Moscú sigue el desarrollo de la investigación de este crimen «arrogante y demostrativo», señaló la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova.
La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha declarado este viernes que el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue un crimen «arrogante y demostrativo», y Moscú espera que no solo se encuentre a los perpetradores, sino también a los que ordenaron el magnicidio.
El Gobierno de Haití informó este jueves que hay un sujeto con nacionalidad estadounidense entre las seis personas detenidas por el asesinato del presidente de la nación. Además, según fuentes del Ejecutivo, habría otro estadounidense en el grupo de sospechosos del crimen que fueron detenidos, aunque esta información no ha sido confirmada de manera oficial.
«Esta información causa nuestra seria preocupación, indica que, una vez más, fuerzas externas están intentando utilizar un conflicto puramente interno para sus propios intereses egoístas», recalcó Zajárova.
En este sentido, la diplomática expresó la esperanza de que las fuerzas del orden de Haití puedan «comprender las verdaderas razones de lo sucedido» y llevar ante la Justicia no solo a los perpetradores de este crimen, sino también «a los clientes, así como a los posibles cómplices».
«¿Por qué no quieren comentar esto?»
Zajárova también calificó de «sorprendente» que los portavoces de las autoridades de EE.UU. no fueron capaces de confirmar ni desmentir, y rehuyeron responder a la pregunta de los periodistas sobre la participación de ciudadanos estadounidenses en este crimen.
«¿Por qué es sorprendente? Porque cuando se habla de los ‘famosos hackers’ rusos, los mitológicos ciudadanos rusos que interfieren en las elecciones y según fuerzas políticas de EE.UU. influyen en procesos mundiales», los representantes de los órganos del país norteamericano «están más dispuestos a hablar», recordó la vocera. Es más, valiéndose de lo que ellos consideran ‘pruebas concluyentes’, «lanzan sentencias acusadoras, introducen sanciones», llaman a la comunidad internacional a sumarse a estas acciones contra esta «amenaza rusa», añadió.
«Cuando se habla de sus ciudadanos estadounidenses que están detenidos en Haití y este país ha emitido un anuncio oficial sobre ello, ¿por qué ustedes no quieren comentar esto? ¿Por qué ahora no son tan locuaces?», se pregunta la portavoz de la diplomacia rusa, subrayando que el que fue asesinado es «el presidente de un estado soberano».
Magnicidio
El miércoles en la madrugada, un grupo de individuos armados, que al parecer hablaban inglés y español, atacaron la residencia privada del mandatario, ubicada en el barrio de Pelerin de Puerto Príncipe. Moïse falleció tras recibir el impacto de doce balas, mientras que su esposa, Jovenel Moïse, resultó lesionada y fue hospitalizada en un sanatorio de la capital y posteriormente trasladada en un avión ambulancia a un centro médico de Miami, en el estado de Florida (EE.UU.).
Haití permanece en estado de sitio a raíz del asesinato del mandatario de 53 años. De momento, el Consejo de Ministros, bajo la presidencia del primer ministro interino (Joseph), «ejerce el Poder Ejecutivo hasta la elección» de otro jefe de Estado.
Hasta el momento, son ya 17 los sospechosos detenidos, mientras cuatro más han fallecido durante los operativos para atrapar a los responsables del asesinato, según anunció la noche de este jueves el primer ministro interino, Claude Joseph. Entretanto, el Gobierno haitiano está en la búsqueda de otras siete personas que habrían participado en el magnicidio.
«El objetivo es que haya justicia por la muerte del presidente Moïse», declaró Joseph en entrevista con Telesur.
Al mismo tiempo, Joseph evitó pronunciarse sobre la nacionalidad de los responsables del crimen, al considerar que las investigaciones están todavía en desarrollo. «Yo prefiero esperar los detalles, de manera que les pueda hablar cuando tenga mayor información», declaró el primer ministro interino.
El magnicidio se produjo a menos de tres meses de celebrarse las elecciones presidenciales y legislativas en Haití, previstas para el 26 de septiembre, a las que Moïse no podía presentarse.