El ministro de Defensa de Venezuela aseveró que América Latina no es un espacio para el saqueo, en respuesta al interés de EE.UU. en los recursos de la región.
“Tiene razón el imperio [estadounidense] sobre la cantidad de recursos estratégicos con los que cuenta esta región. Pero Latinoamérica ya no es un pedazo de tierra para saquear”, expresó el lunes Vladimir Padrino López a través de la red social Twitter.
Esta respuesta surgió a propósito de las afirmaciones de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, quien resaltó el jueves en conversación con el Atlantic Council (un think tank estadounidense en el campo de los asuntos internacionales), que a Washington realmente le importa Latinoamérica por sus recursos, como el agua, el litio, el petróleo, el cobre, el oro, etc.
La militar estadounidense precisó que la concentración de “las reservas de petróleo más grandes”, incluidas las de “crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año”, y los recursos de Venezuela, con petróleo, cobre, oro”. Añadió que todos esos recursos y elementos tienen mucho que ver con “la seguridad nacional de Estados Unidos”, y por ello “tenemos que empezar nuestro juego”.
Ante tales declaraciones, el titular de Defensa dejó claro que en Latinoamérica “se construye un bloque geopolítico emergente que será clave en la construcción de un Nuevo Orden Mundial Multipolar”.
A su vez, el ministro de Comunicación y la Información, Freddy Ñáñez, tachó también a través de Twitter de “descaro” las pretensiones de Estados Unidos respecto a las riquezas naturales de América Latina y recalcó que el Gobierno estadounidense debe saber que desde “hace 200 años el espíritu antimperialista es inherente a nuestras repúblicas”.
En efecto, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, así como otras autoridades del país caribeño, siempre han abogado por el multipluralismo ante el unipolarismo que ejerce Estados Unidos. “Queremos ver simplemente el surgimiento y construcción de un mundo metacéntrico, multipolar, donde se imponga un diálogo de civilizaciones de culturas, modelos políticos y religiones. Donde nadie pretenda imponer por el uso de la fuerza ni a través de la coacción su forma de ser, su cultura o su modelo económico”, señaló el mandatario en 2017.
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