España encadena seis días con alzas en el precio de la luz y llegan los primeros fríos. En Andalucía, varios pueblos echan un pulso a las compañías eléctricas. Pueblos como Carmona o Valdelarco, que padecen prácticas abusivas con facturas de más de mil euros para hogares medios, devuelven recibos y practican apagones generalizados.
Manolo, vecino de Valdelarco dejó de poder dormir cuando recibió una carta de la compañía eléctrica que le reclama tres mensualidades. Si no paga los mil euros que adeuda, en 15 días irá al registro de morosos, amenaza la carta. Manolo dejó de pagar cuando la factura de septiembre ascendió a 949,76 euros. Manolo está en paro, recibe la ayuda al desempleo de 426 euros al mes. Sigue sin poder dormir.
Su caso es solo uno más en Valdelarco (Sierra de Huelva). En octubre, los vecinos de la pequeña localidad de 231 habitantes, pero con mucho residente estacional de fin de semana, compartían unos con otros su asombro. Las facturas de la luz habían multiplicado sus exigencias. El récord lo tuvo una vecina a la que Endesa pide más de 2.000 euros. Otras casas que estaban cerradas –con los fusibles bajados y sin consumo– recibieron facturas de cientos de euros.
«Es un atraco generalizado, yo tengo todo con gas, no tengo ni vitrocerámica, ni ventilador ni aire acondicionado y trabajo en un bar, con lo que la casa está casi siempre vacía, solo somos mi marido, mi hijo y yo… pero en septiembre nos cobran 1.354 euros», detalla indignada Enriqueta Romero, otra vecina afectada.
17 de julio, 07:49 GMT
Los testimonios que comparten los vecinos se repiten, sin motivo, prácticamente han multiplicado por 10 sus facturas. «Lo peor es que lo descubrí por casualidad, ni me mandan recibo ni nada, simplemente vi un movimiento de más de mil euros en mi banco y me extrañó», explica Enriqueta. Ella, como la gran mayoría de los vecinos, devolvió el recibo y desde entonces, no paga.
El alcalde explica a Sputnik que es una posición común mientras no se aclare el motivo de estos cobros abusivos. «Somos un pueblo pequeñísimo, aquí no hay grandes empresas, a cualquiera de nosotros un cobro así nos parte la vida», comparte indignado el regidor, Rafael López.
El propio Ayuntamiento ha pasado de pagar una media de 350 euros por el alumbrado público a 5.500 euros. «Nos dicen desde Endesa que está todo solucionado, que han instalado antenas y repetidores para corregir las lecturas de los contadores, pero no me creo nada. Las facturas siguen llegando».
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© Foto : Cortesía Enriqueta Romero
Los detalles de las facturas y cartas recibidas por los vecinos de Valdelarco
Los detalles de las facturas y cartas recibidas por los vecinos de Valdelarco
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Una actitud lejana a las disculpas
Endesa asumió su error con los vecinos, pero la maquinaria de la industria eléctrica no tiene miramientos con este pueblecito serrano. La burocracia sigue operando y enviando reclamaciones de pago, en algunas ocasiones, incluyendo amenazas. «A mucha gente le están llegando cartas que amenazan con cortes, o con ampliarles los megavatios contratados, nada de eso es legal. Te roban por la cara. En este país hay mucho delincuente suelto», lamenta el alcalde.
Otro hecho que indigna al vecindario es que Endesa asegura que compensará el dinero que ha cobrado de más. «¿Compensar?, no. ¡Qué lo devuelvan íntegramente, si me quitan dinero, no pueden decidir cómo gestionarlo! Yo no quiero una rebaja, ¡quiero mi dinero!», advierte Enriqueta indignada.
Sputnik ha tratado de contactar con Endesa, aunque sin respuesta. La explicación dada por la eléctrica a la localidad es que, los recibos mensuales de mil euros a personas que tienen sencillas viviendas familiares, tienen que ver con la falta de infraestructuras.
