El acuerdo de coalición sellado en 2019 ya apuntaba la necesidad de elevar los rendimientos de las inversiones de los más ricos a partir de 140.000 euros
María Jesús Montero habla con Pablo Echenique en el Congreso en agosto. Mariscal / EFE
Las dos alas del Gobierno de coalición se encuentran en plena negociación para los próximos Presupuestos Generales del Estado. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya expresó este lunes que las cuentas del próximo año incorporarán una subida fiscal para que las rentas altas aporten más a los ingresos públicos. Entre las opciones que ganan enteros en la negociación se encuentra un aumento de la fiscalidad en los rendimientos del capital en el IRPF, según ha avanzado La Vanguardia y ha confirmado este medio en fuentes de las conversaciones.
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Tal y como ha explicado este medio en su especial sobre La Gran Brecha, el IRPF tiene un sistema doble. El primero, grava a los ingresos procedentes del trabajo, así como las pensiones o las prestaciones sociales. El segundo, más bajo, se aplica a los rendimientos del capital, lo que incluye el cobro de intereses, alquileres o ganancias patrimoniales. Esta diferenciación provoca que el IRPF pierda su progresividad entre las rentas más altas ya que tienen un peso de estos ingresos mucho mayor que el 90% de la población.
El Gobierno tantea así elevar el tipo de IRPF para gravar a las rentas del capital que superan los 140.000 euros, según ha avanzado el diario catalán. Sería la segunda vez en esta legislatura que el Ejecutivo de coalición decide incrementar la presión fiscal de estas rentas, ya que ya aprobó en los Presupuestos de 2021 un nuevo tipo marginal que gravaba a las rentas más elevadas.
La negociación sobre esta pequeña reforma fiscal emprendida por el Gobierno se está negociando en el seno de las conversaciones entre PSOE y Unidas Podemos para formalizar un nuevo acuerdo para los Presupuestos Generales del Estado del año 2023, los que serán presumiblemente los últimos de la legislatura. Sin embargo, no todas las medidas fiscales que se apliquen en esta reforma fiscal irán incluidas en los Presupuestos, ya que algunas precisarán de una tramitación independiente.
En pleno debate sobre la fiscalidad de las rentas altas, el Gobierno ha respondido a las rebajas en el Impuesto sobre el Patrimonio en Comunidades gobernadas por el PP con una propuesta para crear un impuesto a las grandes fortunas. Es una idea que ha expuesto Montero en los últimos días y que gravaría a los grandes patrimonios de manera temporal. Por el momento no se ha planteado la letra pequeña de este nuevo tributo, que en su día había sido rechazado por el PSOE cuando fue propuesto por Podemos en el Congreso.
Se espera que en los próximos días se concreten las medidas fiscales que se acuerden en el seno del Gobierno. Para explorar los cambios, se ha desempolvado el acuerdo de Gobierno de coalición sellado por PSOE y Unidas Podemos a finales de 2019. En él, se incluía un apartado con algunos comentarios genéricos por parte de los firmantes para un “aumento de la progresividad del sistema fiscal”. “El tipo estatal sobre las rentas de capital se incrementará en 4 puntos porcentuales para dichas rentas superiores a 140.000 euros”, exponían los dos partidos en el acuerdo. Además, se añadía que “se estudiará la fiscalidad de las grandes fortunas al objeto de que contribuyan a un sistema fiscal más justo y progresivo”.
La ministra de Hacienda confirmó este martes que habrá una subida selectiva de impuestos coincidiendo con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado al referirse a un “paquete de medidas fiscales” que dará a conocer “en los próximos días”. Montero avanzó detalles de ese paquete más allá de que los retoques a impuestos que ya existen irán en el propio proyecto presupuestario y que las nuevas se plantearán a través de leyes concretas que se tramitarán por la vía de urgencia, según explicó.
La formación nacionalista celebra el aniversario de su asamblea fundacional con el objetivo de asaltar la Xunta de Galicia ampliando su electorado y atrayendo al votante galleguista que apoyaba a Feijóo.
