Los proyectos e incluso la presencia de empresas energéticas extranjeras en el país norteamericano podrían verse comprometidos de prosperar la reforma de la Ley de Industria Eléctrica, que también limita la producción de energía renovable. AMLO, que acusó de prácticas corruptas a esas compañías, niega que haya obstáculos para invertir en México.
Las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador aludiendo a los favores prestados por anteriores Ejecutivos a las empresas españolas, han minado la relación entre Iberdrola y las autoridades mexicanas.
En febrero el conflicto se agravó con la presentación de una iniciativa legislativa que contempla cambios en la Ley de Industria Eléctrica de México. Esta reforma prevé otorgar mayor poder decisorio a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el regulador mexicano, también en materia medioambiental. De resultas, se apuesta por las empresas hidroeléctricas públicas mexicanas y se desestima la generación de energía que no sea de esta naturaleza o creada mediante fuentes fósiles, tanto si proviene de empresas públicas o privadas.
¿Puertas giratorias?
De este modo se limita la generación de electricidad a través de fuentes limpias, circunstancia que suscita las protestas de organizaciones ecologistas como WWF, que exige al Congreso mexicano retirar la iniciativa. También se incrementan las tarifas al transporte de la electricidad en general, por lo que aumentan los costes en los parques eólicos. Se elimina la obligatoriedad de las subastas eléctricas, se restringen los esquemas de autoabastecimiento y el CFE asume una nueva normativa de emisión de Certificados de Energías Limpias. En suma, la reforma prioriza la energía generada en plantas hidroeléctricas y de combustibles fósiles de la CFE sobre las centrales renovables y de ciclo combinado en manos privadas.
En México diversos analistas advierten de un ulterior impacto en los precios para la industria y los consumidores finales. Las organizaciones empresariales del país no están satisfechas. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) habla de «expropiación indirecta» y Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana) de un retorno al «monopolio» eléctrico.
La Cámara de Comercio de EEUU incluso afirma que la reforma entraña una violación del T-MEC, el nuevo Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. El disgusto en Iberdrola, cuyo negocio en México ocupa un 8% del volumen global de la compañía, no se refleja en sus portavoces, que prefieren antes la contención que realizar comentarios que puedan interferir en los intereses de las partes implicadas.
Las razones de AMLO
El presidente mexicano sostiene que la reforma energética acometida en 2013 abrió el sector a la inversión privada, que también se hizo paso mediante sobornos de las empresas a los legisladores. La denuncia del esquema de corrupción y el propósito de acabar con él, así como una rebaja de los precios de la energía, fueron elementos clave de las promesas electorales de Andrés Manuel López Obrador.
“Necesitamos poner orden y acabar con la corrupción, no seguir apostando a destruir la Comisión Federal de Electricidad para dejarles el negocio a estos traficantes de influencias», manifestó el 8 de febrero.
Ese día, en sus primeras declaraciones luego de su convalecencia por COVID-19, el dirigente defendió la reforma, que posibilitará, dijo, contener los precios y los «abusos». También explicó que las críticas provienen de la industria privada que se había adueñado del sector.
“No les gustó que envié una iniciativa de reforma al sector eléctrico porque se habían apoderado de la industria, las empresas particulares, comprando, sobornando a autoridades corruptas. Empresas extranjeras como Iberdrola que, con un descaro sin precedente, contrata a la Secretaría de Energía y la convierte en su empleada”, subrayó.
El choque con Iberdrola
El líder mexicano se ha quejado públicamente en numerosas ocasiones de la energética española. En especial por el hecho de que la anterior responsable ministerial en el Gobierno de Felipe Calderón, la secretaria de Energía Georgina Kessel, ocupe ahora un cargo como consejera en Iberdrola.
La novedad radica en que AMLO califica ya a la compañía dirigida por Ignacio Sánchez Galán de «corrupta». En enero, López Obrador declaró a los medios haber hablado con el directivo español para señalarle la «inmoralidad» de los contratos que Iberdrola tiene suscritos con la CFE. El político ha llegado a afirmar que el dinero que en general se paga de más en los contratos, se necesita ahora para abonar los suministros de dosis de las vacunas contra la COVID-19 en México.
En junio de 2019, Iberdrola canceló un proyecto valorado en 1.200 millones de dólares para construir una planta de ciclo combinado en el Estado de Veracruz, presumiblemente a consecuencia de las desavenencias con las autoridades reguladoras mexicanas.
Sin gas por la ola de frío en Texas
Otra de las razones del Gobierno mexicano para desarrollar su reforma energética subyace en la necesidad de enfrentar la situación atmosférica creada en la vecina Texas y que ha ocasionado un corte en el suministro de gas hacia México. De ahí que se hayan puesto en marcha plantas de energía eléctrica a base de combustóleo y carbón.
Así lo manifestó López Obrador en rueda de prensa el 18 de febrero para anunciar la contratación de buques de carga con estos combustibles y poder restituir el suministro eléctrico en el norte del país. Durante su comparecencia, AMLO hizo mención a las compañías españolas, a sus promesas incumplidas de precios bajos y la política de subsidios de la que se beneficiaron. México venía comprando gas a Texas luego de que Repsol suscribiera contratos para su extracción en la Cuenca de Burgos [en el Estado de Tamaulipas], pero «no sacaron gas», repuso.
29 Octubre 2020, 00:53
«Nos engañaron que se iba a producir más, que iba a llegar mucha inversión extranjera, que iba a bajar el precio de los combustibles. ¡Puras mentiras! No hubo producción de gas, nada más se quedaron con los beneficios de los contratos leoninos, fue un saqueo».
En este contexto, el presidente mexicano defendió la necesidad de poner orden. «Sí tiene que haber negocios en México, no hay ninguna prohibición, no hay ningún obstáculo para invertir en México y para hacer negocios», declaró, al tiempo que abogaba por la desaparición del «influyentismo». «Que se enoje la dirección editorial de El País o el Financial Times, el Wall Street Journal. Si necesitan explicación, se las damos», concluyó.