María Zajárova señaló que los Estados miembros dirigen «millones de dólares» para financiar a la OSCE, pero la entidad falla al momento de proteger la libertad de expresión y a los propios periodistas en situaciones críticas.
La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, arremetió este sábado contra el silencio de Occidente, y en particular, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), ante los asaltos «dirigidos» a las oficinas de algunos medios de comunicación durante los disturbios en Kazajistán que sacuden al país desde hace varios días.
«El bloqueo de un sitio web pone histéricos a los representantes de la OSCE […] Pero cuando las redacciones son vandalizadas, incendiadas e inundadas al mismo tiempo, los reporteros quedan apresados y detenidos, y se usa la fuerza contra ellos, no hay reacción«, escribió la alta diplomática en su artículo titulado ‘Disfunción de la protección’ publicado en telegra.ph.
En paralelo, la vocera señaló que los Estados miembros dirigen «millones de dólares» para financiar el funcionamiento de la entidad, pero esta falla al momento de proteger la libertad de expresión y a los propios periodistas en una situación «crítica» como es el caso de Kazajistán.
Ataques planificados
Zajárova enumeró una serie de ejemplos que muestran las amenazas a las que tuvieron que hacer frente los reporteros que cubrían las violentas protestas en el país centroasiático. Así, el pasado 5 de enero, un grupo de individuos no identificados irrumpió en la oficina del canal internacional Mir en Almatý, la ciudad más grande del país, que se convirtió en el principal foco de tensión con masivos saqueos, incendios provocados y enfrentamientos con víctimas mortales. Los periodistas del medio, atrapados en el edificio en algún momento, fueron evacuados, pero sus puestos de trabajo y equipamiento quedaron destruidos.
Por su parte, la diplomática supuso que se trató de un ataque planificado, en el que participaron unos 500 asaltantes, armados con hachas, sopletes autógenos y cócteles molotov. Según los pormenores revelados, los atracadores desatornillaron los radiadores de la calefacción, destrozaron la sala de control de satélite y el equipo de televisión, al igual que llevaban intercomunicadores inalámbricos como si supieran que la conexión podría cortarse. Además, al dañar el sistema de calefacción, se inundó la instalación. Para acabar devastando la oficina, los atacantes la quemaron por completo.
La vocera precisó que las oficinas de las cadenas televisivas Qazaqstan, Jabar, Eurasia, KTK y la agencia de noticias Sputnik Kazajistán también fueron «prácticamente destrozadas». Además, un corresponsal de la agencia Sputnik estuvo retenido por los manifestantes hasta que logró huir de ellos.
Pasar por alto las agresiones
Ante este panorama las organizaciones de derechos humanos quedaron callados, según Zajárova. «Ni la OSCE, ni ninguna organización internacional de derechos humanos, ni siquiera preguntaron por el destino de los periodistas de Mir y otros medios, por no hablar de prestar la ayuda real. A nadie se le ocurrió comentar este vandalismo cavernícola«, aseveró.
La portavoz subrayó que la representante de la OSCE para la Libertad de los Medios, Teresa Ribeiro, solo reaccionó en dos tuits. En uno de ellos expresó sus condolencias a la familia de un empleado de la cadena kazaja Almatý, fallecido a causa de una herida de bala durante los disturbios, mientras que en el otro condenó el ataque armado contra el hijo del editor de un medio local.
«Déjenme adivinar, ¿eso es todo? ¿Todo lo que se podía ver desde Viena [sede del organismo]? ¿Todo lo que parecía valer la pena como para reaccionar?», escribió. «¿Es necesario que muera un periodista para que la señora Ribeiro llegue a publicar un tuit? ¿Cree que alguien de la oficina de la representante llamó a la empresa de radiodifusión Mir? ¿Desde Viena, desde la oficina de la organización en Nursultán? No, claro que no», recalcó.
«Una aceptación tácita ante las atrocidades»
La alta funcionaria advirtió que la falta de acción por parte de la OSCE para proteger a los reporteros durante su cobertura en Kazajistán «no solo socava cada vez más la credibilidad» del organismo, sino que podría percibirse por los saqueadores y atracadores como «una aceptación tácita de ‘la comunidad internacional’ ante las atrocidades perpetradas contra los medios y periodistas».
En este sentido, Zajárova recordó que la llamada diplomacia silenciosa de la OSCE, encaminada, entre otros asuntos, a asegurar la libertad de expresión y la protección de los periodistas, se aplica de forma «selectiva». «Voy a poner las cosas como son: la OSCE no trabaja en los problemas reales ni a voz alta, ni al margen o en el silencio de los despachos. […] La vergüenza y el oprobio«, concluyó.