Ana Pontón, en la celebración del Día da Patria Galega el pasado 25 de julio en Santiago. —César Arxina/EUROPA PRESS
El Bloque Nacionalista Galego (BNG) celebra este domingo y mañana lunes el 40 aniversario de su asamblea fundacional, celebrada el 25 y el 26 de septiembre de 1982 en el antiguo frontón de Riazor, en A Coruña.
«Somos la formación política que más se parece a Galicia«, comentaba Pontón el pasado jueves a Público en una conversación celebrada a pocos metros del frontón donde se fundó, cuando ella tenía 5 años, la organización que ahora dirige.
«El proyecto del BNG que hoy puede disputarle al PP la hegemonía en Galicia no es individual, sino colectivo, y engarza con el trabajo de estos 40 años en los que nos hemos ido transformando al ritmo en que lo ha hecho este país», añadía.
El BNG surgió de la unión de una constelación de partidos y organizaciones civiles que tenían en común la lucha antifranquista y la defensa de la identidad y la soberanía de Galicia, pero de muy diversa base ideológica y con un espectro de actividad que iba desde la defensa de los derechos civiles y lingüísticos al feminismo y el ecologismo.
En sus dos grandes polos se situaban los comunistas patrióticos de la Unión do Povo Galego (UPG), fundada entre otros por Xosé Luís Méndez Ferrín y Bautista Álvarez, y los nacionalistas del Partido Socialista Galego (PSG) de Xosé Manuel Beiras, que habían derivado hacia posiciones marxistas desde la socialdemocracia de corte europeo. Todavía sigue siendo una organización con partidos en su seno, pero la mayoría de los militantes lo son a título individual.
Ambas formaciones, que habían pedido el no a la Constitución del 78 al considerar que el modelo autonómico no resolvía las necesidades de Galicia, habían concurrido también en coalición a las primeras elecciones al Parlamento de la comunidad, donde obtuvieron tres diputados que fueron expulsados de la Cámara por negarse a jurar la Carta Magna.
En 1985 se quedaron con uno, Xosé Manuel Beiras, el economista y catedrático de la Universidad de Santiago quien ejercía de portavoz nacional de la formación desde sus inicios y quien se mantendría en ese cargo hasta principios del nuevo siglo.
Beiras fue ampliando el espectro electoral de apoyos al Bloque, que se convirtió en la segunda fuerza de Galicia hasta conseguir 18 diputados en 1997, adelantando al PSOE, y obteniendo en esos años alcaldías de ciudades como Vigo, Ferrol y Pontevedra, y gobernando en otras como A Coruña, Santiago, Lugo y Ourense en coalición con los socialistas. También llegando al Congreso con más de 300.000 votos que le dieron dos escaños, en una lista que encabezaba Francisco Rodríguez, secretario xeral de la UPG.
Además, Camilo Nogueira obtuvo un escaño en el Europarlamento con una candidatura únicamente galega y casi 350.000 votos,el top de apoyo electoral que ha tenido hasta ahora el partido.
De izquierda a derecha, Xosé Manuel Beiras, Encarna otero, Ana Pontón y Alfredo Suárez Canal, el pasado 14 de septiembre en la presentación del documental sobre los 40 años del BNG en Santiago. —Álvaro Ballesteroes/EUROPA PRESS
Las discrepancias entre Beiras y Rodríguez acabaron con la salida de la portavocía nacional y, en 2005, con su dimisión como presidente del Consello Nacional del Bloque. Ese año, con Anxo Quintana al frente, el BNG obtuvo sus peores resultados en lustros, quedándose con trece diputados aunque, paradójicamente, con capacidad para gobernar sumándolos a los 25 del socialista Emilio Pérez Touriño -el Parlamento gallego tiene 75 asientos-, situar a Quintana en la vicepresidencia de la Xunta y hacerse con las consellerías de Industria, Agricultura, Cultura y Vivenda.
