En el Ministerio de Ábalos (PSOE) o en el Ayuntamiento de Madrid de Almeida (PP) dieron pelotazos vendiendo mascarillas y luego los presuntos delincuentes se compraron coches de lujo o viviendas. Están pendientes de juicio. Aprovecharon lo peor de la pandemia, con muertos y desesperación, para forrarse ellos con dinero público.