En el actual conflicto que enfrenta la Federación Rusa y Ucrania, una de las armas fundamentales esgrimidas por occidente es la desinformación y la manipulación.
Ellas expresan en toda su magnitud aquellas ideas formuladas por el analista estadounidense Noam Chomsky, relativas a las diez estrategias de manipulación mediática.
Entre las mencionadas, en el actual conflicto en Europa oriental se destacan las vinculadas a fortalecer las audiencias ignorantes, emotivas, sin pensamiento crítico y sobre todo el generar problemas y luego presentarse como el adalid de las soluciones. Como se explica sino, que durante 31 años, tras la caída del llamado campo socialista y la fragmentación de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) la federación rusa exigiera a Estados Unidos y los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) garantías de seguridad, que impidieran cualquier atisbo de conflicto en la frontera occidental de Rusia. No incorporara miembros de la ex URSS a la organización político-militar, que representa la OTAN y generar una política de cooperación y desarrollo conjunto.
Nada de ello sucedió y la realidad mostró que la política de distensión estuvo muy lejos de los propósitos aliancistas. Una OTAN que comenzó a incorporar aceleradamente a los ex países del ex campo socialista a sus filas, obligando a Rusia a generar una política defensiva que distrajo recursos importantes para la consolidación de su nuevo escenario político. Se creó un escenario de conflicto, se catalizó una política pro otanista en los países del este europeo, que tuvo su momento cúlmine con el derrocamiento, en febrero del año 2014 del ex presidente ucraniano Viktor Yanukovich y la guerra de exterminio de la población del Donbás, con fuertes vínculos políticos, históricos, culturales, lingüísticos con Rusia.
Es decir, se creó el problema – agudizar el conflicto entre una política proeuropeista y otanista contra Rusia —se atizó el fuego del conflicto, apoyando por parte de Washington y los suyos una guerra llevada a cabo por Kiev— que hasta el día de hoy ha generado al menos 20 mil muertos – que obligó a la población del Donbás a conformar las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Repúblicas que estrecharon sus lazos con la madre patria rusa, ante los ataques de las fuerzas ultranacionalistas y nazistas ucranianas y la decisión de Moscú de defender a estas repúblicas con advertencias claras a occidente, que si seguían con esa política hostil, con la violación de los acuerdos de no expansión de la OTAN y el seguir estrechando el cerco contra su país, entonces se procedería a una operación política-militar de desnazificación y desmilitarización de Ucrania.
Y, así ha sido desde el 24 de febrero de este 2022. Occidente planificó, organizó y apoyo la política de máxima presión política, económica, diplomática y militar contra Rusia y hoy que ha creado el problema finge apoyar una solución que ha significado, lisa y llanamente echar más leña al fuego. Para eso cuenta con población donde la ignorancia prima, el apoyo de gran parte de los medios de desinformación y manipulación que maneja occidente, con una audiencia servil a partir del fortalecimiento de la emocionalidad en lugar del pensamiento crítico, con políticas de distracción destinadas a evitar que las sociedades se preocupen de los problemas importantes entre otras estrategias diseñadas con ingentes uso de fondos y la complicidad de medios, redes sociales, organizaciones internacionales y gobiernos cómplices de Washington y su arma política militar llamada OTAN.
Medios occidentales como CNN y Fox News de Estados Unidos, BBC de la Gran Bretaña, France 24, DW de Alemania. Medios, tanto televisivos como gráficos, radiales, digitales y las agencias noticiosas de las principales potencias adscritas a la OTAN, han impuesto una narrativa que presenta a Rusia como el país, que ocupa técnicas absolutamente reñidas con la convención sobre la guerra y por tanto se ha concretado una visión rusofóbica, donde todo lo que se muestre en temas de destrucción muertes, bombardeos de escuelas, hospitales y áreas residenciales son atribuidas al ejército ruso. No hay un mínimo de atención, por ejemplo, en analizar que Rusia, que ha ocupado gran parte del Donbás y así concretar su defensa, es bombardeado por fuerzas del ejército ucraniano y batallones paramilitares nazis como Aidar, Azov, Dnipro que utilizan a la población civil como escudo humano e instalan en hospitales, escuelas, edificios civiles y gubernamentales, artefactos de guerra como tanques, piezas de artillería y locación de tropas y desde allí atacar a las tropas rusas.
El ministerio de defensa ruso ha presentado pruebas documentales – ante organismos internacionales – del asesinato de sus soldados prisioneros después de ser golpeados y torturados. Del uso por parte de las fuerzas ucranianas y los batallones nacionalistas de instalaciones civiles, equipándolos como puestos de tiro, minando esas infraestructuras civiles. Allí se acuartelan y disparan lo que convierte, por tanto, a ese sitio en un blanco de guerra. Por ejemplo, en el poblado de Lubotin —en la región de Járkov— en una escuela de formación técnica fue desplegado un punto de dislocación provisional de la 92 brigada de infantería motorizada de las fuerzas ucranianas. Un punto donde actuaban 150 militares con 15 vehículos blindados y ametralladoras pesadas. Tras el ataque ruso contra estos efectivos militares ucranianos, estas fuerzas hostiles se retiraron, no sin antes destruir todo a su paso, infraestructura sanitaria, casas y desde luego proceder a asesinar a la población civil.