Aquel Ejecutivo de coalición acabó con la era Fraga y puso en marcha proyectos ambiciosos, pero en 2009 el bipartito de Touriño se vino abajo cuando el Bloque perdió un diputado y Feijóo logró su primera mayoría absoluta.
A partir de entonces, dimitido Quintana, la formación se vio inmersa en una cruenta batalla interna que culminó en 2012 en la asamblea de Amio (Santiago), donde el Bloque se dividió en dos entre los partidarios de la UPG, que apoyaban la candidatura de Guillerme Vázquez como portavoz nacional y Francisco Jorquera como cabeza de cartel a las autonómicas, y los que defendían al tándem formado por Beiras y el entonces portavoz parlamentario, Carlos Aymerich.
La mayoría de estos últimos acabaron por abandonar la formación y acabarían configurando dos partidos nacionalistas fuera del BNG.
«Fue la situación más dolorosa que he vivido en toda mi vida», narra Encarna Otero, una histórica de la organización, en el documental que el Bloque ha realizado para conmemorar sus 40 años, y en el que hablan algunos de quienes se fueron. «Pero creo que valió la pena«, añade Otero. «Si Galicia está hoy donde está es gracias a aquella asamblea».
El BNG está hoy donde está, pero en 2012 Feijóo logró renovar su mayoría absoluta a pesar de que que sus políticas de recortes habían despertado un enorme descontento y de que la emergencia social de los movimientos ciudadanos estaba empezando a espumar. Aquella escisión quizá le ayudó.
La izquierda nacionalista se presentó dividida a las autonómicas de aquel año: Anova, el partido de Beiras, se alió con Yolanda Díaz en Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), que obtuvo 9 escaños, frente a los 7 del BNG. Cuatro años después, con Pontón como líder y cabeza de cartel elegida pocos meses antes, cayó hasta 6 diputados, mientras la sucesora de AGE, En Marea, aumentaba su liderazgo.
Desde entonces y en apenas un lustro, el Bloque ha recuperado e incluso superado el empuje que tenía en los tiempos de Beiras, y ha devuelto al Parlamento Gallego su tradicional configuración en tres único grupos: conservador, nacionalista y socialista.
«El cambio en el BNG tenía que venir desde dentro, tenía que protagonizarlo Ana Pontón», afirma Aymerich, hoy secretario xeral de la Universidade de A Coruña, en referencia a los vínculos de la nueva portavoz nacional con la UPG.
Ana Pontón y Alfonso Rueda, el pasado 6 de septiembre. —Álvaro Ballesteros/EUROPA PRESS
«Estoy muy contento y muy esperanzado, ya no soy militante del Bloque pero sigo siendo votante y ‘apoyante’. Ana es una óptima candidata, tiene todo para ser la primera mujer presidenta de Galicia y yo me alegro de que lo que algunos defendíamos hace años se ahora lo que ella propone, concluye el exportavoz parlamentario del Bloque.
Órdago
La transversalidad de Pontón hace aún desconfiar a alguna parte de la militancia, pero el órdago que lanzó hace un año advirtiendo de que no seguiría al frente del proyecto si el BNG no cerraba filas en torno a la forma que ella planteaba para arrebatarle el poder a Feijóo -un discurso centrado en el cambio y en la defensa nacional de Galicia, pero alejado de cualquier tesis independentista que pudiera complicar la ampliación del electorado del Bloque-, surtió efecto. Ella lo llamó «período de reflexión».
«Lo que Ana no quería es que hubiera parte del partido que se conformara con obtener un buen resultado en las próximas elecciones para seguir ejerciendo de eterna oposición», explica una fuente próxima a Pontón. «Ella está convencida de que el BNG puede presidir la Xunta, y ha logrado convencernos a todos de que no es una boutade», añade.
«El BNG ha recuperado la autoestima del pueblo gallego, por eso cada vez hay mas gente que se identifica con nosotros. La utilidad del Bloque está en defender el orgullo de la Matria, de as gallegas y gallegos. Lo mejor está por venir porque tenemos ganas, capacidad de trabajo, responsabilidad y lucha«, concluye la eurodiputada Ana Miranda.