La sequía no solo se debe a la falta de lluvia: el vaciado de pantanos impacta de lleno en el peor momento

El pasado verano, algunas eléctricas procedieron al vaciado de los embalses para hacer frente a la gran crisis de energía que asolaba a España

Durante la gran crisis energética del pasado verano, las eléctricas vaciaron los embalses del centro y del norte de la Península para hacerla frente. Ahora, la ausencia de precipitaciones este invierno se está encargando de hacer lo propio con los del sur.

España se seca. Pero esta situación no solo depende de que la lluvia parece haberse olvidado de hacer acto de presencia durante las últimas semanas. Con los pantanos por debajo de la mitad de su capacidad (44,3 % según los datos del Ministerio de Transición Ecológica de este martes), algunos echan la vista atrás y recuerdan la controvertida práctica de algunas empresas hace seis meses.

El polémico vaciado

Durante los meses del pasado año en los que el precio de la energía alcanzo picos muy altos, las eléctricas procedieron a vaciar los embalses para aprovechar al máximo la generación de energía hidroeléctrica. Cuanto más barata sea este tipo de energía al momento de producirla, más cara se puede vender la luz en el mercado.
El caso más paradigmático quizás fuera el del embalse de Ricobayo, en la provincia de Zamora, que es uno de los ocho de mayor capacidad de todo el país y que llegó a quedarse al 10 % de su capacidad, ofreciendo una imagen más propia de otras latitudes.
La concesión del pantano pertenece a Iberdrola, que con su decisión provocó consecuencias en los negocios de la zona y puso en pie a los alcaldes y vecinos de los municipios colindantes.
La eléctrica aludió a que Ricobayo cumplía la función para el que fue creado en un momento necesario, «producir energía para el suministro de la demanda». Una explicación que no convenció ni a asociaciones ecologistas ni a afectados.
El pantano zamorano no fue el único. En época estival, las eléctricas Naturgy e Iberdrola vaciaron bruscamente los embalses gallegos de Cenza, As Portas, Belesar y Salas, provocando que en pocas semanas el nivel del agua bajara en más del 70 % y llevando a la Xunta y a la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil a multarlas.