Las plantas artificiales del restaurante Burro Canaglia se aprecian desde la calle, desde esa glorieta de Manuel Becerra donde está localizado. Esas plantas, junto a una pizza flambeada, fueron los detonantes de un incendio que se llevó por delante la vida de dos personas y dejó a doce personas heridas este viernes por la noche en Madrid, cuatro de carácter leve y uno de mayor gravedad.

El espacio estaba catalogado como «bar sin cocina», según el censo de locales del Ayuntamiento de Madrid. El restaurante fue reformado en diciembre del año 2021 por la empresa Garrigues Retail, que, si bien ha borrado toda huella de esta obra de su página web, detallaba que constaba de 247,42 metros cuadrados construidos, según se puede rastrear en el caché de dicho portal online.

En concreto, explica que, «además de realizar las cuantiosas demoliciones previas, se consideran unas instalaciones completamente nuevas, acompañadas de nuevos acabados, y pequeños cambios durante la ejecución para adecuar el local a los deseos explícitos de la propiedad. Se incluye también un almacén, cámaras frigoríficas y un office para el personal en planta sótano«.

Dicha compañía, que se planteó un plazo de nueve meses para hacer este trabajo, relata que «el gran reto consistió en la rápida elaboración del proyecto ejecutivo, con el objetivo de empezar los trabajos cuanto antes, con el objetivo de anticipar la apertura lo máximo posible«, al tiempo que especifica que la dirección de la obra corría a cargo de Project Management y Construction Management.

El viernes, alrededor de las 23 horas, un camarero del restaurante que albergaba a unas 30 personas acercaba el plato flambeado a una mesa y fue entonces cuando el fuego se desató y se propagó por el techo «de manera muy rápida», así como por las paredes, que estaban cubiertas de plantas artificiales, según detallaron fuentes de Emergencias Madrid.

«Todo empezó a arder y se expandió automáticamente por todos los sitios», indicó un hombre que cenaba en el establecimiento junto a seis personas a la Agencia Efe. «Comenzó a arder el techo; fue cuestión de diez segundos«, añadió.

El fuego empezó en la entrada del restaurante, lo que impidió a las personas que estaban dentro poder salir. Algunas de ellas se fueron hacia el interior y otras «se quedaron atrapadas justo en la puerta del local», explicó entonces Carlos Marín, jefe de guardia de Bomberos de Madrid.

«Otras personas tuvieron la oportunidad de esconderse en la cocina, agacharse y esperar, pero las condiciones eran lamentables para todos«, contó a la prensa, al tiempo que detalló que el tiempo de respuesta fue «muy rápido» debido a la cercanía del parque de bomberos, algo «fundamental» para la supervivencia de las víctimas, pero lo que más se demoró fueron los rescates, que fueron «críticos, en unas condiciones lamentables, y estaba muy mal la gente», lamentó.

A causa de dicho incendio, fallecieron una clienta y uno de los trabajadores del restaurante, que servía platos como tortelloni relleno de gamba roja y salsa marinera o la pizza Grandbologna. El alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, aseguró la mañana siguiente al incidente que los servicios municipales se encuentran «estudiando la licencia y las condiciones de la autorización» de esta.