En España, un país que sufre una gran escasez de cuidados paliativos, casi 80.000 personas fallecen cada año con dolor. El problema afecta sobre todo a las zonas rurales menos pobladas, donde se dificulta el acceso a la ayuda médica. Los familiares piden apoyo para que los suyos puedan morir con dignidad, mientras los equipos sanitarios solicitan más recursos y mayor formación.