La policía del Estado de Chile, conocida como Carabineros, reconoció que destruyó los videos que registraron el momento en que el joven mapuche, Camilo Catrillanca, es asesinado por un grupo de efectivos el pasado miércoles 14 de noviembre.
Si bien altas autoridades de Carabineros habían indicado en un comienzo que los policías no portaban cámaras al momento de realizar el allanamiento a la comunidad mapuche donde fue muerto Catrillanca, este domingo la información fue desmentida por el ministro del Interior de Chile, Andrés Chadwick.
Uno de los oficiales «que participó en la muerte de Camilo Catrillanca sí portaba una cámara para registrar el procedimiento», afirmó el ministro, añadiendo que, posteriormente, la cámara «fue escondida y su tarjeta de memoria fue destruida por el uniformado, por lo que dicho registro ya no existe».
Ante lo sucedido, el Gobierno chileno informó que cuatro funcionarios de Carabineros, relacionados con la destrucción intencional de las evidencias, fueron dados de baja de la institución policial.
Asimismo, el jefe de Orden y Seguridad de la Araucanía, Mauro Vicctoriano y el prefecto de Fuerzas Especiales (grupo especializado dentro de Carabineros), Iván Contreras, presentaron sus renuncias por la responsabilidad de mando que les cabe en los hechos.
Chadwick indicó que el proceder de los policías es «inaceptable» y que no aceptarán «ninguna acción que signifique trasgredir la ley, transgredir las normas institucionales, transgredir los protocolos de acción de Carabineros«.
Los uniformados que participaron en la muerte del joven mapuche y luego en la destrucción de las evidencias, serán sometidos a una investigación por parte del Fiscal Regional de la Araucanía, debiendo enfrentar la imputación de delitos como el de obstrucción a la justicia.
Familiares y organizaciones denuncian que a parte de los uniformados desvinculados, existen responsabilidades más altas, acusando directamente a máximas autoridades de Carabineros y al mismo ministro del Interior, Andrés Chadwick.
Camilo Catrillanca, de 24 años, es la víctima mapuche número 16 por parte del Estado de Chile desde que la llegada de la democracia, en 1990. Fue asesinado el miércoles, durante un allanamiento a la comunidad mapuche de Temucuicui donde vivía junto a sus padres, su hija de 6 años y su esposa embarazada.
Mientras manejaba su tractor rumbo a su casa, fue alcanzado por un disparo en la nuca luego de que un grupo de carabineros abrió fuego en su contra, disparándole por la espalda. Junto a él, iba un adolescente de 15 años que resultó ileso.
La presencia de Carabineros es frecuente en la región de la Araucanía, donde reside la mayor población mapuche de Chile. La violenta persecución contra las comunidades indígenas que históricamente demandan la devolución de sus tierras usurpadas por el Estado chileno, han dejado, además, decenas de casos de niños golpeados y heridos con balas de perdigones policiales.
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