Las reacciones a la muerte de Berlusconi: «Un corrupto y un violador que banalizó la política»

Pablo Iglesias critica al «precursor» de Trump y Ayuso, mientras que la extrema derecha se retrata con sus elogios.

El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, fallecido este lunes, en una foto de archivo.
El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, fallecido este lunes, en una foto de archivo.  EFE

El tres veces primer ministro italiano Silvio Berlusconi, fallecido este lunes a los 86 años de edad, fue recordado por sus aliados y rivales como un «protagonista» polémico de la historia política y social del país, aunque su biografía ha estado plagada de escándalos muy graves, tanto en el ámbito político y empresarial, como en el personal.

No cabe duda de que Berlusconi fue el padre del populismo moderno, anticipándose a una corriente que luego encarnarían otros líderes internacionales como el estadounidense Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro, aunque a la hora de su muerte muchos políticos italianos han omitido sus casos de corrupción y sus arrebatos machistas.

No ha sido el caso del exvicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias, quien en RAC1 lo ha calificado como «un personaje corrupto, un violador y un representante de la banalización de la política».

Berlusconi fue un «precursor» de Donald Trump y «de lo que se está instalando ahora mismo en España», afirmó el el exlíder de Podemos, quien se preguntó: «¿Existirían figuras como Ayuso si no hubiera existido previamente Berlusconi?».

 

Desde la izquierda española, Yolanda Díaz manifestó el rechazo a su ideología y gestión. «La disparidad del proyecto político que representó a lo largo de tanto tiempo el señor Berlusconi no adolece de mi compasión y, es más, muestra la disconformidad con el mismo», afirmó desde Luxemburgo la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo de España.

Equidistancia del centroizquierda italiano

Sin embargo, en Italia las críticas han sido muy tibias, incluso desde el centroizquierda. La líder del opositor Partido Demócrata (PD), Elly Schlein, ha reconocido que «todo nos separó y nos sigue separando de su visión política», mientras que el ex primer ministro socialdemócrata Matteo Renzi comentó que «muchos lo amaron, muchos lo odiaron».

Autor en 2014 del llamado Pacto del Nazareno, una controvertida alianza entre el centroizquierda y Berlusconi, Renzi añadió: «Pero todos hoy deben reconocer que su impacto en la vida política, económica, deportiva y televisiva no ha tenido precedentes»

Romano Prodi, dos veces primer ministro al frente de sendas coaliciones de centroizquierda, comentó que Berlusconi «ejerció una gran influencia en la vida de nuestro país, afectando no sólo a las instituciones, sino también a la vida de todos los ciudadanos», en una declaración formal que, con mucho esfuerzo, podría interpretarse en un doble sentido.

Por su parte, el ex primer ministro Giuseppe Conte, propuesto en su día por el Movimiento 5 Estrellas para liderar el país, reconoció a través de su cuenta de Twitter que Berlusconi «ha encendido y polarizado el debate público quizás como ningún otro».

Elogios de la ultraderecha

La ultraderecha italiana ha quedado retratada en su rosario de elogios. La primera ministra, Giorgia Meloni, aseguró que con su muerte desaparece «uno de los hombres más influyentes de la historia de Italia». Para la socia ultra del magnate en el Gobierno, «Berlusconi era sobre todo un combatiente, un hombre que nunca tuvo miedo a defender sus convicciones, con coraje y determinación».

El ultraderechista líder de la Liga, Matteo Salvini, se consideró un heredero político del Cavaliere y líder de la conservadora Forza Italia. El actual vicepresidente del Gobierno de Giorgia Meloni lo recordó como «un gran hombre y un gran italiano».

Finalmente, la ultraderecha europea, encarnada en el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, calificó a Berlusconi como un «gran luchador». Ambos compartían un modelo de Europa, como señaló el propio ultranacionalista húngaro en 2002, cuando dijo que abogaban por una UE con «libre competencia» y «burocracia mínima».