Hay confesiones premiables que el coro mundial dominante contra Venezuela bolivariana, auspiciado por el poderío mediático del imperialismo occidental, se encarga de ocultar y /o subvalorar en cuanto a evidencias de delitos de Estado, violaciones a derechos humanos y agresiones a la autodeterminación de pueblos.

Hablo de confesiones descaradas, que implican crímenes de lesa humanidad a cargo de instituciones y personeros estadounidenses con capacidad de provocar genocidios, en tanto voceros de su Gobierno y de sus Fuerzas Armadas.

-Revisen estas declaraciones de factura militar:

“Intensificar el derrocamiento definitivo del chavismo y la expulsión de su representante, socavar el apoyo popular….alentar la insatisfacción popular aumentando el proceso de desestabilización y desabastecimiento…

Incrementar la inestabilidad interna a niveles críticos, intensificando la descapitalización del país, la fuga de capital extranjero y el deterioro de la moneda nacional, mediante la aplicación de nuevas medidas inflacionarias que incrementen ese deterioro…obstruir todas las importaciones y al mismo tiempo desmotivar a los posibles inversores foráneos”.

(KURT TIDD, Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, tomado del documento “El Golpe Maestro de EEUU contra Venezuela”, 9-05-2018. Citado por Stella Caloni en artículo publicado en la Red Voltaire)

-Pero observen además con atención estos párrafos del informe político presentado por el halcón Elliot Abraham a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU:

¿Entonces vamos acaso a permitir que en Venezuela sea exitoso el socialismo, señores Representantes? ¿Pueden ustedes creer lo que eso provocaría en toda la región de América Latina?, ¿Ustedes pueden imaginarse lo que representa construir tres millones de viviendas sin la participación de la empresa privada? ¿Cuál sería el destino de nuestro modelo si no intervenimos allí en los proyecto de salud o educación, en la formación de sus militares y en la adquisición de los elementos para su defensa?, ¿Vamos entonces a permitir que en ese país triunfe el socialismo, un sistema al que le hemos venido declarando la guerra desde que nos constituimos en democracia líder del libre mercado? Por lo tanto, el que no esté con nosotros debe pasar por los más dolorosas privaciones, las más terribles inseguridades, las más penosas necesidades de todo aquello que durante tanto tiempo disfrutó teniéndonos por aliado y por el sostén de sus costumbres, de sus hábitos y entretenimientos más preciados…”.

LA VERDAD AL DESNUDO

Estas confesiones dejan claro que la crisis que afecta a Venezuela ha sido provocada por la cúpula del poder estadounidense, que el deterioro de la economía en los niveles actuales, los desabastecimientos, la híper-inflación y la devaluación gigantesca de la moneda nacional, las “privaciones” y “necesidades penosas”, los intentos de golpes de Estado y de desestabilización, la violencia, inseguridad, obstrucción de las importaciones y fuga de divisas y capitales…han sido consecuencias de un plan fríamente programado y ejecutado por el Departamento de Estado y el Pentágono de EEUU. Y ahora resucitan el TIAR, fuerza de intervención militar continental “a pedido de Guaidó”.

Esto es, que lo que se le atribuye al Gobierno de Nicolás Maduro y al chavismo, lo que se le endilga sistemáticamente y en volúmenes sin precedentes para desacreditarlos, satanizarlos y derrocarlos ha sido fundamentalmente obra del imperialismo estadounidense y sus socios continentales y mundiales.

Estas dos confesiones, fruto del descaro que emana de una prepotencia y una soberbia imperial sin límites, deberían ser premiadas como pruebas de la perversidad que acompañan sus propósitos de recolonización de Venezuela y de Nuestra América; es decir, los intentos de desconocer el derecho de autodeterminación, aplastando esa y todas las soberanías.

Ambas confesiones destilan un odio que va más allá de la rapacidad de un imperialismo decadente que procura apropiarse por la fuerza de nuestras riquezas (petróleo, oro, litio, “tierras raras”, biodiversidad, tierras fértiles, fuentes de agua…) y devela su ira contra todo lo que atente contra su coloniaje, su afán de aplastar nuestras identidades culturales, la supremacía blanca, su racismo proverbial y su indecente desprecio por estas sociedades mestizas, mulatas, negras y sus pueblos originarios.

Pero lo peor de todo es como la mentira -pasándole por encima a confesiones de este calibre y gravedad- se ha convertido en matriz de medios, cadenas informativas, noticieros, analistas, periodistas, políticos, empresarios, pastores, militares…que en todos nuestros países han conformado impresionantes redes de reproductores en gran escala de esta trágica inversión de la realidad.

Inconducta que se podría entender inocente, resultado de la alienación masiva, en personas confundidas, desinformadas o ignorantes de lo que realmente acontece en Venezuela y en el mundo; pero no en los casos de gobernantes, profesionales de la política y la economía, periodistas y comunicadores, representantes de las ciencias sociales, la cultura, iglesias y universidades, la diplomacia, la tecnocracia, la farándula, el deporte profesional y el quehacer militar y policial.

Eso se llama optar conscientemente por intereses espurios y versiones reñidas con verdades conocidas y comprobables, aunque poco difundidas.

Optar por la defensa de privilegios y acomodamientos personales, atropellando la verdad y hasta obviando confesiones como las anotadas.

Disposición a difundir mentiras y medias verdades por temor a las represalias, por falta de valor.

Evadir responsabilidades en desmedro de la ética profesional.

Y, en el mejor de los casos, erigir el liberalismo, el neoliberalismo y el conservadurismo de factura europea y estadounidense en dogmas convenientes, o negarse a reflexionar o investigar antes de hablar o escribir para montarse en la corriente de opinión dominante.

Entre esa camada no faltan bocinas bien pagadas y además pericos y cotarras repetidoras de infundios reaccionarios “made in usa”.

Gracias Almirante o Mariscal Tidd, gracias Mr Abraham por ponerlos en evidencia con estas confesiones y/o “delaciones” premiables. ¡Aplaudo a su pérfida sinceridad!