Los 27 ministros europeos aterrizan el viernes en Bruselas para esbozar nuevas medidas de ahorro energético y que, a su vez, provoquen un alivio en la disparada factura de la luz. Las posturas y las iniciativas son muy diversas y complejas, pero el cronómetro ya corre hacia uno de los inviernos más duros en décadas.
Durante los últimos días, el trasiego de documentos, reuniones y propuestas en torno a la crisis energética ha sido un no parar en la capital comunitaria. El esperado encuentro llega poco después de que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunciase una hoja de ruta con cinco medidas entre las que destaca el gravamen a los beneficios de las empresas de gas y petróleo y el tope al gas ruso. Ninguna de esas medidas figura en el documento que presentará la Presidencia checa del Consejo.
¿Qué se espera de la cita? Será una toma de temperatura. Un punto de encuentro para compartir las iniciativas, las estrategias y las medidas que están tomando los gobiernos a nivel nacional. El objetivo es establecer una ruta de ahorro energético coordinada a Veintisiete. Fuentes europeas ya lo advierten: «Si empezamos a centrarnos solamente en medidas nacionales será el final del mercado eléctrico europeo». Así, del Consejo de emergencia lo que saldrá será una directriz de los Estados miembros a la Comisión Europea, encargada de elaborar y presentar la propuesta legislativa definitiva. Tampoco es probable que exista una mayoría de cinco países para articular el «estado de alerta energética» y hacer que el ahorro de gas del 15% que rige en la actualidad pase de voluntario a obligatorio.
¿Cuál es el calendario? Las capitales establecerán el viernes sus prioridades y determinarán sus denominadores comunes. Con todo ello, la Comisión Europea presentará el martes una propuesta legislativa. Un día después, la presidenta Ursula von der Leyen, pronunciará en Estrasburgo un discurso sobre el estado de la Unión cargado con mensajes relacionados con la guerra en Ucrania y la consecuente crisis energética.
El objetivo es establecer una ruta de ahorro energético coordinada a Veintisiete
Con el boceto del Ejecutivo comunitario sobre la mesa, los Estados miembros debatirán y, con mucha probabilidad, modificarán los planes de Bruselas. Pero están llamados a llegar a un acuerdo en tiempo récord porque el peor enemigo en estos momentos es el cronómetro, que corre sin piedad ante la temporada de frío. Otro Consejo de emergencia extraordinario en las próximas semanas es ya más que probable y la ambición es ya llegar con las medidas claras antes de la cumbre europea que los 27 líderes de Estado y de Gobierno celebran a comienzos de octubre en Praga.
¿Qué medidas generan más consenso? El abanico de posibilidades es casi tan amplio como los mix energéticos a lo largo y ancho de la UE. Entre las iniciativas que generan más consensos en las capitales destaca la de imponer un límite al precio de las energías inframarginales, es decir, a las renovables y a la nuclear. Aunque algunos Gobiernos continúan siendo escépticos a lo que consideran una intervención que altera el mercado.
En segundo lugar, aumentar la liquidez en los mercados. Y, por último, promover un ahorro a la demanda de la electricidad –al uso de lo que se hizo con el gas- para aliviar la factura. Pero el diablo de todo ello está, como siempre, en los detalles: ¿cómo establecer el tope a las energías limpias? ¿Ahorro eléctrico voluntario u obligatorio? ¿Bajo qué umbral? La Comisión Europea ya planteó un ahorro obligatorio en las horas punta de mayor consumo. Pero fuentes diplomáticas ya advierten de que el apetito general se encamina más hacia una reducción voluntaria, un escenario con el que algunos como España estaría más cómodo.
¿Cuáles son menos populares? El tope al precio del gas ruso aclamado esta semana por Von der Leyen no está en el orden del día de los ministros. Algunos como Polonia empujan para que se establezca, pero hay cautela a la hora de tomar una medida sobre la que no se han cuantificado bien las consecuencias. Rusia amenaza con cortar todo el gas, petróleo y carbón a la UE si llega tan lejos y advierte de un aumento de los precios de los hidrocarburos en todo el mundo. «Con el tope al gas ruso se van a ver las tiranteces entre países», afirma una fuente.
Así, otros países son más proclives a establecer un precio general a todo el gas. Pero ello a su vez les pone en una situación delicada con sus proveedores más cercanos, como Estados Unidos, Noruega, Azerbaiyán o Argelia. No se espera, por tanto, un mandato claro a la Comisión Europea en este punto. «No creo que haya una mayoría en favor de esta medida. Todo el mundo tiene que medir las consecuencias», aseguran fuentes europeas.
Sobre la otra medida estrella, la recortar las ganancias de las empresas de gas y petróleo, Polonia ya se ha mostrado en contra, según avanza el Financial Times. Cualquier plan que en última instancia suponga aplicar un impuesto a los productores de energía por sus beneficios extraordinarios es todavía muy prematuro. Hay que establecer condiciones, calendario y receptores de estos fondos recaudados.
¿De excepción ibérica a normalidad europea? Otra de las medidas a debate será el desacople del precio del gas al de la producción de electricidad, algo que hacen Madrid y Lisboa bajo la conocida como ‘excepción ibérica’. Extenderle al grueso de la UE es un debate poco avanzado y maduro. Ni siquiera figura entre las medidas planteadas por Von der Leyen. En Bruselas alegan que la medida podría dar lugar a una mayor dependencia del gas. Algo que España niega. El país asegura que con esta medida los consumidores se han ahorrado millones de euros sin necesidad de echar mano del presupuesto. Es cierto que durante este mes el país ha aumentado su uso del gas. De hecho, en julio y agosto fue el mayor importador de gas natural licuado ruso del mundo, pero en la delegación española lo achacan al contexto actual de sequía y de momento complicado del parque nuclear francés. Madrid está ayudando con gas a los vecinos Portugal o Francia con gas en un momento en que otras fuentes como el viento o el agua están amainando.
¿Cómo llega España?
España no presentará en la cita medidas concretas. Pero Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno, aterriza en la capital comunitaria con ganas de dar batalla en torno al gasoducto del MidCat, enterrado por la negativa frontal de Francia y con ningún apetito por parte de la Comisión Europea para ‘mojarse’ en el debate. «Es necesario acelerar las interconexiones. España no está totalmente integrada en el mercado energético europeo. Pero vamos a seguir dando la batalla. Las cosas en la UE van así. Es un ejercicio lento el de ir convenciendo», explican fuentes diplomáticas. El Plan B de España pasa por redirigir esta tubería hacia Italia por vía marítima. Los transalpinos están más receptivos por su gran dependencia del gas ruso. Pero la alternativa italiana no es la opción favorita de los de Pedro Sánchez porque es más costosa, menos efectiva y tardará mucho más en ser una realidad.