El drama de las listas de espera en Galicia: la historia de Miguel Ángel

Manifestación en defensa de la Sanidad Pública en Galicia — Álvaro Ballesteros / Europa Press / ContactoPhoto

Deteriorar lo público para engordar lo privado, la marca de agua de las políticas neoliberales


En esta recta final de la campaña electoral gallega, desde el Partido Popular de Galicia y la derecha mediática se recurre al fantasma de ETA, para desviar la atención sobre las muchas carencias de la gestión de la Xunta de Galicia.

La sanidad ha ocupado un lugar importante en esta campaña. Se han sacado a la luz las costuras de una gestión nefasta, con la peor atención primaria de España, listas de espera manipuladas y pacientes “tirados” en camillas en los pasillos de los hospitales. Casualmente, desde la Consellería de Sanidade se ha publicitado a bombo y platillo a escasos días de la cita electoral que, a partir de la próxima semana, estará activa la página web del nuevo Observatorio Galego de Saúde Pública, un espacio donde ofrecerá a la ciudadanía «datos abiertos» sanitarios de todo tipo, incluidas las listas de espera. Habrá que esperar a votar para poder conocer los datos y si están o no manipulados.

En el debate entre candidatos y candidatas a presidir la Xunta, celebrado el pasado 5 de febrero, la candidata de Podemos Galicia sacó a colación el caso de un gallego enfermo de cáncer, que tuvo que esperar seis meses para que le fuera realizada una biopsia por el SERGAS. Ese enfermo tiene nombre y apellidos, se llama Miguel Ángel Lage Martínez; he tenido la ocasión de poder hablar con él para escuchar su desgarradora historia, porque detrás de los datos hay personas que sienten y sufren.

Miguel Ángel es un gallego de Fene (A Coruña) de 52 años. Tras siete años trabajando en Catalunya regresó a su tierra natal a finales de 2019, al serle concedida una incapacidad. En el verano de 2023 empezó su calvario. Tras realizarse una analítica el 24 de julio, cuyos resultados fueron colgados en la web del SERGAS el día 31 de ese mismo mes, se le detectaron unos marcadores sospechosos.

Miguel Ángel, al conocer los resultados, le comunicó a su médico de cabecera que su padre tenía cáncer de próstata y que su madre había fallecido de un cáncer de tiroides, estaba preocupado. Pidió cita con el urólogo, que le fue concedida para un mes después de la analítica inicial. En un principio se le dijo que los marcadores y su malestar podían deberse a una estenosis o a un pinzamiento lumbar, pero dados sus antecedentes familiares se le prescribió una biopsia, una ecografía y una nueva analítica, quedando en lista de espera para las mismas.

El tiempo pasaba y las pruebas no llegaban. Miguel Ángel puso dos reclamaciones en el mes de septiembre de 2023, pidiendo acelerar el proceso para que le fueran practicadas las pruebas cuanto antes, siendo desestimadas ambas por considerar su caso como de “prioridad II”. Miguel Ángel llegó a plantearle a su médico la posibilidad de acudir a la sanidad privada para hacerse las pruebas, su medico del SERGAS le recomendó que esperara, y así lo hizo, porque a pesar de su inquietud quería ser atendido por la sanidad pública, la que financiamos entre todos con nuestras cotizaciones sociales.

Migue Ángel tuvo que esperar hasta el 17 de enero de 2024 por la biopsia, casi seis meses después de la analítica inicial. Los resultados confirmaron sus temores, se le diagnosticó un cáncer de próstata, con complicaciones por encontrarse el tumor cerca de la femoral, había que extirparlo quirúrgicamente por laparoscopia.

Pero aquí no termina al vía crucis, tras serle practicadas nuevas pruebas el 30 de enero, que confirman el diagnóstico, el día 6 de febrero Miguel Ángel recibe una llamada del SERGAS, comunicándole que debe ingresar el 12 de febrero para ser operado al día siguiente. Cuando Miguel Ángel parecía ver la luz al final del túnel, recibe una nueva llamada del SERGAS el 7 de febrero, en la que le comunican que se cancela la operación, le piden disculpas y le dicen que le llamarán en breve para comunicarle la fecha de la intervención.

El 15 de febrero Miguel Ángel acude nuevamente al urólogo, le atiende una profesional distinta del que le atendió la vez anterior, que se limitó a volverle a explicar lo mismo que el urólogo que le practicó la biopsia y a pedirle disculpas por la cancelación de la operación, achacándolo a que antes de operar hay que esperar a que baje la inflamación. Le transmite que le operarán lo antes posible, pero que no puede decirle una fecha concreta. Miguel Ángel aún tiene pendiente un TAC y una resonancia magnética solicitados desde el 25 de enero, la uróloga ni siquiera tenía conocimiento de que se hubiera solicitado un TAC.

Esta es la realidad de la sanidad pública gallega, detrás de la frialdad de los datos hay historias como la de Miguel Ángel, una persona abatida y desesperada por el abandono que está sufriendo. Ha llegado a tener dudas sobre si debió de acudir a la sanidad privada, las mismas dudas que comparten muchos otros gallegos que temen por su salud. Deteriorar lo público para engordar lo privado, la marca de agua de las políticas neoliberales.

Ojalá que después del 18 de febrero cambien las cosas, y Galicia tenga un gobierno decente que apueste por los servicios públicos como pilar del Estado del bienestar. Ojalá no vuelvan a suceder casos como el de Miguel Ángel. Desde aquí le mando ánimos y le deseo toda la suerte del mundo. Va por ti Miguel Ángel, muchas gracias por contarme tu historia.


Madrid –