Por ejemplo, las fuerzas militares ucranianas y sus batallones ultraderechistas al retirarse de la ciudad de Svyatogorsk después de ser impedidos de utilizar la catedral de esta ciudad y transformarla en una zona fortificada, en su retiro la quemaron hasta sus cimientos. Los ucranianos eligieron ese lugar – una catedral ortodoxa pues sabían que las fuerzas rusas no la atacarían, pero el ejército ucraniano si lo hizo y la prensa occidental en general repitió la narrativa rusofóbica. Sumemos a esto la utilización de zonas industriales químicas, petrolíferas, nucleares de tal forma de evitar ser atacados so pena de una catástrofe ecológica pero esas fuerzas ucranianas das atacaban desde allí a las fuerzas rusas. Así fue usada la planta química Azot en la ciudad de Severodonetsk y la empresa química en la ciudad de Sumy.
Recordemos, igualmente, el uso militar que Ucrania le dio a la planta nuclear de Zaporizay, que es la mayor central nuclear de Europa y la tercera del mundo situada, que ha sido blanco de ataques militares por parte del gobierno ucraniano, que apoyado por los medios occidentales asigna la responsabilidad de esos disparos a Rusia – quien controla la planta – el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que «afortunadamente, los proyectiles ucranianos no alcanzaron la instalación de petróleo y combustible y la planta de oxígeno cercana, evitando así un incendio mayor y un posible accidente de radiación”. Se ha llamado, por parte del gobierno ruso, a la Agencia Internacional de Energía Atómica, para que visite el terreno y compruebe in situ la acción ucraniana, que reviste un peligro para toda Europa.
Como parte de la guerra de desinformación y manipulación a la que está sometida Rusia se ha evitado darle relevancia al informe de Amnistía Internacional. Documento emitido el pasado 4 de agosto1 que con claridad y fundamento acusa a Ucrania y sus fuerzas militares, de instalar bases militares en hospitales, escuelas y barrios residenciales, desde donde se realizan ataques de artillería contra objetivos rusos. Según el informe de Amnistía Internacional, estas acciones ponen en riesgo a la población civil, advirtiendo que esto supone una violación del derecho internacional humanitario al convertir a los civiles en objetivos militares. El informe señala, además, que las víctimas civiles ucranianas se producen como consecuencia de la respuesta rusa a estos ataques realizados desde zonas civiles.
La documentación para el informe se realizó entre los meses de abril y julio en las zonas de Járkov, Donbás y Mykolaiv. La secretaria general de Amnistía Internacional Agnés Callamard señaló que “hemos documentado un patrón en el que las fuerzas ucranianas ponen en peligro a los civiles y violan las leyes de la guerra cuando operan en zonas pobladas”. En ese sentido, recordó que “estar en una posición defensiva no exime al ejército ucraniano de respetar el derecho internacional humanitario”. Durante estas investigaciones, el equipo encontró indicios de que las fuerzas ucranianas lanzaban ataques desde el interior de zonas residenciales habitadas y de que se habían establecido en edificios civiles de 19 ciudades y pueblos de las regiones citadas. El Evidence Lab de la organización ha analizado imágenes satelitales para corroborar aún más algunos de estos incidentes. La mayoría de las zonas residenciales donde se emplazaron los soldados estaban a varios kilómetros de las líneas de frente. Existían alternativas viables que no pondrían en peligro a la población civil, como bases militares o zonas densamente boscosas en las proximidades, u otras estructuras alejadas de las zonas residenciales.
En los casos que documentó, Amnistía Internacional no tiene conocimiento de que los militares ucranianos que se emplazaron en estructuras civiles en zonas residenciales hubieran pedido a la población civil que evacuase los edificios vecinos o la hubiese ayudado a evacuarlos; es decir, no tomaron todas las precauciones posibles para proteger a la población civil. A pesar de este informe, de las declaraciones del gobierno ruso y su disposición a apoyar toda investigación internacional de la cual se le ha acusado de ser responsable la estrategia de desinformación y manipulación occidental es una más de las ramas por las cuales se combate a rusia, se niega el derecho a estar informados plenamente y se ha tomado partido, indudablemente, por Ucrania dando cuenta de los intereses que mueven a Estados Unidos y la OTAN. Lo importante es analizar todo el escenario y sobre él sacar nuestras conclusiones. No olvidemos que la guerra en Ucrania revela, igualmente, el doble rasero de Occidente sobre los problemas humanitarios, especialmente en el tema de las víctimas de los conflictos en Asia Occidental y el racismo imperante como ha quedado demostrado respecto a la manera de reaccionar Europa frente al tema refugiados ucranianos y como lo ha hecho cuando se trata de africanos, sirios, afganos, entre otros.2
Por ello presento a ustedes la otra visión, otra línea por la cual mirar y analizar lo que acontece en Ucrania, en el Donbás, en esta parte de Europa oriental que también ha servido para tapar otros conflictos llevados a cabo por países aliados de occidente como es el caso de la ocupación y colonización de palestina a manos de Israel, la ocupación y colonización del pueblo Saharaui a manos de marruecos, la agresión contra Siria, Irak, la guerra contra el pueblo de Yemen llevado a cabo por Arabia Saudí y sus socios, entre otros crímenes que son silenciados pues se trata de monarquías y gobiernos corruptos amigos y grandes compradores de armas de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
Pablo Jofré Leal
Artículo de SegundoPaso ConoSur
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