Durante la última década, los bancos centrales han aumentado sus reservas del metal precioso en más de 4.500 toneladas.
Los bancos centrales de todo el mundo están aumentando el oro que tienen en sus reservas, elevando el total en 2021 a un máximo de 31 años, según analistas consultados por el periódico japonés Nikkei Asia.
Durante la última década, los bancos centrales han aumentado sus reservas del metal precioso en más de 4.500 toneladas, de acuerdo con los datos del World Gold Council, organización internacional de investigación de la industria del oro. En septiembre, las reservas sumaban unas 36.000 toneladas, la mayor cantidad desde 1990 y un 15 % más que una década antes.
La tenencia de oro comenzó a aumentar en torno al año 2009. Hasta entonces, los bancos centrales y otras instituciones públicas solían venderlo para aumentar la tenencia de activos denominados en dólares estadounidenses. Dado que EE.UU. disfrutó de una economía boyante en la década de 1990 como única superpotencia tras el fin de la Guerra Fría, los beneficios generados por los activos denominados en dólares resultaban atractivos para otros países, explican los expertos.
La crisis financiera de 2008 y el alejamiento del dólar
Sin embargo, los especialistas señalan que el valor del dólar frente al oro ha caído bruscamente en la última década, ya que la relajación monetaria a gran escala ha seguido impulsando la oferta de la moneda estadounidense. Aunque la junta de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) ha dejado claro que va a poner fin a su política de dinero fácil y ha proyectado que empezará a subir los tipos de interés en 2022, múltiples bancos centrales, sobre todo en las economías emergentes, siguen apostando por el oro, lo que refleja la preocupación mundial por el régimen monetario basado en el dólar. Así, en los primeros nueve meses de 2021, Tailandia compró unas 90 toneladas del metal precioso, India 70 toneladas y Brasil 60 toneladas.
La crisis financiera mundial de 2008 provocó una salida de fondos incluso de la deuda pública del país norteamericano, lo que provocó una caída del valor de los activos denominados en dólares. La confianza en estos activos «se tambaleó», apuntó el analista de mercados Itsuo Toyoshima.
Tras la crisis, los tipos de interés a largo plazo en EE.UU. bajaron como consecuencia de la relajación monetaria a gran escala, lo que hizo menos ventajosa la tenencia continua de activos denominados en la divisa estadounidense. Los bancos centrales de las economías emergentes con escasa solidez crediticia empezaron a «proteger sus activos con oro«, explicó Koichiro Kamei, analista financiero y de metales preciosos.
La presencia del dólar en las reservas de divisas está disminuyendo, en contraste con el crecimiento del oro. En el 2020, la proporción de divisas del dólar cayó a su nivel más bajo en un cuarto de siglo.