Familias de víctimas de balaceras escolares y activistas denuncian la complicidad del sector burocrático y político con el buró de las armas estadounidenses.
Estas son las víctimas de la “otra” pandemia. La brutal epidemia de violencia armada en Estados Unidos se roba las vidas de alrededor de 45,000 seres humanos cada año. Miles más quedan incapacitados de por vida.
Rifles de asalto, ametralladoras de guerra. Abiertamente, como si se tratara de una limpieza étnica disimulada, los mercaderes de la muerte pactan a puerta cerrada con los políticos de turno para facilitar la venta de armas.
Se calcula que en Estados Unidos actualmente hay más de 500 millones de armas de fuego en circulación. En lugar de proteger a los ciudadanos, se hacen grandes negocios con las vidas y las balas. De hecho, es más fácil adquirir un arma que inscribirse en un programa educativo.
No sorprende entonces que recientemente se impuso veto a un intento de legislación para limitar e informar al público sobre los “mega-donantes” de las campañas.
La Asociación Nacional del Rifle o NRA es probablemente uno de los mayores contribuyentes de campañas electorales del bipartidismo estadounidense con las manos manchas de sangre.
Marcelo Sánchez, Washington