El lunes 10 de julio, en un plató de Atresmedia, se celebrará el primer y único debate a dos entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez. Será, además, el único debate en el que participará el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, que ha rechazado el resto de debates propuestos, entre otras televisiones, por la pública RTVE.
Feijóo ha sido claro: “A Televisión Española, no” quiere ir. Es decir, en la televisión que pagamos tú y yo con nuestros impuestos, el líder del Partido Popular no quiere debatir porque cree que el ente público está muy politizado y favorece al PSOE. Es curioso, porque desde la izquierda llevan toda la legislatura criticando al Gobierno por haber cedido al PP la influencia sobre RTVE. Pero esa es otra historia.
Vayamos al historial mediático de Feijóo, muy conocido en Galicia, durante sus 13 años de gobierno en la Xunta: juicios por presiones, condenas por represalias, más de 260 ‘venres negros’ [viernes negros] … Ése es el resultado de la gestión de la Xunta de Feijóo -y ahora de su sucesor Alfonso Rueda- sobre la radiotelevisión pública gallega. Hay trabajadores y trabajadoras de esta corporación, de trayectoria larga y firmemente contrastada, de baja médica por el acoso que ha supuesto, por ejemplo, criticar a Feijóo en sus redes sociales personales; o por negarse a dar informaciones manipuladas o falseadas sobre el Gobierno de Feijóo; o por acudir a los paros semanales de los ‘venres negros’ [viernes negros], pidiendo una televisión pública independiente, con profesionales que puedan trabajar sin la supervisión política de Feijóo y su equipo.
Es lógico, por tanto, que Feijóo no quiera ir a Televisión Española: porque, si me permiten el refrán, “cree el ladrón que todos son de su condición” y si su proyecto de televisión pública es el control político absoluto de la información por parte de los gobiernos, el líder del Partido Popular saldría perdiendo mientras él no entre en La Moncloa.
La cuestión es que el mundo audiovisual ideal de Feijóo no es el del resto y la obligación de los candidatos de debatir en la televisión pública debería estar reglada por ley, siendo además los profesionales de estas corporaciones los que pongan las condiciones, no los políticos ni, mucho menos, sus equipos de campaña en función de lo que les convenga. Eso sí, no se puede reprochar a Feijóo falta de transparencia en este asunto: sabemos perfectamente qué modelo de televisión pública quiere el presidente del PP. En Galicia, llevamos 14 años denunciándolo y créanme, el descaro de la Xunta da miedo.