Imponer sanciones a otros países y congelar sus activos han convertido a EE.UU. al bandido económico número uno del mundo, afirma China.
La portavoz de la Cancillería china Hua Chunying, refiriéndose a las sanciones de Estados Unidos y la congelación de los activos de otros países por parte de Washington, describió a Washington como el “bandido” económico número uno del mundo.
“Estafando al mundo con flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés). Congelación de las reservas de divisas de Irán. Incautación de los activos de Afganistán. Congelación de $ 300 mil millones de las reservas de oro y de divisas de Rusia además de los activos de sus entidades e individuos en el extranjero. ¿Seguramente estos son suficientes para convertir a EE.UU. en el bandido económico número uno del mundo?”, denunció el martes mediante un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
Más temprano la misma jornada del martes, la vocera china condenó, a través de la misma red social, que, debido a las sanciones estadounidenses, alrededor de un millón de niños afganos menores de cinco años corren un grave riesgo de morir por la desnutrición.
En los últimos años, el Gobierno de EE.UU. ha recurrido a una variedad de medidas coercitivas, incluidas sanciones unilaterales, para presionar a los países que son incompatibles con sus políticas. Incluso, en medio del brote del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, varios países sufren de las sanciones unilaterales de Washington, las cuales complican la lucha contra la pandemia.
Desde Rusia, país objeto de duras sanciones estadounidenses, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, denunció el sábado que los países occidentales se estaban comportando como “bandidos” al cortar las relaciones económicas con Rusia por el conflicto en Ucrania, asegurando que Moscú definitivamente respondería a la piratería económica del Occidente.
De hecho, desde el comienzo de la operación militar rusa en Ucrania, Washington, la Unión Europea (UE) y otros Estados aliados, aplicaron varias rondas de embargos financieras y comerciales contra el país euroasiático, medidas consideradas por Moscú como “una declaración de guerra”.