En la Sierra de Aracena, al norte de Huelva, no hay cobertura 2G, lo que dificulta la lectura de contadores. La compañía instaló contadores inteligentes, pero la falta de cobertura y el hecho de no enviar a técnicos para su lectura, hace que Endesa o Energía XXI, algunas de las gestoras del mercado eléctrico, hagan consumos estimados (irreales) en los hogares. Lo que explica que personas como Enriqueta o Manolo consumieran más de mil euros de luz en septiembre.
La legislación española permite que las grandes compañías energéticas puedan ahorrarse los revisores de los contadores con la facturación por estimación. Si el usuario no facilita la lectura de los contadores, dice la ley, la compañía podrá realizar una estimación durante un año, y en caso de cobrar de más, devolver el dinero en la siguiente factura. Este ventajoso funcionamiento para las eléctricas opera desde fines de los 90, los tiempos del «España va bien» del presidente Jose María Aznar y las privatizaciones. A los vecinos de Valdelarco nadie les pidió una lectura de sus contadores. Les cobraron directamente.
«No queremos dejar de pagar, simplemente queremos pagar lo que consumimos realmente. Dicen que han enviado a técnicos, que han instalado repetidores, aún estamos a la espera de recibir la nueva factura, por ahora, lo único que llegan son amenazas», nos dice Enriqueta.
14 de octubre, 09:46 GMT
Un sistema que hace a los pueblos inhabitables
«¿Quién va a querer vivir aquí, quién va a querer seguir viniendo a Valdelarco? Mires por donde mires solo ofrecemos problemas: o electricidad, o falta de teléfono e internet, o falta de oferta en educación, de médicos, de transporte… Es normal que los pueblos se vacíen», reflexiona el alcalde. «Si viviéramos en una ciudad, no se permitirían estos abusos con nosotros», apunta Enriqueta.
A perro flaco todo son pulgas. Valdelarco ha visto además como, con la pandemia, la línea de autobús ha desaparecido para ser sustituida por un taxi que conecta con el pueblo de cabecera –Aracena– los martes y los jueves. También como la consulta médica va solo unas horas matinales tres días a la semana, «y eso si hay suerte», cuenta otra vecina.
Los vecinos de Valdelarco han devuelto los recibos. Ahora se enfrentan a amenazas y a la burocracia de las grandes compañías eléctricas. En otra localidad andaluza, en Carmona (Sevilla) surge otra manera de luchar contra los abusos del precios de la luz.
Miguel Pastrana, con las facturas de más de 400 euros que «apenas puede pagar»
© Foto : Cortesía M. Pastrana
Apagón España
«Era junio y recibí una factura de más de 400 euros, no era capaz de calcular lo que iba a pagar en julio con el calor y el aire acondicionado, me cabreé y así nació Apagón Carmona que hoy es Apagón España», explica a Sputnik Miguel Pastrana, impulsor de la iniciativa popular.
La protesta de este tendero que asegura trabajar cerca de 12 horas al día toda la semana vendiendo pan, chucherías y bebidas en su tienda de ultramarinos, «con un margen de ganancia mínimo», consistió en apagar la luz 15 minutos. Bajar los fusibles, «me dije que, si éramos muchos los que hacían este gesto cada día, acabaríamos haciéndoles daño».
Nació Apagón Carmona y, poco a poco, tuvo más repercusión social, así que pasó a ser Apagón España, que propone parar el consumo eléctrico de 20:00h a 20:05h cada día.
«Si somos 100.000 personas haciendo eso cada día, ya es un coste significativo para ellos», explica Pastrana, conocido en Carmona como el Robin Hood de la luz. Lamenta, eso sí, que el grupo de Facebook debería tener mucha más repercusión, habida cuenta del abuso de precios. «Pero al menos, no dejamos de crecer, ya casi somos 40.000 personas y muchas familias han metido el apagón en sus rutinas».
26 de octubre, 15:57 GMT
El martes 23 de noviembre España encadena su sexto día consecutivo con un precio medio de la electricidad, en el mercado mayorista, por encima de los 200 euros por megavatio hora, y esto pasa con los temporales de frío asolando la península Ibérica por primera vez este invierno. Los contadores de electricidad, con o sin cobertura, con o sin justificación, siguen tarifando, «España va bien», rumian.