El reciente libro de Mark Esper arroja luz sobre la agenda política de persecución del expresidente de EE.UU., Donald Trump, a Venezuela y el rol de Alex Saab.
Venezuela ha demostrado en múltiples oportunidades y sobre la base de un sin número de documentos que Alex Saab es un funcionario Diplomático que cumplía una función específica al momento de su detención el 12 de junio de 2020 en Cabo Verde. Sin embargo, desde Estados Unidos han insistido que la condición diplomática de Alex Saab es falsa y que no portaba con ningún documento al momento de su detención. Por supuesto, tampoco han podido explicar cómo es que los medios de comunicación de Cabo Verde (a través de una fuente del Departamento Policial de ese país), publicó los documentos que llevaba Alex Saab consigo al momento de su detención. Los distintos documentos estaban dirigidos a las altas autoridades de la República Islámica de Irán por parte de sus homólogos de la República Bolivariana de Venezuela.
Lo que olvidaban los incrédulos en Estados Unidos y sus aliados de los medios de comunicación es que la misión especial de junio de 2020 era la tercera misión que realizaba Saab a la nación persa. El enviado especial Alex Saab había viajado a Irán en marzo y abril de 2020. El primer viaje tenía como objetivo profundizar los lazos comerciales entre los dos países aliados de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el segundo era para asegurar la tan necesaria gasolina que escaseaba en Venezuela luego de las ilegales sanciones económicas unilaterales impuestas por Estados Unidos y las consecuencias mundiales causadas por la pandemia del COVID-19.
Tal vez ayude a quienes se empeñan en negar esta realidad el leer con detenimiento el reciente libro de Mark Esper, ex secretario de Defensa de Estados Unidos, llamado “Un juramento sagrado”. En el mismo, Esper deja clara la agenda política de persecución del régimen de Donald Trump a Venezuela y su diplomático Alex Saab. Por supuesto, el autor del libro se pinta como uno de los pocos altos funcionarios del gobierno de Trump que actuaba con cordura ante las caprichosas e infantiles elucubraciones de Trump sobre “invadir a Venezuela”.
El exjefe del Pentágono relató que: “Bajo la dirección de Maduro, Saab habría estado en misión especial para negociar un acuerdo con Irán para que Venezuela reciba más combustible, alimentos y suministros médicos. Saab era el hombre de confianza de Maduro cuando se trataba de elaborar los acuerdos económicos y otras transacciones que mantenían al régimen a flote.”
La confesión de Esper no deja dudas que Estados Unidos estaba al tanto que Alex Saab cumplía una función diplomática, por cuanto negociaba al más alto nivel un acuerdo con Irán de entrega de alimentos básicos, medicinas y combustible a Venezuela. Solo en el mundo diplomático civilizado es bien sabido que solo los funcionarios diplomáticos son los que negocian acuerdos entre Estados.
Mark Esper no tiene reparo en dejar clara la importancia que tenía para Estados Unidos la detención del diplomático venezolano, al plasmar que “…el acceso a él (Saab) podría ayudar a explicar cómo funcionaban Maduro y su régimen. Era importante conseguir detenerlo. Esto podría proporcionar una verdadera hoja de ruta para que el gobierno de EE.UU. desentrañe los planes ilícitos del gobierno venezolano y llevarlos a la justicia”.
Así pues, las motivaciones políticas quedan al descubierto para todos. Los supuestos delitos que se le imputan a Alex Saab no son más que una artimaña para justificar la extralimitación judicial de Estados Unidos por motivos políticos. En esta explicación se verifica que los cargos penales contra Alex Saab corresponden más bien a un montaje por el interés de Estados Unidos de detener la llegada de alimentos, medicamentos y combustibles a Venezuela, de allí que Esper admitiera que “era importante conseguir detenerlo”, y como consecuencia se le construye la acusación de “Lavado de Dinero” en Estados Unidos, por supuesto, sobre la base de débiles pruebas que en un juicio serio y no político hubieran sido inmediatamente desestimadas.
El caso del diplomático venezolano Alex Saab revela la flagrante violación del Derecho Internacional por parte de Estados Unidos, algo que muy claramente lo entienden los conocedores de la materia en la nación norteamericana, por ello Mark Esper admite que la detención del Diplomático venezolano asustó “…a los funcionarios del Departamento de Estado, departamento de Justicia y el NSC que estaban trabajando en este caso.” Esto después que el Canciller de Venezuela para ese momento denunciara que la acción de Estados Unidos violaba las leyes que protegen a los funcionarios diplomáticos.
Mark Esper describe a su antiguo jefe, Donald Trump, de tener un comportamiento errático y desquiciado, que tuvo su máxima expresión con la obsesión de Trump de que Alex iba a ser liberado por “rusos y venezolanos”. Trump ordenó el traslado del USS San Jacinto del Mediterráneo a Cabo Verde. Según el medio estadounidense The New York Times, el buque costó a los contribuyentes de Estados Unidos 52 mil dólares diarios, lo que equivalió a 25 millones de dólares en total. Dinero que se desperdició sin ninguna explicación racional. Esper relata en su libro que esto se debió a los “rumores que circulaban”, que Rusia enviaría a fuerzas especiales para sacar a Saab, que Venezuela estaba fletando un avión especial para volar a Cabo Verde o que el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán estaba preparando una misión de rescate, entre otros. El autor del libro afirmó que el hecho de no estar de acuerdo con la necesidad de enviar el buque San Jacinto al microestado de África Occidental provocó su destitución como secretario de Defensa en noviembre de 2020.
Los siguientes detalles son más reveladores de la vida en el Despacho Oval de Trump al mostrar desprecio por Juan Guaidó y paralelamente al reconocer Trump el respeto por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al que calificó, según Mark Esper, de hombre “fuerte”.
También fue revelador en el libro de Esper el intento de Juan Guaidó y otros representantes de la oposición radical de Venezuela en alentar una invasión a gran escala de Venezuela, sin importarle el sufrimiento y la destrucción que esto hubiera traído para los venezolanos. A la vez, Trump planteó bombardear un complejo refinador venezolano, que sirve de puerto para barcos de productos petrolíferos, con el objeto de paralizar por completo la economía petrolera de Venezuela; igualmente, propusieron realizar ataques con operaciones cibernéticas de los sistemas de control digital de la infraestructura económica de Venezuela, tal como ocurrió con el ataque del sistema eléctrico venezolano que dejó al país suramericano sin ese vital servicio durante muchos días.
La irracionalidad y obsesión de Trump no solo se centraba en Venezuela, también, de acuerdo al libro de Mark Esper, el expresidente de Estados Unidos contempló lanzar misiles Patriot en México sin decir que provenían de Estados Unidos, planeaba una intervención en la República Islámica de Irán y seguir asfixiando económicamente a la República de Cuba. Pero también en su propio país, Trump instruyó disparar a los manifestantes que tomaron las calles en los alrededores de la Casa Blanca.
Las revelaciones del libro del exsecretario de Defensa, Mark Esper, verifican que estamos frente a la nación que más ha violado el derecho internacional y los derechos humanos en la historia mundial, y se generaliza por cuanto hasta la fecha no ha existido un cambio de política en las distintas administraciones de Estados Unidos. En el caso del diplomático venezolano Alex Saab, hasta la fecha el Gobierno de Joe Biden no ha mostrado su intención de enmendar la condenable acción de secuestrar a un funcionario diplomático claramente identificado. Esta acción sin duda abre una nueva etapa en la diplomacia mundial y rompe con las reglas del orden internacional a la que la nación norteamericana deberá atenerse en lo adelante.
Por Laila Tajeldine