Según un comunicado del Gobierno polaco, el reportero vasco, de origen ruso, «se benefició de su condición de periodista para viajar por zonas de conflicto». Desde el Ministerio de Exteriores confirman que ya ha habido contacto telefónico desde el consulado español con el reportero, que está en una cárcel a 400 kilómetros de Varsovia.
El Gobierno polaco ha hecho público un comunicado en el que escuetamente explica los cargos que dirige contra el periodista vasco Pablo González, de origen ruso: «Realizó operaciones en beneficio de Rusia, beneficiándose de su condición de periodista, lo que le permitió viajar libremente por el mundo y Europa, incluyendo zonas de conflicto militar y territorios marcados por tensiones políticas».
Pablo González fue detenido por agentes de la Agencia de Seguridad Interior (ABW) el pasado 28 de febrero en la localidad de Przemyśl, en la frontera polaca con Ucrania, según ha confirmado el Ejecutivo polaco en su comunicado: «Fue identificado como agente de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU).
González se encontraba cubriendo la crisis humanitaria derivada de la invasión rusa de Ucrania para Público, entre otros medios. No fue hasta la tarde de este jueves cuando su letrado, Gonzalo Boye, conoció el cargo de espionaje que pesa sobre su cliente, del que no supo nada en cuatro largos días.
El delito de espionaje, que contempla el artículo artículo 130.1 del Código Penal polaco, está castigado con hasta 10 años de prisión. González se encuentra en la cárcel de Rzeszów, en situación de prisión provisional, en la que tendrá que seguir tres meses, según la información facilitada por la Fiscalía polaca al consulado español.
Respuesta del Ministerio de Exteriores
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró en el Congreso hace dos días, que se prestará protección consular al reportero español. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, comunican a Público que la asistencia consular al periodista vasco ya ha comenzado: «ya ha habido contacto telefónico con él desde el Consulado, una vez que la Fiscalía polaca nos ha comunicado la situación de este reo». Pero la visita de algún miembro de la Embajada aún no se ha producido, «porque está en una cárcel a 400 kilómetros de Varsovia».
La asistencia consular es siempre la misma, según fuentes de Exteriores, independientemente de que la persona detenida se encuentre en un país de la UE, como es el caso de Polonia, o fuera de ella. Esta asistencia consiste, ante todo, en facilitar la comunicación del preso con su familia, proporcionarle elementos de higiene y una lista de abogados del país, si lo solicita el detenido, y poco más.
Su abogado sigue sin poder hablar con él
Gonzalo Boye, abogado del periodista vasco, ha confirmado a este medio que, 96 horas después de la detención de Pablo, aún no ha podido hablar con él y no tiene ni idea de cuándo podrá hacerlo. «He pedido al cónsul español que organice mi visita a la cárcel para visitar a Pablo, porque es como funcionan las cosas: deben hablar con las autoridades polacas para que me den permiso para poder visitarle en prisión. Pero no he recibido respuesta», se queja el letrado.
Respecto a las graves acusaciones y a las pruebas en contra de Pablo González que el Gobierno polaco asegura poseer para acusarle de ser un agente de la Inteligencia rusa, Boye indica que en cuanto pueda hablar con su cliente y pueda acceder al proceso en Polonia, valorará el alcance de la imputación.