El obstáculo principal es la capacidad de producción de las empresas farmacéuticas, que continua siendo más lenta de lo esperado. Una de las posibles soluciones es pedir a las compañías que compartan los derechos para poder producir sus vacunas, algo que en cualquier caso sería voluntario y no obligatorio.
Además, los Veintisiete debatirán la introducción de los llamados certificados de vacunación. Una medida que podría dar impulso al dañado sector turístico y evitaría otra desastrosa temporada veraniega.
Otro de los temas en la agenda es el cierre de fronteras entre algunos estados miembros. Apenas unas horas antes de la cumbre, Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, ha asegurado que «el cierre de fronteras por parte de algunos Estados miembros perjudica a todo nuestro mercado único. Pido que se levanten todas las formas de restricción siempre que sea posible».
Discrepancias sobre el certificado de vacunación
España y Grecia, dos de los países más dependientes del turismo, son los que más apoyan la propuesta y recuerdan que ya existen sistemas similares con otras vacunas. Mientras que en el norte, países como Alemania, creen que aún es demasiado pronto. No todas las personas han tenido ya la oportunidad de vacunarse, por lo que podría crear ciudadanos de primera y de segunda clase.
El progresivo levantamiento de las restricciones y el posible certificado de vacunación para viajar serían una buena noticia para el turismo en España. Grecia, por su parte, ha movido ficha y ha cerrado un acuerdo con Israel para permitir la entrada de turistas vacunados. Algo que España por ahora no se plantea.
De momento el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, quiere centrar los esfuerzos en aumentar la capacidad de producción de vacunas en Europa. Junto con Bélgica, Dinamarca, Lituania y Polonia ha pedido al presidente del Consejo, Charles Michel, que la cumbre sirva para hablar abiertamente de cómo se pueden garantizar los fondos para producir más vacunas.