La mesa con el rostro estampado del dicador.
Hay mesas de madera de pino de roble, de formica o pensadas para la playa. Las hay de Ikea, compradas en el rastro o de promoción de alguna cervecera. Hay mesas de billar también. Incluso de ping-pong. El concepto «mesa» evoca un mundo de posibilidades a tener en cuenta cada vez que irrumpe su significante.
Sin embargo, ahora, gracias a la imaginación de un hostelero de Usera, cuando escuchemos la palabra «mesa» podríamos imaginar el rostro flácido de Francisco Franco sobre una bandera preconstitucional.
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Y es que en Madrid, tierra de libertad, uno puede permitirse ser creativo y retrógrado. Incluso se puede regentar un bar y hacer apología del franquismo. Ha ocurrido en Usera, según ha denunciado el edil del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Álvaro Vidal.
Lo ha hecho en una comisión, durante un debate sobre el cumplimiento de la nueva ordenanza de terrazas. «Es una vergüenza. Ustedes saben qué terraza es», dijo el concejal.
La noticia, como era de prever, ha causado estupor en muchos tuiteros que han querido mostrar su malestar a través de las redes sociales:
Es lo que tiene Madrid, una ciudad que ofrece múltiples posibilidades y que te permite, al mismo tiempo, no encontrarte con un ex y apoyar la cerveza sobre la imagen de un dictador. Ahí es nada.