El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, espera que EE.UU. deje su “política extremista” para poder entablar diálogos al más alto nivel entre ambos países.
En una entrevista, emitida el lunes en el canal Telesur, el periodista Ignacio Ramonet preguntó al mandatario venezolano varios temas, entre ellos sobre las perspectivas respecto a una eventual normalización de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, considerando que Washington mantiene bajo sanciones al país suramericano.
Maduro, primero, lamentó que Estados Unidos esté atrapado en una “política sin sentido sobre Venezuela, al apoyar instituciones inexistentes”, como la ‘presidencia interina’, recientemente finiquitada de Juan Guaidó.
Para el jefe de Estado venezolano, el responsable del enfoque contra Venezuela lo intensificó el expresidente estadounidense Donald Trump, que “impuso un modelo sobre Venezuela: la antipolítica. Golpear, amenazar con invasiones, sanciones extremistas, tratar de romper al país desde adentro, imponer un ‘presidente’ desde afuera”, precisó.
Sin embargo, Maduro puso de relieve que “Venezuela está preparada, totalmente preparada para dar pasos hacia un proceso de normalización y regularización de relaciones diplomáticas, consulares, políticas, con este gobierno de los Estados Unidos y con los gobiernos que puedan venir”.
Con todo, para la recuperación de nexos, el líder chavista consideró necesario que, primero, “Estados Unidos pase página y deje esa política extremista a un lado, y llegue a políticas más pragmáticas en relación a Venezuela. Nosotros estamos preparados. Ojalá suceda”, reiteró Maduro.
El Gobierno venezolano decidió romper en enero de 2019 relaciones diplomáticas con Estados Unidos tras el apoyo de Trump a la proclamación de Guaidó como presidente interino, en contra de la reelección de Maduro en las elecciones del mismo año.
En realidad, Maduro siempre ha expresado su disposición a dialogar con EE.UU. en un contexto de respeto y reconocimiento de su legitimidad como presidente, pero fue hasta el 5 de marzo de 2022, que ambas partes iniciaron contactos.
Entre los primeros alcances del acercamiento, el Gobierno venezolano puso en libertad a dos estadounidenses, acusados de corrupción y terrorismo, a la vez que aceptó volver a la mesa de negociaciones con la oposición respaldada por Estados Unidos.
Por su parte, Estados Unidos, agobiado por una crisis energética, permitió que empresas petroleras, incluida Chevron, puedan retomar sus actividades en Venezuela, aliviando, de este modo, las fuertes sanciones que impone al país suramericano desde 2019.