Lula da Silva, que sigue con su campaña electoral, en una gira en el estado de Minas Gerais, apostó por “restaurar la democracia” en Brasil.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva dio punto final a su gira electoral de tres días en el municipio Juiz de Fora, estado de Minas Gerais. Denunció el fascismo del actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien en los últimos tiempos reforzó su campaña antidemocrática y contra el proceso electoral. Vislumbró la derrota de Bolsonaro en las elecciones del 2 de octubre.
“Bolsonaro habla de golpe todos los días. La prensa habla de golpe. Él verá un golpe. Sufrirá un golpe popular el 2 de octubre. El pueblo dará un golpe a su autoritarismo y restaurará la democracia. Será el primer golpe democrático y popular, sin fusiles, sin ametralladoras”, remarcó Lula.
El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) denunció las privatizaciones de empresas públicas brasileñas, como la petrolera estatal Petrobras. Aseguró que su partido pretende revertir estas políticas.
De hecho, el líder izquierdista sigue encabezando los sondeos de intención de voto y favorito para vencer. Según un estudio realizado por la firma Genial-Quaest, si las elecciones se celebraran hoy, Lula obtendría el 46 % de los votos frente al 29 % de Bolsonaro, una ventaja que ha subido a 17 puntos porcentuales desde los 14 puntos de abril. Lula está ahora dentro del margen de error de la encuesta para alcanzar el 50 % de los votos y ganar las elecciones en primera vuelta.
Lula competirá en los comicios a la cabeza del movimiento Vamos Juntos por Brasil, una coalición progresista que reúne a siete partidos junto a movimientos sindicales y sociales, todos con una causa común: derrotar en el sufragio a Bolsonaro, quien pretende reelegirse.