El plan de Sánchez no es otra cosa que una declaración de mínimas intenciones, ambiguo y tibio que, en plena arremetida de la ultraderecha, nos demuestra hasta qué punto él es la descripción exacta de mal menor
El plan de Sánchez no es otra cosa que una declaración de mínimas intenciones, ambiguo y tibio que, en plena arremetida de la ultraderecha, nos demuestra hasta qué punto él es la descripción exacta de mal menor