«Seremos unos fascistas, pero sabemos gobernar…», decía allá por mayo de 2021 el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. «Se acaba toda esa era de hacer lo que uno quiere, de esos gobiernos absolutistas porque tienen partidos que les fiscalizan y que les miran con lupa en todo lo que hacen», aseguraba la vicealcaldesa, Begoña Villacís, en 2019.
Pues bien, esta semana hemos conocido que en la peor etapa de la pandemia, los empresarios Luis Medina Abascal y Alberto Luceño Cerón estafaron, según la Fiscalía Anticorrupción, al Ayuntamiento de Madrid con la venta de material sanitario defectuoso por 10,8 millones de euros. Un caso perfecto para que los tuiteros lo analicen con su habitual y celebrada ironía.
Un ferrari, un Lamborghini, un yate, un rolex, un casoplón en Pozuelo y tu abuela muerta, el Madrid de Ayuso y Almeida.