Entre los hogares de bajos ingresos, el 30 % asegura haber gastado todos sus ahorros para hacer frente a la crisis tras la llegada de la pandemia.
La situación económica en EE.UU. se hace más grave. Según una encuesta, casi el 40 % de las familias estadounidenses se han enfrentado a problemas financieros debido a la crisis por la pandemia del covid-19, incluso a pesar de haber recibido ayudas gubernamentales.
En este contexto, activistas y ONG alertan de que el problema se está agravando.
Daniel del Pielago, director de la organización Empower DC, y sus compañeros llevan días tratando de conectar a personas necesitadas con programas de ayuda para el pago del alquiler. Trabajan a contrarreloj, los fondos federales se han agotado y desde el Ayuntamiento han puesto una fecha límite para recoger solicitudes.
Con el covid-19 «se pone la situación hasta más terrible, así que es algo que nosotros estamos haciendo para decir que estos problemas existen y hay que hacer más. No podemos hacer estos programas que tienen fecha de expiración porque se va el dinero. La gente va a seguir con hambre, va a seguir necesitando vivienda, va a seguir necesitando medicina, así que tenemos que hacer algo más», comenta Del Pielago.
Aunque el pago del alquiler y la hipoteca son prioritarios, los expertos temen que no se vea más allá. Millones de estadounidenses tienen problemas para pagar las facturas de suministro. Se calcula que más de uno de cada cuatro estadounidenses luchan por cubrir gastos habituales.
Actualmente, solo la capital y otros tres estados mantienen moratorias que impiden cortar la energía o el agua. Aunque no hay datos nacionales de carácter oficial, por ejemplo, solo en California durante la pandemia se ha acumulado una deuda ciudadana por impago de agua y electricidad de unos 2.700 millones de dólares.
Un ejemplo es Tamara Green, quien explica que perdió su trabajo y desde entonces no ha podido conseguir otro: «Estuve recibiendo el beneficio por desempleo, pero luego esa ayuda dejó de llegar, creo que hubo algún tipo de complicación en la oficina, así que no cobré nada durante siete meses y por ese motivo estoy atrasada en el pago de las facturas».
Entre los hogares de bajos ingresos, el 30 % asegura haber gastado todos sus ahorros para hacer frente a la crisis tras la llegada de la pandemia.
Los estadounidenses afroamericanos y latinos continúan siendo los grupos más castigados. No solo en los impagos de vivienda o de gastos comunes, también a la hora de conseguir algo para comer.
La situación es dramática en el caso de los adultos con niños a cargo, uno de cada ocho asegura no tener suficientes alimentos.
En organizaciones como Bread for the City aseguran que, debido al aumento de la pobreza, actualmente han eliminado todos los requisitos de acceso a su banco de alimentos.
Kendrick Thomas, responsable de comunicación, señala que se encuentran distribuyendo más alimentos que jamás antes en la historia de la organización. «Están llegando más clientes de manera constante. Tenemos a miembros de la comunidad que nunca antes habían oído hablar de nuestra organización, Bread for the City y que ahora utilizan nuestros servicios todo el tiempo. Hemos distribuido casi más de 400.000 pañales este último año fiscal. Hemos entregado de 700 a 1.000 bolsas de comestibles en un solo día, nunca habíamos hecho tanto antes», expone.
La demanda y la necesidad es tal, que incluso han decidido abrir un nuevo servicio de ropa donde cada persona puede obtener gratuitamente un máximo de 25 prendas.
Kyah Campbell, responsable de voluntariado en la organización, dice que con la pandemia muchos de sus usuarios «se han enfrentado a desahucios, por lo que tienen que empezar desde el principio. Esto significa que no tienen ropa, muebles; no tienen nada. Entonces vienen a nosotros en busca de ayuda y se supone que debemos intervenir, nosotros lo hacemos y por ejemplo les ayudamos a obtener toda la ropa que necesitan para vestir a toda la familia».
Si hay algo en lo que coinciden tanto expertos como activistas es que, de no haber sido por las ayudas gubernamentales frente a la crisis, la situación en este país habría sido dramática.
De los hogares encuestados que actualmente aseguran tener dificultades económicas, el 67 % dice haber recibido asistencia pública. Ahora esos recursos se agotan y se acerca un invierno de altos precios de la energía e inflación en los alimentos.