Un alto cargo político ruso revela la implicación de Estados Unidos en el reciente ataque de las fuerzas ucranianas contra sus bases aéreas en Riazán y Sarátov.
El Ministerio de Defensa de Rusia anunció el 5 de diciembre que el Ejército ucraniano llevó a cabo dos ataques con aviones no tripulados (drones) contra los aeródromos de Diáguilevo en la región de Riazán, a unos 200 kilómetros al sureste de Moscú (la capital rusa), y de Enguels, en la región de Sarátov, al suroeste de Rusia, que albergan bombarderos estratégicos.
Al respecto, en una reunión del Consejo de Seguridad para abordar la crisis de Ucrania celebrada el viernes, el representante permanente de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vasili Nebenzia, reveló citando a los recientes informes que los drones utilizados en estos dos ataques fueron guiados por datos satelitales obtenidos de Estados Unidos.
“Los drones mejorados de fabricación soviética Tu-141 Strizh fueron guiados por el sistema satelital global GPS estadounidense”, aseguró el representante ruso.
De acuerdo con las autoridades rusas, a causa de los referidos ataques, tres militares del equipo de mantenimiento técnico perdieron la vida, mientras que otros cuatro resultaron heridos y fueron hospitalizados.
Desde el inicio de la operación especial militar de Rusia en Ucrania, los países europeos, y en particular Estados Unidos, brindaron respaldo a Kiev en diversos sectores, entre ellos ayuda económica y militar, lo que, según Moscú, agrava la situación entre las dos partes del conflicto y pone a Ucrania al borde de un colapso.
Moscú avisa que Occidente está poniendo en riesgo su propia seguridad al entregar ingentes suministros de armas a Ucrania, y advierte que de esta forma los países occidentales están “echando leña al fuego”, lo que “tendrá repercusiones trágicas”.